- ¡Kouki, ya levántate o se te hará tarde! – le avisó su madre desde el otro lado de la puerta y Furihata se vio obligado a abrir los ojos con pereza deseando dormir un poco más. – Pasa, en un momento estará listo – se escuchó decir a la mujer a la vez que abría la puerta y dejaba entrar a un pelirrojo alto y bastante intimidante.
- Buenos días, F... Furi... - Kagami tartamudeo un poco al observar el rostro sonrojado por el sueño de Kouki mientras se tallaba un ojo sentado en la cama.
- Buenos días, Kagami – dijo el castaño con una sonrisita risueña que hizo al tigre sonrojarse ligeramente. – No sabía que... - bostezo un poco – vendrías, ¿pasó algo? – preguntó quitando las cobijas de encima suyo para levantarse e ir por su uniforme escolar.
- Ah... No, no pasó nada. Sólo pensé que podríamos ir juntos a la escuela – soltó con un poco de incomodidad el más alto al no haber pensado en una buena excusa.
- Me parece bien, pero, ¿no sería más difícil para ti? Digo, vives en el lado opuesto así que caminarías más – Furihata dejó su uniforme en la silla junto al escritorio para comenzar a acomodar su cama. – Puedes sentarte, si quieres – dijo con amabilidad señalando la silla.
Taiga asintió para luego tomar asiento en el lugar indicado. – Quizá, pero quería ver, si tú estás de acuerdo, que fuéramos juntos de ahora en adelante. Y también quisiera invitarte a comer algo cuando salgamos, ¿qué dices?
Kouki, que para entonces ya había terminado de tender las cobijas de su cama, lo volteó a mirar con una sonrisa nerviosa, un ligero sonrojo y rascó su mejilla. – Por mí no hay problema, pero soy un poco perezoso para levantarme.
<< Por mí no hay problema en levantarte cada mañana>> pensó al imaginarse estar cada mañana en aquella habitación inundada del aroma embriagador del 12 de Seirin. – No te preocupes por eso. Así podríamos aprovechar a acostumbrarnos a levantarnos más temprano. Aunque no creí que fueras tan flojo – comentó con una sonrisa divertida y el menor hizo un ligero puchero inflando sus mejillas rosadas.
El pelirrojo tragó saliva y miró a un costado hasta que su compañero de equipo salió del cuarto para cambiarse en el baño. Quizás, y sólo quizás, no había sido tan buena idea pasar por Furihata en las mañanas, no estaba seguro de poder contenerse al verlo despertar de ese modo; pues, desde que entró a la habitación, sintió que su corazón tendría un paro cardíaco o que talvez tendría hipertensión. La imagen con la que le recibió el cachorro era demasiado para él, y tuvo que tensar todo su cuerpo para evitar saltar encima de éste.
<<No, no, no, no. No puedo permitir que Kuroko vea éste lado tan tierno de Furi>> se convenció a sí mismo mientras empuñaba las manos con una sonrisa.
- Kagami, ¿ya desayunaste? – interrumpió sus pensamientos el castaño mientras abría la puerta. – Si no, mi mamá hará de desayunar ahora, ¿quieres comer conmigo?
- Claro, me gustaría
* * * *
Caminaba tranquilamente por la banqueta mientras sostenía con una mano el libro que estaba leyendo. Era temprano, pero quería pasar a platicar con Furihata antes de comenzar las clases. Una persona chocó por accidente con su hombro, lo que lo hizo alzar la vista y darse cuenta que, enfrente al lado contrario de donde venía él, caminaban Kagami y Kouki platicando. El tigre comentado algo que, por la distancia, no alcanzó a escuchar y el castaño riendo de vez en cuando para luego decir algo también.
¿Era ese el plan de Kagami? ¿Pasar por el castaño cada mañana? Eso era realmente inesperado, ya que el pelirrojo solía ser bastante malo para levantarse en las mañanas, sin embargo, ese acto sólo demostraba lo serio que iba con Furihata.
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Fundanshi-kun
FanfictionEn la escuela Seirin existen muchos tipos de personas, pero entre ellos se encuentra Furihata Kouki, un estudiante de primer año que es un fundashi y escribe fanfics sobre los famosos chicos que conforman la llamada "Generación de los milagros". Lo...