Capítulo 6

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Después de haber invitado a Mibuchi a comer, y que Momoi le interrogará sobre los gustos del pelo negro, se despidieron para poder dirigirse a la casa del castaño, quien aún no salía del asombro por lo bizarro de la situación. Era temprano, Kouki miró su reloj y se dio cuenta de ello al ver que eran tres de la tarde. Su cuerpo se tensó cuando logró sentir como era tomado por el brazo y volteó su mirada hacia el mayor que le sonreía.

- Tus reacciones son muy lindas, Furihata-kun – le comentó Reo y río divertido al observar como el menor miraba a un costado con cierta vergüenza que se notaba en sus mejillas.

- Son bastantes simples, Mibuchi-san – se excusó con timidez el más bajo e intentó soltarse del agarre, pero fue sostenido con más firmeza que antes. - ¿Mibuchi-san? – cuestionó extrañado al mismo tiempo que ladeaba la cabeza, cual cachorro amaestrado.

- No quiero perderme, Kou-chan – habló de manera juguetona y, aprovechando que estaban solos, lo jaló hacia su cuerpo para poder abrazarle por la espalda. - ¿Por qué eres tan pequeño, Kou-chan? –.

<<Tan rápido y ya me tiene confianza suficiente como para llamarme así...>> pensó Furihata, aunque realmente no le molestaba. – En mi familia no hay nadie alto, somos, más bien, de estatura promedio. Obviamente a mí aún me falta crecer – terminó de decir al mismo tiempo que trataba de caminar con Reo casi encima, quien no parecía importarle la dificultad que tenía. - ¿En su familia todos son altos? – preguntó con curiosidad a la vez que miraba de reojo al otro.

Mibuchi asintió con una ligera sonrisa. – Así es, tanto mi padre como mi madre son altos. Por cierto, Kou-chan, ¿crees que podamos pasear por ahí? La verdad es que Momoi me comentó que te gusta como escribo – habló sin dejar caer por completo su peso sobre el más bajo y por ello mismo pudo sentir como el cuerpo del castaño se tensaba.

- Eso... - Kouki pensó por unos segundos lo que debía responder. Ahora que su amiga había dicho que sentía admiración por el mayor no podía negarlo. Tomó aire y asintió al mismo tiempo que se detenía – Es cierto, la verdad es que me gusta mucho la manera en la que se expresa en cada una de las historias. Además de que no suelen ser repetitivas, sino que cada una de ellas tiene un concepto distinto del amor y cada personaje logra expresar su amor de manera bella. También... - se detuvo al hablar, ya que se había dado cuenta de que estaba haciéndolo demasiado rápido.

- ¡Vaya! No sabía que te gustarán tanto – dijo Mibuchi con diversión para luego soltar al más bajo y ponerse a su lado. – A mí también me gustan tus historias. Debo decir que la última que comenzaste me sorprendió bastante. Nunca pensé que, sobre todas las personas, tú escribirías acerca de Sei-chan –

- ¡Por favor no le vaya a decir nada! ¡De verdad, amó vivir y quiero enamorarme y tener un final feliz! – rogó Kouki con miedo notorio.

El pelo negro río divertido ante la expresión de su acompañante para luego despeinarlo ligeramente. – No te preocupes. Sei-chan tampoco sabe que yo escribo. Aunque ahora que lo pienso, no me importaría si lo supiera. De hecho, Kotaro sabe – comentó con simpleza al mismo tiempo que se encogía de hombros. – No te deberías preocupar demasiado por eso. Aquellos que se enteren y te sigan tratando igual, esos son tus verdaderos amigos –

Furihata soltó un suspiro. Mibuchi tenía razón y lo sabía. Pero también cabía mencionar que sus personalidades y pensamientos eran completamente diferentes. Aunque Reo fuera rechazado por algunos por los gustos que tenía, fácilmente podía encontrar nuevas amistades porque tenía una gran personalidad. En cambio, si Furihata fuera rechazado por algunos por los gustos que tenía, difícilmente podría encontrar amigos, lo único que le quedaría sería cambiarse de escuela. Porque el yaoi no lo dejaría ¡De eso ni hablar!

Fundanshi-kunWhere stories live. Discover now