El agua fría cubre sus pies para, tras un simple pestañeo, despedirse y volver al punto de partida. El marrón de sus ojos se funde con el azul del océano y el contraste de naranja y rojo con unos trazos de amarillo claro del cielo. Una explosión de miles de colores tiñen el paisaje que contemplo a su lado. Como si el causante hubiera sido un niño con afán de crear un cuadro que pudiera robarte el aliento, el lienzo frente a nosotros está lleno de esperanza y sueños escondidos en los límites que marca el horizonte.
-Desearía poder perderme entre las olas del océano, confundirme con la espuma blanca y ser arropado por su tranquilidad. -Su voz es guiada por el pacífico viento- Pero me aterra su inmensidad.
Cada tarde, nuestras huellas son impresas sobre la arena bajo nuestros pies para, en apenas un segundo, ser borradas por las juguetonas olas. Y nos quedamos aquí por lo que a mí me parece una eternidad, pero nunca es suficiente para él ya que, cuanto más nos adentramos en la profundidad de este azul marino, él se enamora un poco más del océano. Con cada bocanada de aire que toma cuando el sonido de la mar calmada roza sus mejillas, desea una vez más entre suspiros, ser parte de esa inmensidad a la que tanto teme.
Sentados frente al atardecer en un caluroso día de verano podemos, un poco más, ignorar la cruda realidad que nos espera, así como también escapar del futuro incierto que nos persigue.
Él, perdido entre letras, sujetando un pequeño cuaderno rojo en sus manos, parece viajar a través de un universo formado a partir de palabras, historias y enigmas, plasmándolas en el papel blanco.
-Jimin. -Mi voz le detiene por un segundo, el tiempo necesario para que nuestras miradas se topen por el camino-¿Estás escribiendo otra vez?
-Sí. -Con una sutil sonrisa en su morena tez, sus ojos caen sobre las frases que construye con cien anhelos y secretos que nunca se atrevería a pronunciar en voz alta- Ya solo quedan novecientas noventa y seis.
Permanezco en silencio observándole, preguntándome cuándo cruzaría por su mente la desbaratada idea de escribir mil cartas para el océano.
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mil cartas para el océano. | kookmin
Fanfiction❝-¿Crees que es posible tocar el cielo?❞ ❝-¿Y qué si no podemos? Estamos tan obcecados en querer llegar al cielo, que olvidamos el suelo sobre el que caminamos. Mientras pueda mantenerme de pie aquí mismo, no me importa que mis dedos nunca rocen las...