18. th

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Al acercarme al final del pasillo, donde él debería estar esperándome ya impaciente, mi hombro choca contra una figura que se abalanza veloz hacia el lado contrario al que me dirijo, pero aún así pude reconocer su tez pálida. Sin embargo, no me detengo, pues siento que las aguas se han adueñado del suelo que pisamos y están empeñadas en tragarnos, quizás...

-¿Jimin?

Quizás sean sus lágrimas las que crearon este océano en el que nos hallamos atrapados.

-El que acaba de marcharse... -Comienzo a posar mi mano sobre su hombro- ¿Era quien estaba con Jungkook? ¿Ha sido él quien te ha hecho llorar?

Pero me cegaría con puras patrañas si ahora mismo asegurara que este azul que le ahoga ha sido creado bajo el Sol que nos contempla hoy, pues sé que el mar en el que se pierde su alma comenzó a perseguirle hará ya casi medio año.

-Todo está bien, Tae.

La marea sube, tornando su corazón en un náufrago que busca desesperado su salvación, aún así, jamás exclamará que anhela sentir el tacto de una mano indulgente que pueda socorrerle.

-Hey... -Susurro al abrazarle, para así al menos saltar a las profundidades junto a él- Aquel día hicimos una promesa, ¿recuerdas?

Y es que si él tan solo necesita a alguien que le acompañe en su naufragio, entonces me lanzaré de cabeza a mil mares.

-Prometiste que jamás volverías a mentirme.

Pero si aquello que desea es que la espuma blanca le permita respirar en paz de nuevo...

-Así que no lo hagas.

Entonces quiero que pida ayuda a la gentil Luna.

Se aferra a mí con la fuerza de un oleaje, a pesar de que la debilidad le carcoma y el agotamiento cale sus huesos, ya que su mente cansada desearía poder divisar una pequeña isla en la cual ser capaz de caminar, pues el agua helada enfría su piel y la frustración le impide nadar.

-Quiero gritar. -Musita ahogando mil sollozos.

-Pues hazlo. -Acaricio su cabello azabache en un intento fallido por consolarle.

-Quiero llorar. -Y ésto podría sonar irónico pues las lágrimas ya se deslizan rebeldes por sus mejillas, pero puede que el agua del océano en el que se extravío no le deje sentirlas.

-Está bien; llora.

-Quiero volver atrás en el tiempo. -Su voz apenas audible es un arma compungida que casi corta mi piel- Al día en que todo se desvaneció, para así evitarlo.

-Eso es algo que todos deseamos. -Confieso entre suspiros.

-Le quiero.

Quizás, desde hace ya más tiempo del que querría admitir, él dejó de mover sus piernas para tratar de mantenerse a flote.

-Lo sé, Jimin, lo sé.

Quizás desde aquel día su cuerpo sin vida se balanza hacia las profundidades oscuras tan tenebrosas, y es tan solo su mente la que aún sobrevive, aunque sea entre el dolor y el sufrimiento.

-Y lo lamento.

Quizás mil sentimientos afloren en su marchito corazón a pesar de que éste ya no palpite.

mil cartas para el océano. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora