-Te quiero. -Son las últimas palabras que lee en voz alta.
Jamás pensé que esas dos palabras que tanta paz deberían otorgarme, podrían desatar el mayor huracán dentro de mí.
-Perdóname. -Añade al final.
Y jamás imaginé que pronunciaría esas nueve letras con tanta pesadumbre en su amarga voz, mientras miles de lágrimas se deslizaran veloces por sus mejillas.
-Jimin...yo...
Asiente levemente, tal y como si quisiera otorgarme el permiso para confesar aquello que escondo en mi garganta o, quizás, como si me rogara que soltara esas palabras a pesar de la oscuridad que puedan vertir sobre él.
-Yo... no te quiero.
Y llora de nuevo, o puede que nunca se detuvieran esas gotas cristalinas que conquistan su rostro, toma una gran bocanada de aire y... sonríe.
-Ya lo sabía.
Me brinda una mirada tan suave y dulce como triste y nostálgica al acariciar mi mejilla con afecto en la punta de sus dedos.
-Pero, de alguna forma, necesitaba que fueras tú quien pronunciara esas palabras en voz alta para que al fin pudiera aceptarlo. -Confesión tras confesión se despide de los rincones de su mente- Para al fin... dejarte marchar.
¿Cuánto tiempo he esperado que al fin plasmara en letras esas mismas palabras?
-Para decir adiós al que una vez me amó.
¿Cuántas veces le rogué que olvidara al que solía ser?
-Para poder rendirme.
Y sin embargo ahora, estas palabras parecen cobrar otro sentido.
-Hey, no llores. -Susurra y disimula el sonido sordo que emite su corazón al quebrarse- Está bien. Ya era hora de que afrontara la cruel realidad.
Ahora mismo, esto no es lo que anhelo escuchar.
-Debemos tomar caminos separados.
No, detente.
-Será mejor así.
No te atrevas a susurrar esas palabras de nuevo.
-¡Pero...! -Intento parar el sinsentido que deja escapar de sus labios.
-Jungkook, lo sé. Sé que esto no es lo que deseas. Lo sé. -Me interrumpe en seco- Y sé que no debería alejarme de ti por mi propio egoísmo, así que lamento no poder pemanecer junto a ti.
El dolor punzante y agudo que una vez reinó en mi cabeza, ahora posee mi corazón tan débil y frágil ante esta escena que me desgarra el alma.
-Pero mientras siga amándote, no puedo quedarme a tu lado. -Musita cubierto por un manto de remordimientos- Porque quema mi pecho y no soy lo suficientemente fuerte para soportar las llamas.
¿Por qué?
-Hagamos una promesa, ¿vale?
No.
-El día que deje de amarte...
No.
-Iré a buscarte a donde sea que estés.
No.
-Entonces, podremos seguir visitando esta playa tal y como siempre hicimos.
No.
-¿Promesa? -Pregunta en un hilo de voz al ofrecerme su mano.
La tomo.
Me aferro a ella tal y como si mi vida dependiera de sus dedos.
No la suelto.
-¿Jungkook? -Dice al tratar de librarse de mi agarre.
Me niego a dejarle desaparecer.
-Mi corazón...
Su mirada confusa se desliza hacia el lugar donde mi corazón debería encontrarse.
-Me ruega que no te permita marchar. -Confieso también- Sin embargo, mi mente es inpacaz de hallarte en mis recuerdos.
Ya no intenta deshacerse de mis fríos dedos, en su lugar, sonríe una vez más solo para mí.
-Es porque me lo prometiste.
No hallo sentido a sus palabras.
-Me prometiste que permaneceríamos juntos para siempre. -Musita al asentir- Y los corazones jamás olvidan las promesas que hacemos.
-¿Los corazones también pueden recordar? -Pregunto algo escéptico al secar mis lágrimas con la manga del jersey.
-Ellos no atesoran recuerdos, por ello no podrás saber cuántas veces te encontraste con alguien a lo largo del camino que has recorrido o el olor de ese lugar que tan hipnotizado te tiene...
Coloca su otra mano en mi pecho, así ahora otorgándome una paz extraña.
-Pero siempre recordarán aquello que una vez sentimos. -Casi soy capaz de distinguir algo de orgullo en su voz- Y hubo un tiempo... en el que estuviste enamorado de mí.
Y con sus palabras marcando el ritmo, llega la escena final. Pues mi mente jamás me mostrará aquello que más deseo contemplar y tan solo podré añorar su mirada, así como desearé no haberme adentrado en este océano aquella noche. Al desaparecer su sombra en la arena y ser las farolas las únicas luces que me brindan algo de cobijo en esta soledad que me consume, me pregunto por qué no podrán nuestros corazones atesorar recuerdos también.
Me hallo anhelando que nuestros caminos nunca vuelvan a cruzarse, pues aquello significará que has dejado de amarme. Sí, también puedo asegurar que a lo largo de estas páginas todos fuimos poseídos por el mayor enemigo del humano: el más puro egoísmo.
Espero que algún día puedas perdonar que olvidara haberte amado.
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mil cartas para el océano. | kookmin
Фанфик❝-¿Crees que es posible tocar el cielo?❞ ❝-¿Y qué si no podemos? Estamos tan obcecados en querer llegar al cielo, que olvidamos el suelo sobre el que caminamos. Mientras pueda mantenerme de pie aquí mismo, no me importa que mis dedos nunca rocen las...