Sentado frente al océano que me arrebató todo cuanto atesoraba, pienso en todas aquellas veces en las que deseé poder escribir en su ventana con la luz de cien luciérnagas esas dos palabras que ya han caído en el olvido. Y me descubro otorgándole un nuevo sentido a estas cartas que por tanto tiempo estuve escribiendo, pues al principio fueron producto de mis ruegos al cielo, de mi fuerte anhelo por que él recordara todos aquellos recuerdos que yo he plasmado en estas hojas blancas, sin embargo, ahora tan solo me limito a esperar que al ser devoradas por la furia de la mar salada, yo al fin sea capaz de olvidar las palabras que llevan con ellas también.
¿Cuándo comencé a añorar poder olvidar su tacto sobre mi piel?
La espuma entrometida me susurra que ya ha llegado el momento de aceptar que sus manos gentiles no regresarán, y que el océano jamás me devolverá aquello que una vez nos robó sin pudor alguno. El oleaje empeñado en hacerse dueño del paisaje quiere obligarme a soltar las cartas a las que me aferro con manos heladas y temblorosas, pues sabe con certeza que se acerca el final de esta historia que fue olvidada.
¿Cuándo empecé a querer despedirme de aquel mundo que juntos construimos?
Sin embargo, y por muy alta que suene la voz de la lógica y las nubes me repitan una y mil veces que debo dejar mis sentimientos marchar, se halla en mí un ápice de esperanza que no parece planear abandonarme. Pero lo sé, sé que debería ignorar los golpes que da con ahínco en mi pecho, por ello, derramo sobre las aguas cada carta que llevo conmigo.
Océano, te ruego que le devuelvas aquello que le pertenece.
No.
Océano, te pido que me ayudes a olvidar.
Las olas cargan con miles de letras que rebosan significado, y mis lágrimas se confunden con su azul, tanto que ni el sonido de ellas estampándose contra el agua puede ser escuchado; tal y como si yo no me hallara aquí. Tal y como si hubiera comenzado a desaparecer.
-¡Jimin!
ESTÁS LEYENDO
mil cartas para el océano. | kookmin
Fiksi Penggemar❝-¿Crees que es posible tocar el cielo?❞ ❝-¿Y qué si no podemos? Estamos tan obcecados en querer llegar al cielo, que olvidamos el suelo sobre el que caminamos. Mientras pueda mantenerme de pie aquí mismo, no me importa que mis dedos nunca rocen las...