Capítulo 3: La familia Lightwood

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Pov Magnus

Aún recuerdo la primera vez que lo vi. Fue como ver un Ángel. Su cabello negro, su piel pálida, sus labios... recuerdo que en ese primer momento no conocía el color de sus ojos, solo vi sus largas y negras pestañas, ya que eso era lo que sus ojos cerrados me permitían ver. Tocaba el piano con tanta pasión, con tanto anhelo que incluso me dio miedo invadir su espacio y por esa razón me quede recargado en una de las estanterías, mientras lo observaba.

Fueron minutos, muy pocos a mi gusto, ya que el ángel me descubrió mirándolo. Y fue en ese momento que pude ver el color de sus ojos y wow... eran de un azul intenso, un azul que jamás había tenido el honor de presenciar en los ojos de alguien más.

No creo poder describir lo que sentí en aquel instante pero si puede decir que fue algo diferentes, algo que jamás me había sucedió en toda mi vida.

Alexander... el dulce Alexander... después de esa mágica ocasión creí que no lo volvería ver, que todo fue una simple coincidencia y que en realidad no había sentido nada extraño, simplemente vi a un chico maravilloso, tocando una melodía igual de hermosa que él, pero solo eso.

No sabía que tan equivocado estaba.

Me fui de la ciudad durante dos semanas. Dos semanas en la que no pude quitar aquella música de mi mente, junto con esos hermosos ojos azules. Cuando regrese estaba dispuesto a buscarlo y con esto me refiero a interrogar a Clary acerca de aquel chico, pero todo esto fue completamente innecesario al encontrarlo en Grand Central. Fue como si todo estuviera en su lugar y tomara sentido. Me acerque a él, me invito a salir entre tartamudeos y nos vimos durante lo que pareció una eternidad sin decir una sola palabra, antes de que diera media vuelta y me fuera con todas las emociones a flor de piel. Ese fue nuestro segundo encuentro y lo recuerdo como si fuera ayer.

Seré completamente honesto, no sé en qué momento comencé a enmaromarme de Alexander Lightwood, pero sí sé que fue como quedarse dormido, primero lentamente y después de golpe, para terminar en un hermoso sueño del que no quería despertar.

Luego de aquel encuentro en el café, sabía quién era, sus sueños, sus aspiraciones, sus pasiones e incluso un poco de su corazón. Y supe desde ese instante que ese era el hombre que estaba buscando, que esa era la persona que con la que quería estar. Claro que Alec no sabía nada de esto. Aun.

Pov Alec

Entro al fin al Hospital Bellevue. Antes de lo que paso solo veía este edificio como un hospital más, uno que pensé jamás conocería. Solía decirse que aquí tenían a los mejores médicos y es verdad, ya que sin ellos probablemente estaría visitando un cementerio en lugar de un hospital.

Saludo a la recepcionista con un pequeño gesto con la cabeza y subo en silencio hasta el tercer piso. Al llegar camino por los pasillos blancos donde enfermeras y doctores pasan con medicamentos y recetas. No dejo de caminar hasta llegar a cuidados intensivos. La enfermera a cargo de la zona me saluda con una pequeña sonrisa antes de que me acerque a su escritorio.

-Hola Lydia ¿Qué tal todo? –

-Alec, creí que no te vería hoy – Dice mientras me ve. Debo verme horrible por la expresión que muestra.

-Ese era el plan, Izzy vendría pero... yo... simplemente no puedo hacerlo –

-Lo sé y lo entiendo – Dice mientras pone una mano en mi hombro.

Conozco a Lydia desde hace unos años, la conocí el día que casi me rompo un brazo por culpa de Jace y Clary, tras el susto me llevaron al hospital.

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