Memories

849 106 50
                                    

28 de febrero 2000

Un día sombrío se presenciaba aquel lunes, donde el tráfico se encontraba terrible, dañando a la audición con los chillantes cláxones. La lluvia no tardaba en dar su aparición, ya que las nubes amenazaban traer consigo aquel bello fenómeno. A la gente le disgustaban los días con el clima así, por la ausencia del cálido sol; donde aquella gigante estrella había ganado una gran fama, por las personas. Además, la presencia de la brisa causaba mayor exasperación; por el frio que corría en el ambiente. Teniendo que usar algún abrigo, para evitar pasar gélido.

Desert Valley, hospital con más prestigio en Hesperia California, se encontraba ateniendo a varios pacientes, de forma habitual. Siendo testigos de nacimientos y muertes diariamente, lo que no causaba ni asombro o tristeza, ya que el personal que laboraba ahí, estaban acostumbrados, siendo ya la rutina diaria.

Aquel día el hospital se encontraba algo "Tranquilo". A diferencia de días agitados para doctores y enfermeras, por atender a los múltiples pacientes. Pero aquel 28 de febrero era la excepción, no siendo tan común la calma allí dentro. Se podría decir que no había tantos pacientes, a excepción de internados anteriores, pacientes en estado de coma y algunas mujeres pariendo.

Aquel preciso día nacería el bebé llorón, que sería menospreciado por todos a su alrededor. Quien diría que existiría alguien que todo el mundo lo odiara, siendo uno de los chicos con peor suerte.

Centrándonos una vez más a lo que sucedía en la habitación. Se encontraba una mujer recostada en la fría cama del hospital. Mientras esperaba impacientemente a los doctores y enfermeras, el dolor era terrible, sentía que iba a morir. No era madre primeriza; pero en cambio con su primer hijo, era totalmente diferente. Justo en aquel momento se arrepentía por tener sexo sin protección, que error había sido ese maldito niño. Que lo odiaba antes de conocerlo, ¿Cómo sería su reacción al verlo?
El doctor entró, portando una gran sonrisa, con sus dos dientes que sobresalían del resto, dándole un aspecto de la dentadura de un conejo.
La mujer suspiró aliviada, por fin había llegado el doctor, quien le sacaría aquel bebé, que ya no lo soportaba adentro.

La anestesia fue proporcionada por el doctor, para evitar el dolor durante el parto. Para pronto, el medicamento empezó a hacer efecto, sintiendo mareos y "Felicidad". Después de todo seguía siendo una droga.

La enfermera entró al cuarto, portando un par de instrumentos, que posteriormente utilizaría el médico. Su entusiasmo se presenciaba, pero era opacado con el aún mal humor de la mujer, aunque estuviera ciertamente anestesiada. Al igual el doctor, estaba un poco fastidiado, la sonrisa total hipocresía.

El parto había empezado, el dolor aún se sentía, ¿Sería por qué la anestesia estaba mal administrada? Ninguno de los dos encargados de su embarazo se preocupó, solo siguieron haciendo lo suyo, ignorando en gran parte los gritos de la mujer, que advertía que le dolía como el infierno. Las piernas le las chicas fueron abiertas, para así poder empezar.

Sin duda alguna fue su peor embarazo, y último estaría segura. El doctor sin duda no tenía idea de lo qué hacía, ¿Acaso la odiaba?

Empezó a pujar con todas sus fuerzas, para poder terminar con esto de una maldita vez, aunque pensaba que en ningún momento salía.

Necesitaba a su marido a su lado, quería arrepentirse, no podía más. Pero él, se encontraba engañando a su amada esposa, por primera vez. Pudo ser por la calentura, su secretaria tenía un gran cuerpo. Pero no había justificación alguna. Faltó al nacimiento de su hijo. Pareciera que todo se había desboronado, cuanto desastre había generado aquel niño. Su familia perfecta caía por los suelos, ¿Acaso era una señal? Desde aquel momento había hecho un error, de los que iba a cometer.

Centrándonos una vez más en el próximo nacimiento, la mujer se encontraba gimiendo, del dolor que presentaba. Alrededor de cinco minutos después, la cabeza había salido por aquel orificio. El doctor solo lo jaló delicadamente, por la gravedad del asunto. Al fin salió aquel demonio, pensó su madre.

La enfermera sonrió, era completamente hermoso. Lo llevó a limpiar, quitándole los restos de sangre. Aunque sus lloriqueos no paraban. Con delicadeza lo llevó hasta su madre, con el propósito de enseñarle aquel ángel.

La mujer había sacado un cigarrillo de su bolso, diciéndole a su hijo que le pasara el encendedor, al dar las jaladas y expulsadas de aire, ayudaban en cierta manera a relajarse. Pero los sollozos de aquel niño la hacían desesperar, ¿Acaso jamás se iba a callar?

- ¡Es un niño! - Mencionó la enfermera sonriente, tratándoselo de dar, aunque la mujer negó con la cabeza, tapándose fuertemente los oídos. La enfermera sólo miró al niño con tristeza, llevándoselo. Era la primera vez que una madre rechazaba a su hijo, fue algo sorpresivo. Sin previo aviso una lágrima escapó, sintiendo lástima del pequeño.

"Todos sienten lástima de él, ¿Por qué? ¿Acaso no conocen otro sentimiento?"

Desde ese día fue llamado bebé llorón.





































































Los rayos de sol se colaban levemente en la ventana, siendo estos algo molestos para ambos jóvenes, causando que los dos despertaran. Un poco de vergüenza invadió a Joel, estaba abrazado del mayor, sintiendo la respiración del contrario. Como reflejo sonrió, acariciándole levemente la mejilla a Erick, se le escapó una sonrisa boba, siendo causada por su lindo novio. Con algo de pereza, Erick se levantó. Para poder realizar sus actividades diarias.

- Te adoro, mi pequeño bebé llorón, ojalá que jamás nos separemos - Pensó, sintiendo una lagrima venir. Lo bueno fue, que no estaba a la vista de Joel, sino, éste le hubiera atacado con mil y una pregunta

Aunque quisiera negarlo, sentía algo entre él. Y no, no era un simple apetito o algún síntoma del amor. Se podría decir, que él siempre había tenido aquel don, de presentir lo que iba a suceder. Acaso podría ser verdaderamente loco, pero, aunque lo quisiera evitar, sentía aquel mal presentimiento. Después de lo bueno, siempre viene aquella falla, donde todo se arruina. ¿Por qué no puede tener un final feliz?

Otra lágrima escapó, ¿por qué ahora se estaba convirtiendo en un bebé llorón?

Sin otro remedio, terminó de arreglarse, con demasiada pereza de intermedio. Optando por estar serio gran parte del rato, ganándose miradas con duda de Joel. Y aunque le tratará de decir que todo iba a estar bien. Sabía que esta vez no iba a ser así, apostaba que alguno de los dos arruinaría todo, y claro que ganaría

Soy un
Perdedor, solitario
Un cobarde que pretende ser fuerte
Un medio delincuente
En el espejo, eres
Sólo un perdedor
Un solitario, un tonto cubierto de cicatrices




















Ambos con las manos tomadas, con una sonrisa nerviosa, tratando de ocultar. Su destino estaba escrito, no había vuelta atrás. Se amaban mutuamente, pero aquello no los iba a mantener juntos. Desde ahí comenzaba la mala suerte.

- Te amo - susurró de repente Joel, como si fuera la última vez que saliera de su boca. Angustiado y con nervios, apretó aún más aquel agarre, sin siquiera sentirse seguro.

- Te amo - Confesó, mirando a su acompañante, quizá sería la última vez que lo tendría así de cerca.

Podría ser que ambos estuvieran exagerando, pero lo que sentían era más fuerte que la poca cordura que quedaba. Quizá sabían lo que iba a pasar. Quizá.

Y ambos se adentraron a aquel Instituto, donde hablaron por primera vez. Donde hablarían por última vez.












...

El siguiente capítulo lo publicaré pronto, ya que lo tengo casi escrito.

Ya extrañaba traerles un capítulo, así que dejé mi flojera atrás y me digne a actualizar.

Lo primero es el inicio de Cry baby, lo demás es de manera actual.

La fecha está "mal" en realidad es del 1999, edad ficticia.
...

Cry Baby • JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora