// Pintura //

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Hannah,

Hoy intentaste pintar sobre un lienzo el paisaje que habías visto anoche en un sueño, dando pinceladas suaves y precisas, mezclando colores y dando matices hermosos, sonriendo al notar como la pintura cobraba vida tras cada nuevo color, armando con tus colores brillantes una verdadera obra de arte.

Jamás has pintado un cuadro -que no haya sido para las clases-, pero hoy te despertaste con ganas de intentarlo; robaste una de mis sudaderas viejas y te la pusiste tras recoger tu cabellera en un moño alto, esparciste las acuarelas y oleos por toda la habitación, armaste el lienzo y te sentaste a trabajar, a cada pincelada que dabas mi corazón latía más a prisa.

Estuve merodeando cada tanto mientras realizabas tu creación, con una taza de café entre mis manos debido al frío de otoño; las manchas de pintura en tu rostro te hacían lucir adorable y sólo tenía ganas de besar tu frente cuando fruncías el ceño si el color no era del matiz correcto. Observé como a través de los colores brillantes que pintabas caía más y más enamorado de ti.

Jamás has pintado un cuadro, pero hoy fuiste toda una artista de esas que exponen sus obras en París porque en cada color que delineabas en el lienzo me mostraste un poco más de ti. Pintaste un bellísimo amanecer de tonos rojos, naranjas, amarillos y rosas, con algunos matices azules y negros de fondo; plasmaste unas cuantas tímidas estrellas despidiéndose antes de dar paso al día, y logré ver en ellas tus anhelos. Pintaste aquel sueño de una vida pacífica, ese que siempre me dijiste que querías.

Deseabas amaneceres tranquilos con sonrisas coloreadas, deseabas borrar todo rastro de tonos oscuros, aquellos tonos de gritos y dolor que viviste durante algún tiempo.

Jamás has pintado un cuadro, pero colgué tu pintura en la sala porque no hay retrato más digno de presentar que los anhelos de tu corazón, porque no habrá más tonos oscuros en tu vida mientras yo pueda colorear tus tristezas.

Cariño, tú eres arte de pinceladas suaves y colores alegres.

Firma, Sean

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