// Piano //

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Hannah,

Hoy intentaste crear melodías suaves de piano, presionando con pasión e ímpetu cada tecla, moviendo tus dedos ágilmente sobre el blanco y el negro, llenando de bellas notas el ambiente, recorriendo con los ojos cerrados los tonos bajos y altos, armonizando los bemoles y los sostenidos, creando, soñando y plasmando una melodía efímera como una estrella fugaz, pero fuerte como un viejo roble de jardín.

Jamás has tocado el piano, pero un día te despertaste con ganas de intentarlo; acudiste a casa de aquel extraño personaje de sonrisa cálida al que llamas mejor amigo y le pediste –exigiste- que te enseñara a entonar aquellas notas pintadas de antigüedad y vida.

Llegaba casi todas las tardes a verte practicar, paseando en casa de tu amigo mientras esperaba que tú terminaras, me deleitaba con las notas dulces que entonabas y reía con los primeros intentos fallidos, lo hacías terrible, realmente terrible, pero justo en ese momento donde fallabas mi amor por ti crecía porque jamás te dabas por vencida. Lo seguías intentando días tras día.

Deseabas recrear la historia de aquella niña llena de miedos, de llanto roto y miedo implantado, deseabas con toda tu fuerza destrozar aquellas notas para olvidar, dejar de una vez por todas en la música tu sentir.

Jamás habías tocado el piano, pero grabé a escondidas aquella triste melodía porque mi corazón dolió de tan solo escucharla, y saltó de alegría al ver tu resplandeciente sonrisa al terminarla. Te sentías un poco más libre en cada intento.

Linda, tú eres arte de notas antiguas y melancólicas.

Firma, tu novio

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