Al llegar a mi habitación acomodé todas mis maletas, quería irme, no quería volver a verla.
Pasó una hora en la que me estuve atormentando recordando ese maldito momento, subí al ascensor con mis maletas y algunas lágrimas en los ojos, muy entrado en mis pensamientos hasta que el sonido del elevador me hizo reaccionar y bajarme de el.
Fuí a la recepción y entregué todo, rogando por no encontrarme a Melissa al salir. Tomé camino hacia la gran avenida y quise tomar un taxi, pero la vida no me quiere y sí, ella estaba parada fuera de la puerta del hotel, con suéter delgado que no la cubría nada del insoportable frío que hacía ahora. El frío le daba un tono rojo a su nariz viéndola como una persona a la cual le da una gripa insoportable.
— Hey. — Saludo con la mano y solo la esquivé caminando a otra dirección. — Luke no puedes ignorarme así, ya casi ha pasado un año, ¡Superalo!
Oh no, eso fue la gota que derramó el vaso. Me voltee enfrentándola y haciendo que retrocediera provocándome una sonrisa burlona.
— ¿Me pides que lo supere, cómo pretendes que lo haga, eh? Pides que te deje en el olvido y te borré de mi memoria, actuando como una persona a la cuál le dió amnesia.
» ¿Sabes cuántas veces lo he intentado? ¡Miles de veces, Melissa! Trate de olvidarte y encontrarte en alguien más pero sabía que nadie se podía comparar contigo. ¡Eras y serás el amor de mi vida! Desgraciadamente encontraste un camino nuevo y tomaste otra dirección dejándome solo y varado como un náufrago. Lo peor es que sigo cayendo en la misma isla esperando a que vengas a mi rescate, ¿Sabes qué? Me cansé, ahora yo te quiero fuera de mi vida. Porque también me canso de verte en cada estúpido sueño que ahora más bien son pesadillas, no quiero verte nunca más porque hay probabilidad de que vuelva a ser el niño tontamente enamorado que estaba por ti, corro el riesgo de volver a caer y no hay nadie que pueda levantarme, ya no. Ahora yo soy mi propia salvación. «
Cerró sus ojos con fuerza tratando de no derramar las lágrimas que a medida que decía eso se acumulaban, agachó su cabeza y fue ahí cuando noté una lágrima caer.
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— No puedes venir así de la nada a pedir perdón y quererme recuperar, no lo hagas. Me das un poco de lástima. — Dí la vuelta y seguí con mi camino mirando sobre mi hombro a la pelirroja que deje atrás.
Después de todo lo que dije pude sentir como un peso más se iba de mi y se sentía bien.
...
Había llegado a mi apartamento hace una semana, si, hace una semana ocurrió lo sucedido con Melissa. Le había contado todo a Calum y Michael, ellos como buenos amigos me apoyaron y terminaron llevándome a un bar, gran apoyo el de ellos. Ahora me encontraba tirado sobre el sofá mirando cualquier programa que pasaban en la TV.
Pensaba en donde viajar la próxima vez o visitar algún lugar en dónde ya haya estado, NY queda descartado por obvias razones, tal vez le diré a Mike que me recomiende lugares.
Pasaron las horas y yo sólo miraba un programa de cocina que transmitían, ¿Por qué lo hago si no siquiera cocino? Bueno, algún día podré animarme y cocinar algo comestible.
Apagué la televisión ya que me había aburrido de eso y llamé a Michael.
— Arcoíris, salgamos, estoy aburrido.
— ¿Cuándo dejarás de llamarme así? Apenas nos conocimos y ya tenía ese sobrenombre. — Soltó un bufido y yo reí.
— Parece que no estás de buen humor, entonces llamaré a Cal, pediremos pizza y jugaremos en la consola, adiós.
— N-no espera, yo quiero pizza. — Habló rápido y mi risa resonó más.
— Apúrate, arcoíris. — colgué antes de que pudiera reclamarme.
Al cabo de un rato ya tenía a mis dos mejores amigos en mi apartamento haciendo desastre, podemos ser mayores pero nuestras almas de niños nunca se irán.
