Arg, no pensaba que pasaría esto.
Estamos en un clan lejos de casa, ni si quiera esto se parece a infinity. Aquí solo hay unas cuantas tiendas de campaña mugrientas. Odio esto, yo soy más de ciudad. Este maldito suelo polvoriento hace que me lloren los ojos. ¿Por qué a mí?
-Vamos, lentorro. Que tardas una eternidad.- dijo Kilian en la distancia.
Luego esta Kilian. Y pensar que hace nada estaba enfermo, ha vuelto a dedicarse a animar al equipo. Por ejemplo, ahora esta intentando que acelere el paso. ¡No soy capaz de seguirle! ¡Va muy rápido! Y además no tengo ganas de correr.
-¡Vengaaaa...!- dijo mientras me empujaba desde mi espalda.
-¡Para, pedazo de bruto!- le gritaba, sin obtener resultado. Parecíamos dos niños pequeños peleandonos y la gente nos miraba extrañados, como si estuvieramos locos.
Entonces, pasó. Me estampé contra el suelo polvoriento. De cara.
-¡KILIAAAAAN!-
-Oh no.- dijo entre risas.
-Como te pille...- dije enfadado
¿Y cómo es que dos personas tan distintas son amigos? Es una larga historia.
✳✳✳
Nos situamos en infinity, el antiguo infinity. Dos niños pequeños jugaban en un angosto callejón, uno era un pequeño niño de pelo rubio y pecoso, y el otro era un pequeño niño con las piernas llenas de tiritas, a su sonrisa le faltaba uno de los dientes, y su pelo era rizado y negro como el carbón. Jugaba con un pequeño coche. Eran los pequeños Owen y Kilian, no tendrían más de 5 años.
-Oye. Tengo que irme.- dijo Owen, que ya estaba aburrido. Estaba colgado de una tubería metálica.
Kilian parecía distraído con su juguete. Hacia los sonidos del motor, como si fuera de verdad. Le lanzaba por los aires.
-¿Por que vas a irte?-
-Tengo que ayudar a mamá.-
-Pfff... Las madres son un rollo.-
-¡No digas eso!-
