Capítulo 6: Una nueva esperanza

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Sus palabras hacen que mi brazo se calme y que vuelva a su forma natural. El cuerno se retrae y Reconozco al fantasma de mi padre, Edward Northway. Su pelo rojizo, ahora canoso, brilla menos dentro de la capucha y veo que sigue tan robusto como siempre. Su barba ahora es más descuidada y frondosa y tiene una cicatriz que le atraviesa el ojo izquierdo. Ya no es tan alto en comparación conmigo, sino que es de mi altura. Quizá le saque un par de centímetros.

No hagas de esto un momento cursi...

- ¿Padre?... - Pregunto, atónito.

Él esboza una sonrisa, pero es casi enseguida cortada por la situación de destrucción que hay a nuestro alrededor.

-Dan....-Él baja la mirada- Siento haberos dejado atrás, supongo que tendrás muchas preguntas. - Dice, parece que apenado.

- ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo sabías dónde estaba? -Pregunto, haciendo caso omiso a su disculpa, total, ya lo tengo asumido.

- ¿Sabes la que se ha armado con respecto a la iglesia en todo el mundo? Me esperaba que fueses tú, al fin de al cabo creen que podrías ser el heraldo de la destrucción del que tanto se habla.

-Heraldo de... ¿Qué? - Pregunto sin entender nada.

-De la destrucción, creen que podrías condenarnos a todos. Incluida la resistencia, así que nos han encomendado a nuestro escuadrón que te capturemos.

Esto me deja helado, ¿Ha venido para capturarme?

Se escuchan estruendos en la lejanía y eso nunca es un buen presagio

Los miró fijamente a los ojos y veo como el brillo se ha ido, la culpabilidad se le transparenta en ellos.

- ¿A capturarme? ¿Qué he hecho yo? - Digo casi con la voz quebrada.

Mi padre, quien me abandonó años atrás, ahora quiere capturarme por órdenes de un superior, sin explicarme nada. Me siento como simple ganado, como un animal que se ha escapado y a quien deben encerrar.

-No hay casi tiempo, los refuerzos de la iglesia llegarán enseguida, de momento mi escuadrón puede contenerlos, pero tenemos que salir de aquí. Puedo conseguir que te dejen unirte a la resistencia, tengo peso en la corte y dudo que haya algún problema si no la armas como en tus anteriores encuentros. Lo de capturarte es una forma de hablar casi para ellos.

Dice, notándose que es para que le escuche y siga, muy típico de mi padre.

Me doy la vuelta y quito los grilletes que aprietan las manos y cabeza de Zoyla, que está llorando y lamentándose, con el mismo calor que sentí antes. Olvido por un momento que es mi padre y veo a alguien que mata inocentes sin razón alguna, incluso su figura ahora me asusta un poco, la figura de un hombre sin compasión. Zoyla se desploma cuando la suelto, haciéndose una bola en el caos que está ocurriendo alrededor

- ¿Por qué ibas a matarla?... ¡Quiero explicaciones! - Pregunto, tenaz, y sin tan siquiera girarme a mirarle a la cara, alzando un poco la voz en la última parte.

- ¿La conoces? - dice, con la sonrisa ya borrada definitivamente-Me dijeron que te iban a exponer junto a prisioneros de guerra y ladrones aleatorios para poder "romper" la profecía usándolos como sacrificio. Pidieron que los asesinaran. -La voz se le nota más seria en la última parte.

Aprieto mi puño y me doy la vuelta, mirándole a la cara de nuevo.

-Todo el mundo dice "Profecía", "Maldición"... ¿Qué soy? -Digo, soltando por fin estas palabras.

¿Tonto y arrogante quizá?

Cada vez que dices algo me irritas más, no sé cómo lo consigues, pero lo haces.

Mi Demonio InteriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora