Nico di Angelo

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Su cabeza cayó contra la portada gris de su grueso libro de tapa Roja. Estudiar Medicina no era lo más fácil de las carreras, y el que durara tantos años no ayudaba. Reynols lo abrió con pesadez, las letras hacían que le doliera la cabeza, aunque después de 3 años ya estaba más que acostumbrado.

Los ojos se le cerraban pero al escuchar la puerta siendo abierta, su cerebro se prendió automáticamente. Cogió su bate de Baseball de la Secundaria y una pequeña navaja hecha de Hierro Estigio regalada por su pequeño novio.

Alzó el bate cuando la persona se paró frente a él asustádolo, pero le dió al aire ya que la persona ya estaba detrás de él tocandole el hombro.

Nico esquivó por 2da vez al bate.

–Soy yo,idiota.–Habló el pelinegro viendo las grandes ojeras de su pareja–¿No has dormido?

–Ah! Nico, lo siento, no me dí cuenta.–Apoyó el arma de madera en la pared del corredor con la mirada avergonzada que hizo al más pequeño soltar un suspiro de frustración.

Reynols al principio no creyó que su amado novio fuera un semidiós, le parecía extrañamente absurdo pero luego de que Nico le mostrara el inframundo estaba más que asegurado que no mentía. El pelirojo siempre había visto estrañas cosas desde que era tan solo un bebé, como cuando vió a una arpía vijilándolo desde la esquina -de ese entonces- cuarto celeste- hace 13 años, cuando tenía 4 años.

Reynols poseía la capacidad de ver detrás de la niebla. Eso hizo que Nico se fijara en él, le llamó la atención su extraña forma de ser tan estúpido pero tan valiente a la vez.

De cierta forma, le recordaba a Percy Jackson.

Nico lo trató indiferente al principio pero ante la culpa de herirlo, cedió. Ambos después de 3 años de conocerse aún recordaban el día en el que se dieron la primera mirada.

Muchos recordarán que hace unos años, Percy Jackson junto a sus amigos se internaron el laberinto para seguir con la profecía propiamente dicha. Percy, busco a Rachel Elizabeth Dare -a quien había conocido anteriormente- pero no se esperó que estuviera cuidando a su pequeño hermano menor de 13 años. Reynols se asustó mucho cuando su hermana mayor lo llevaba a rastras hacia un extraño lugar con adolescentes que no conocía.

Cuando Rachel lo dejó atrás por hablar con los otros chicos de su edad, Reynols no pudo sentirse más triste. Hace mucho que no congeniaba con su hermana por su padre, quien los mantenía lo más alejados posibles. Justo en ese momento giró su rostro hacia un misterioso chico menor que él que lo miraba curioso, pero que al ver que habían descubierto se volteó averganzado.

–Hola.–Lo saludó timidamente el pelirojo.–¿Cómo te llamas?

–No te interesa.

Reynols hizo un tiernos puchero,a pesar de tener 13 años parecía unos de 10 -mental y físicamente-.

–Soy Reynols Eliott Dare.Tengo 13 años.–Se presentó acercandose a Nico, este incómodo se alejó nervioso.

–Nico di Angelo, ahora aléjate.–Lo empujó alejandolo un metro. El más alto -Reynols- volteó su cabeza bufando por la actitud del chico, se dió cuenta que su hermana no estaba por ningún lado.

–Ehh...¿Dónde están los demás?–Nico levantó la mirada asustado, no quería estar solo con el chico en aquel lugar.

–Estúpido.–Le insultó el de negro buscando a alguien en los múltiples pasadidos del laberinto.

–Lo siento.

–Ahora, guíanos hasta el centro.–El pelinegro tomó su mano con un sonrojo avengonzado en el rostro.–Si vamos separados, te vas a perder, idiota.

–¿Cómo te puedo guiar? Ni siquiera sé que es esto.

–Tan solo busca una señal, o algo que te guíe.

Y se pusieron en marcha.

–Estúpido, te dije que durmiera. No vas a tener enegías para el examen de mañana–Le regañó llevándolo hacia la cama.

En la habitación de Reynols, Nico apartó todos los gruesos libros de la cama y ponerlos en el escritorio que parecía no dar para más. Guió al mayor y lo hecho en la cama bajo las protestas del peli-rojo.

–Tengo que estudiar...–Reclamaba en voz baja y soñolienta.

Nico golpeó su cabeza.

–No das abasto, si te fuerzas vas a perder el encanto.–Se tiro al lado de su novio mirándolo fijamente con un sonrojo en sus mejillas.

–Sabes..."Estúpido" fue la primera palabra que me dijiste.

–Cállate y déjame dormir.

–Ok,ok...Te amo.

Los calló, minutos después el pelinegro susurró entre sueños.–También te amo.

·OneShots·Percy Jackson·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora