·OneShots·Percy Jackson·

Leo Valdez

¿Qué es el amor? Se preguntó la chica en medio de la tremenda confusión. ¿Qué de supone que tenga que sentir?

Con su finas manos tocó su pecho justo en donde su "corazón" debería estar. Cuando tocó un pequeñísimo botón al lado de su pecho, este se abrió mostrando cables, baterías, corrientes eléctricas, y en el centro, un corazón metálico palpitando.

No era humana, ni mestiza, mucho menos una diosa. Ella era solo una creación más de Hefestos, un proyecto sin terminar lanzado a la tierra por el simple hecho de que algo salió mal en su sistema en el proceso de selección.
Algo tenía que Hefestos simplemente no la destruyó, algo que ella aún no sabía con exactitud.

Suspiro cerrando la cavidad de su pecho otra vez, formándose una fina línea como si hubiera sido hecha por una cirugía hace algunos años.
¿Quién la operó? ¿Qué es realmente ella?

-Deberias dejar de preguntarte tantas cosas sin respuesta, Akai-Leo Valdez se escuchó atrás, con un tono un tanto burlón y si usual sentido del humor.-No queremos que salga humo de esa cabeza¿No?

Akai lo miró con reproche, tal vez Leo Valdez era el único dentro del Campamento Mestizo que conocía sobre su condición, además de Dionisio y Quirón.
Para Akai él era -y es- su salvación, siempre la arreglaba si tenía algún golpe que dañará su sistema o si estaba triste, alegraba sus días.
Le debía tanto a Valdez.

-¿Quieres ir a al Bunker? Algo llegó hoy y es , específicamente, para tí.-El chico sonrió en grande cuando Akai camino a su par, tal vez Akai era una máquina hecha por su padre pero no podía evitar no gustar de ella.

En medio del camino, Leo trató de agarrar la mano de Akai siendo lo más disimulando posible pero al no poder, fue Akai quien agarró su mano con fuerza.

-Si querías que cogiera tu mano, podrías simplemente decirlo.

Leo Valdez sonrió sonrojado, tal vez Akai no demostraba sentimientos como la otra pero en lo demás se parecían demasiado.
Aveces Leo llegaba a pensar que su padre escondió el alma de su antigua novia dentro de la máquina.

Y agradecía tanto a su padre por ese regalo.