Capítulo 9

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  • Dedicado a Nicogato Pizarro
                                    

Capítulo 9

Un par de años antes de la guerra de los elementos, donde aun en Figria reinaban en paz y la armonía, los grandes sacerdotes, paladines y magos blancos de gran sabiduría y poder de las artes del encantamiento y la taumaturgia, no tenían duda en ostentar con orgullo ante los otros pueblos su predominante control sobre la tierra por la que pisaban, eran terrafomadores por naturaleza heredados en gloria y majestad por su Titánico llamado Sismos Terragón, cuya información que los habitantes de Figria poseían sobre el origen de su poder era casi tan nula como la de los otros pueblos, el origen de su especie se reducía meramente a Gaia Novus, la diosa ausente, creadora de los Titánicos y protectora del planeta, los sacerdotes creen con gran convicción que ella duerme profundamente en el centro de Gaia, recuperándose aún de la creación del planeta, y otras historias oscuras, mas antiguas que la vida de los primeros hombres, y totalmente rechazadas por las creencias, que los humanos no tenían poder alguno sobre los elementos y contaban en idiomas casi inentendibles por su falta de lenguaje que hubo un quinto Titánico, uno que nadie vio, uno que nadie noto, no hay pueblo que lo adore, no hay control bajo el elemento que lo representaba, era el Titánico Kaitmio Wendigo, el controlador de la vida y la muerte, el juez de las almas, el cosechador de animas y el creador de la vida física en Gaia.

Este quinto titán, sintió amor por una de sus criaturas, una súcubo sin nombre conocido, creada a su imagen y semejanza para poder gobernar el inframundo, donde tomaban cada alma, la limpiaban de todo recuerdo y las liberaban de todo pecado para poder ser reutilizada en otro ser vivo. En secreto tuvieron un hijo, Faier Wendigo, y Kaitmio, su padre, entre asustado y sorprendido por su capacidad de dar vida a un ser sin usar su control de las almas, oculto el nacimiento de los ojos de Gaia para siempre.

Por otro lado, Gaia no permitió este amor, ya que esos conocimientos no podían ser compartidos al súcubo que el mismo creó. Si que ella misma, llevo a los cinco titanes a la quinta luna de Gaia, Ánima, y frente a todos cosecho el alma de su amor eterno, y le demostró que los Titánicos no tienen permitido otro amor que no sea por ella y su planeta. Kaitmio en un arrebato de furia y odio, destruyó la quinta luna, que le daba la fuerza para poder crear a otro ser vivo, e inicio una batalla interminable para vengar la muerte de su amor, no podía perdonar a Gaia Novus, ni a sus hermanos titánicos que vieron ese cruel espectáculo sin chistar. Kaitmio cosechó las almas de sus hermanos una por una, y cada hermano le dio el control de su elemento antes de morir, los titanes le rogaban e imploraban su perdón, y que una vez cumplido su cometido, volviera a amar a Gaia, pero él no quería eso, no quería amar la tierra que el mismo ayudo a crear, el odiaba todo lo que fue creado bajo los servicios de una diosa injusta, odiaba a Gaia Novus.

Gaia, viendo la gran fuerza y "cruel e insensata" convicción de su hijo Kaitmio, usando su enorme poder, derrotó al titánico de las almas creando así el sol.

Más allá de eso no pudieron saber los sabios magos blancos, que con sus ojos azules y pelo blanco característico de su raza, no se preocupaban ni invertían su preciado tiempo viendo el pasado, y con puño firme pensaban en un glorioso futuro lleno de paz y justicia.

Pero había otro grupo mas en Figria, los magos negros, los hechiceros de las sombras de la tierra magna. Se les llamaba magos negros por que eran el pueblo, eran los trabajadores, eran la hoz que araba sus campos, eran la pica y la pala que colapsaba montañas con su control de la tierra y los constructores que transformaban los llanos en grandes pueblos majestuosos de piedra, hierro y bronce, todo material que les entregaba la tierra que los titánicos construyeron hace millones de años, lo controlaban a su antojo, siempre al servicio de los majestuosos magos blancos, los nobles magos blancos, "Los malditos arrogantes, orgullosos y llenos de soberbia".

Estos pensamientos venían de lo más profundo de Figria, un hombre llamado Víktor Kluttón, hijo de trabajadores de minería en extrema pobreza, donde él siendo solo un niño veía como llegaban ebrios sus padres desahogando su falta de recursos en su hijo, culpándolo por nacer y hacerlos vivir en ese estado, llegando a golpearlo brutalmente. Llegó a contar los 42 golpes que le propinaron sus padres en su noche mas violenta, él vivía en el pueblo más grande de los magos negros, Kitho, fundado por el primer mago negro, Óskar Jack, que en aquellos días vivía en el reino de los magos blancos lleno de lujos y comodidades que su pueblo no poseía. Viktor se vio en la obligación de matar a sus propios padres y escapar de su hogar, o mejor dicho su pesadilla. Los paladines que investigaron tal cruento asesinato incluso pensaron que el hijo de esa pareja estaba mezclado entre la sangre y las viseras que quedaron derramadas en la sala de estar.

Crónicas de Gaia: Libro PrimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora