𝖂𝖍𝖆𝖙 𝖑𝖔𝖛𝖊 𝖎𝖘 | ❝Había algo que mi madre solía decirme antes de dormir, yo era una niña, así que no entendía mucho lo que significaba, pero ella insistía en compararme con una planta, la cual crecía y aprendía, alimentándose de la belleza...
SEGUNDA PARTE Cada vez que decía que te amaba, besaba la idea de nosotros juntos.
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ESE MISMO VERANO FUIMOS A LA PLAYA, como Nate me había dicho. Ya teníamos catorce años ambos, empezábamos a descubrirnos como dueños de nuestras decisiones, no hubo un día en la playa que no camináramos observando la puesta de sol. Para Nate era como estar en el cielo por unos momentos, para mí solo era otra puesta de sol, pero Nate lo hacía sentir tan especial.
—Deberíamos huir juntos mientras la puesta de sol dure. —exclamó de golpe, muy entusiasmado.
—No duraría mucho nuestra huida, ya casi no se ve el sol. —señalé a lo lejos, mientras el sol se ocultaba por la línea del mar.
Eso no evitó que Nate entrelazara nuestras manos, para luego empezar a correr a lo largo de la playa, alejándonos cada vez más de la casa de playa que rentábamos, corrimos hasta que todo quedo completamente oscuro.
—Jalander Ainsworth, acabas de huir junto conmigo por primera vez. —había declarado, dándome entender que repetiríamos la ocasión muchas veces más. En silencio yo había prometido que no importaba el día o la hora, si Nate me pedía huir, yo lo haría, porque anhelaba estar entre sus brazos donde sea que estuviéramos, escuchando los latidos de nuestros corazones sonar al unísono.
Una vez más, me había dejado ilusionar tontamente por mis sentimientos hacia mi mejor amigo, porque un año después me encontré a mí misma llorando en el salón de pintura, sola. Callie me lo había dicho, Nate y Zara se habían besado en la fiesta donde me negué a acompañarlo la noche anterior, no dejaba de reprenderme que si hubiera ido, no sentiría mi corazón así de destruido.
Nate había roto mi corazón en millones de pedazos y simplemente no podía encontrar ni uno en ese momento. Por suerte, Paul de alguna forma que aún no me explico me encontró ahí, él fue el soporte que necesite ese momento, cuando el mismísimo chico que me dijo que le rompería la cara al que me hiciera llorar, fue el causante de mis lágrimas.
— Todo estará bien, Jal. —susurraba sobre mi cabeza mientras me abrazaba, sus dedos se enredaban en mi cabello, como un gesto de cariño—, Estoy seguro de que Nate debe estar esperándote en la puerta de tu casa para darte una explicación. Todos saben que Zara besa chicos por deporte, no deberías llorar por eso.
— ¿Cómo lo sabes? —alcancé a decir entre sollozos.
— ¿Qué te gusta o lo del beso? —preguntó, con burla.
— ¡Ambas! —casi grité, irguiéndome en mi lugar. Me sentía muy alterada, porque solo le había dicho a Callie que me gustaba Nate.
Paul me miró dedicándome una media sonrisa—: Es muy obvio que te gusta, Jal. Soy su hermano y a ti te conozco desde que naciste, me doy cuenta de que estás completamente coladita por Nate. —sentí tanta vergüenza, que obvia era—, Oh, Jal. Has quedado roja, que linda eres.
Había olvidado porque lloraba hasta que me encontré mirando fijamente el cuadro de la puesta de sol que Nate amaba tanto.
—Si tú repites algo una y otra vez, esto pierde significado. Nate vino casi todos los días durante tres años a mirar este cuadro, si él quisiera explicarme lo que ocurrió en la fiesta sabría que yo estaría aquí, pero olvidó el motivo principal por que vinimos la primera vez a este salón; tener un lugar para nosotros dos. Yo he cometido el mismo error, una y otra vez, que olvidé que era un error amar a mi mejor amigo. Y tú vas a despertar, día tras día, pero un día al despertar olvidarás por qué lo hacías.
