Capítulo 9

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Cierra la puerta tras él de una patada, me coloca sobre el mármol que hay entre los dos lavabos y se vuelve para cerrar el pasador. Todavía tengo la camisa puesta, pero me doy cuenta que esta desabotonada, ¿En qué momento me la abrió?

Observo aquel inmenso cuarto tan familiar y me detengo en la enorme bañera de mármol de color crema que domina el centro de la habitación. Sonrío al recordar el quebradero de cabeza que supuso organizar que una grúa subiese hasta aquí a través de las ventanas, fue una pesadilla, pero ha quedado espectacular. La regadera doble de mampara abierta que hay en la pared del otro extremo esta cubierto de arriba a abajo de cristal laminado y baldosas de travertino de color beige y el mueble sobre el que me encuentro es de mármol italiano de color crema, con dos lavabos integrados minuciosamente tallado ocupa todo lo ancho del mueble, y junto a la ventana hay un diván.

Es lujo en estado puro.

El ruido del pasador al cerrarse interrumpe mi admiración hacia mi trabajo y atrae mi mirada hacia la puerta, donde Jungkook se ha quedado inmóvil, observándome. Mientras se acerca a mi, empieza a desabrocharse la camisa. Contemplo cómo se aproxima, con la boca relajada y los ojos entornados. Al pensar en lo que está a punto de suceder, el estomago me arde y mis muslos se tensan. Este hombre es totalmente imponente.

Cuando desabrocha el último botón, se detiene ante mi con la camisa abierta. No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos en centro de su torso duro y bronceado. El mira hacia abajo y me sigue el juego. Coloca las manos a ambos lados de mi cadera y se abre paso entre mis muslos. Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una sonrisa y le brillan los ojos. Las pequeñas arrugas que se forman en su rostro suavizan la usual intensidad de su mirada.

-Ya no puedes huir -bromea.

-No deseo hacerlo.

-Bien -contesta atrayendo mi mirada hacia sus hermosos labios.

Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta descansar sobre su labio inferior. El abre la boca y me lo muerde de manera juguetona, sonrío y continuo subiendo hasta acariciarle el cabello.

-Me gusta ese traje. -recorre la parte delantera de mi cuerpo con la mirada y se detiene en mi cintura.

-Gracias.

-Aunque es un poco restrictivo -dice mientras jala mi camisa hacia atrás.

-Lo es -coincido. La anticipación me está matando <<¡Arráncamelo<<

-¿Te lo quitamos? -arquea una ceja y sus labios empiezan a curvarse.

Sonrío.

-Si quieres.

-¿O te lo dejamos puesto? -emboza un amplia sonrisa al tiempo de levanta las manos.

Me derrito sobre el mármol del lavabo.

Desliza las manos por mi espalda.

-Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo ese bonito traje. comienza a quitarme el cinturón, el botón del pantalón y mientras empieza a bajarlo lentamente, me susurra al oído: Y es mucho mejor que cualquier prenda. -respiro con desesperada dificultad. -Creo que será mejor que nos deshagamos de él. -concluye.

Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el pantalón y lo deja caer, al igual que mi camisa. Lo aparta a un lado con el pie sin quitarme los ojos de encima.

Frunzo el ceño.

-Me gusta ése traje.

No podría importarme menos. Por mi como si lo hace pedazos para limpiar las ventanas con él.

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