Capítulo 20

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>>¡Ay!<<

La luz me bombardea los ojos sensibles y vuelvo a cerrarlos de nuevo. Qué horror. Me doy media vuelta y de inmediato soy consciente de que no estoy en mi cama. Abro los ojos de golpe y me siento.

¡Ay! ¡Au!

Me agarro la cabeza para intentar mitigar el dolor. No funciona. Sólo un disparo en el cerebro aliviaría la punzada. No hay nada que cure esta resaca, lo sé.

Miro a mi alrededor y reconozco la estancia al instante. Estoy en la suite principal del Lusso. De acuerdo, no tengo ni idea de cómo he llegado aquí. Nunca había estado tan borracho como para no acordarme de las cosas. Pienso en lo que pasó anoche y recuerdo la escena que armo Jungkook con el pobre Petulante. Después estuve bailando. Y también recuerdo que discutí con él en los baños. Y luego volví a bailar. Ah y que Hoseok se encabronó, pero ... nada más.

Me preguntaría cómo he acabado aquí, pero si Jungkook estaba en el bar no hace falta que me lo plantee. Cojo las sábanas y las levanto para mirar debajo. Tengo los bóxer puestos, así que no creo que cogiéramos. Sonrío para mis adentros.

Madre mía, necesito un cepillo de dientes y un poco de agua urgentemente. Me incorporo con cautela y me quito las sábanas de encima. El delicioso olor corporal de Jungkook alcanza mis orificios nasales. Cada movimiento que hago me provoca un terrible dolor de cabeza y, cuando consigo levantarme, vestido solo con bóxer, me tambaleo. Todavía estoy borracho.

-¿Cómo esta mi borrachito esta mañana? -pregunta con aires de superioridad. ¿Porqué no me impidió que siguiera tomando?

Se acerca a mi. Esta tremendo con esos bóxer blancos y con el pelo de recién levantado. Yo debo de estar horrible con el pelo revuelto y los ojos hinchados.

-Fatal. confieso malhumorado. ¿Esa es mi voz? Estoy afónico.

Él se echa a reír. Si pudiera coordinar mis movimientos, le daría un bofetón. Me rodea con los brazos, y yo agradezco el apoyo y hundo la cabeza en su pecho. Podría volver a dormir perfectamente.

-¿Quieres desayunar? -comienza a acariciarme el pelo.

Incluso sus suaves caricias me resultan insoportablemente estridentes, y sólo pensar en comida me dan ganas de vomitar. Debe de sentir mis arcadas y mis convulsiones, porque se echa a reír otra vez.

-¿Un poco de agua entonces?

-Si, por favor. -musito contra su pecho.

-Ven aquí. -me coge el brazo, me lleva al piso de abajo, a la cocina y me coloca sobre la barra con suavidad.

-¡Carajo! ¡Que fría esta!

Se echa a reír y me suelta poco a poco, como si temiera que fuese a caerme. Quizá lo haga. Me encuentro fatal. Me agarro al borde de la barra para sujetarme y me fijo, con los ojos entrecerrados, en que Jungkook tiene que abrir casi todos los armarios antes de dar con el que contiene los vasos.

-¿No sabes dónde tienes los vasos?

Rebusca en un cajón y saca un sobrecito blanco.

-Estoy aprendiendo. Mi asistenta me lo explicó, pero estaba algo distraído.

Rasga el sobre y vierte su contenido en un vaso. Se le mueven los músculos de la espalda cuando coge una botella de agua del refrigerador; llena el vaso rápidamente y vuelve a mi lado.

-Es Alka-Seltzer. Te encontrarás mejor dentro de media hora, bébetelo.

Intento cogerlo, pero mis brazos no coordinan con mi cerebro. Sin que le diga nada, se cuela entre mis muslos y me pone al vaso en los labios. Me lo bebo todo.

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