Capítulo 32

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Pasamos junto a los porteros del Baroque muertos de la risa. No estamos borrachos, pero está noche nos ha dado por reírnos.
-¿Qué vas a tomar? -pregunta Jin cuando se nos acerca un mesero.
-Vino.  -contesto, y me río para mis adentros. Ha sido fácil.
Jin coge las bebidas y nos abrimos paso entre la multitud del viernes por la noche hasta la última mesa libre, al fondo del bar. Me siento con cuidado en el taburete, sujetandome para no caerme.
-Bueno Cuéntame cosas. ¿Qué tal Nam?  -pregunto como si nada. Sé que es más que sexo. Creo que los dos han encontrado la horma de su zapato. No conozco a Nam,  pero si a Jin y para que dedique tanto tiempo a un hombre tiene que ser muy especial. Lo único que se de Nam es que tiene una sonrisa picarona y que le gusta ir por ahí medio desnudo. Jin no ha pasado tanto tiempo con un hombre desde que estuvo con mi hermano. Sonrío ante su llegada inminente.  Tengo muchas ganas de verlo, pero no me apetece hablar de él está noche, no con Jin.
Se encoge de hombros.
-Divertido.
- ¡Anda! Te he contado mucho más sobre Jungkook,  ¡dame más!
Da un sorbo a la Copa de vino y la deja sobre la mesa, con tranquilidad.
- Jimin, no es la clase de hombre con la que uno sienta la cabeza. Lo pasaré bien mientras dure, pero no voy a clavarme.
Por dentro, miro mal a Jin por recordarme lo que me dijo Tae acerca de plantarse un futuro con Jungkook.
-¿Cómo lo sabes? - intento poner orden en mis pensamientos dispersos.
-Lo sé.  -me dice con media carcajada.
Si soy sincero, me decepciona un poco. Es vivaracho, se toma la vida con calma y no tiene inhibiciones.  Todo lo que Nam puede ser. Al menos, por lo que yo he visto, y he visto bastante. ¿Qué  problema hay?
- Me cae bien. -admito. Es posible que sea un exhibicionista y un pesado, pero es adorable.
-Bueno a mi también me cae bien Jungkook.
Me río. Claro que si: le ha comprado una camioneta. Pero me callo.
-Pero te gusta en plan de amigo no? -Si Dios, no se me había ocurrido pensar que Jin pudiera sentirse atraído por él.  Me han mirado mal infinidad de hombres, pero jamás pensé, ni por un instante, que Jin pudiera sentir algo por el.
-¡Claro!  - Me mira todo ofendido. - Me gusta porque es evidente lo mucho que te quiere.
-¿Qué? Jin, no me quiere. Lo que le gusta es cogerme. -doy un buen trago de vino para amortiguar el efecto de lo que acaba de decirme Jin. ¿o es para amortiguar el efecto de lo que acabo de decir yo? ¿lo mucho que me quiere o lo mucho que quiere controlarme?
- Jimin, eres el rey de la negación.
-¿Cuántos años crees que tiene? -pregunto.
Jin se encoge de hombros.
-Unos treinta y cinco.  Voy a fumarme un cigarro. -se baja del taburete y coge el paquete de tabaco.  -Esperame aquí, no quiero que nos quiten la mesa.
Se va a la zona de fumadores y me deja meditando sobre mi endiablada situación. Estoy enamorado de un hombre que pisotea, que es controlador y exigente más allá de lo razonable. Sabía que debía mantenerme lejos de él.  No puedo evitar la idea que podría haber rechazado con facilidad a cualquier otro hombre, haberlo evitado y huido. Pero Jungkook es otra historia. Soy adicto, estoy enganchado a él y no se si es sano.
-¿Jimin?
Una voz familiar me arranca de mis breves cavilaciones. Además es una voz que no me apetece oír. Me vuelvo embutido en mi camisa de transparencia.
-Hola, Yoongi.  -suena como si de verdad tuviera ganas de verlo.
-Carajo, Jimin estás estupendo. - Me da un repaso con la mirada obscena, cosa que me hace sentir muy incómodo.  ¿Cómo puede darme tanta repulsión ahora? Lo quise durante cuatro años. O eso creo. Lo que sentía por Yoongi palidece hasta la insignificancia en comparación con lo que siento por cierto Controlador de edad desconocida.
-Gracias.  ¿Cómo estás? -pregunto educadamente y repaso en su camisa y sus jeans negros. Odio esos jeans y la camisa tampoco me gusta.
-Muy bien. Gracias ¿Qué es de tu vida?
>>sexo, ¡sexo del bueno y en abundancia!<<
-No gran cosa. Tengo un montón de trabajo y estoy buscando departamento. -es mentira, por supuesto. Ni siquiera he visitado una agencia mobiliaria. Yo ni no se percata de que me estoy recogiendo el pelo. Nunca se dio cuenta de lo que significa ese tic ¿una señal tal vez?
-¿Qué tal el trabajo?
Apoya los codos en el borde de la mesa e invade por completo mi espacio personal. Estiró la espalda y me apartó cuanto puedo de él,   mientras ruego porque Jin vuelva por mi. Saldrá volando en cuanto Jin parezca.
-Muy bien gracias. -medito sobre si debo preguntarle lo mismo. Después de que me llamará y me comentase que iban a reducir plantilla en su empresa, supongo que debería hacerlo, pero prefiero no alargar mucho la conversación.
Sonríe radiante, es su sonrisa falsa.
-Genial, oye, Sólo quería disculparme otra vez. Me pasé. No te culparia si me mandaras a la mierda.
>>vete a la mierda<<
-Tranquilo Yoongi,  no te preocupes.
-Genial.
Vómito para mis adentros, cuando james se acerca para unirse a nosotros  y me mira con el mismo desprecio que yo siento hacia él  ¡Qué se vaya a la chingada! Sonrió con dulzura y me recoloco en el asiento con cuidado. Está camisa es ridícula, y aunque me sentía perfectamente cómodo antes de ver a Yoongi, ahora creo que enseñó demasiado y me siento expuesto y vulnerable bajo las miradas escrutadorss de mi ex y de su amigo.
-James, lo saludo con una inclinación de cabeza.
- Jimin.  -replica. La frialdad de su tono no se me escapa. Ya debe se haberle contado a Yoongi que me vio con un tipo alto, y agresivo, así que ¿porqué se está comportando Yoongi de una forma tan agradable?
-¿Puedo invitarte una copa por los viejos tiempos? -se ofrece mi ex.
-No, de veras no hace falta.
Levantó la Copa de vino medio llena. ¿por los viejos tiempos? ¿cómo? ¿para celebrar lo estúpido que era? ¡por favor!
No lo veo, pero se que está cerca. La corriente helada que de repente emana del cuerpo de Yoongi  es muy poderosa. James no le da una bienvenida mejor. Jin y el tampoco se entienden.
-¿Qué diablos haces tu aquí? -le grita al aproximarse.
Se me tensan los hombros.
-No pasa nada Jin. -apaciguo a la fiera de mi amigo
-Ya me iba. -sisea Yoongi.
-¡Pues te estás tardando!

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