Asalto

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Después de que Mar'i se fue, regresé a mi cama para esconder el sobre debajo de mi colchón blanco , no quiero que nadie sepa de esto. Terminé de alistarme y salí de mi habitación, cerré la puerta y me dispuse a caminar por los pasillos con pinturas costosas y marcos de fotos familiares, hasta ahora me he dado cuenta que mi cara no aparece en ningún cuadro de la pared, después de vivir 4 años en esta casa y en esta ciudad, ya no se si alegrarme o decepcionarme.
Después de dar más pasos llegué al reloj principal que abre la cueva, moví las manecillas marcando la hora en que mis abuelos murieron, 22:45 pm, automáticamente, éste aparato se introdujo por un agujero a la izquierda en la pared, dejando ver un pasillo oscuro y metálico, me adentré y caminé hasta llegar al escondite, todo estaba repleto de aparatos tecnológicos, entre ellos la baticomputadora y el batmovil, ahí estaba mi padre esperándome en frente de la baticomputadora, con su mirada seria y fría, trae puesto su uniforme negro de siempre, pero su máscara de murciélago ocultan sus ojos azules, llenos de experiencia con el crimen en Gótica, atracos, asesinatos, cadáveres destrozados con sangre recorriendo sus cuerpos, y la sonrisa más temida por los civiles, el Joker.
- Te tardaste Damian- me dice con un tono leve de molestia
- Sólo vamonos.
No respondió mi argumento, sólo volteó a la derecha en dirección al auto, y me hizo un ademán con la mano izquierda en referencia a que me suba, posteriormente estaba en el asiento de piel roja del tanque, de copiloto obviamente, el coche arrancó y nos movimos.
Recorriamos cada centímetro de la pista de salida azul, hasta llegar a la puerta para poder ir al exterior, estando más cerca de la entrada a la cueva, el metal del que estaba hecha se fue para arriba, dejando ver una noche escalofriante, el humo provocado por la contaminación cubre la luz de la luna mientras cae agua del cielo.
Nos trasladamos por todas las calles y avenidas en busca de algún ladrón roba bolsas, pero nada, toda la ciudad estaba tranquila, es media noche, a esta hora es donde más crimen hay, sin embargo, es tan pacífica que da una sensación terrorífica.
Nos detuvimos en las puertas de la torre Wayne y ahí dejamos el auto.
- Subamos al techo Robin - me dijo, inmediatamente tomé mi batgarra, la apunté a la planta alta, jalé el gatillo del aparato al mismo tiempo que mi padre, y los dos salimos disparados a la misma dirección para aterrizar en el cemento encharcado, me puse el gorro de la capa para poder ver vigilar bien.
La lluvia no nos dejaba ver bien.
- Ayuda!!! - se escuchó al norte de la ciudad un grito de ayuda, debe ser una anciana.
Batman disparó su batarang en esa dirección y yo hice lo mismo.
Nos columpiamos por los edificios con nuestras garras, hasta llegar al origen de aquél llamado de auxilio, la tormenta cada vez era más potente, con más agua y rayos.
Nos detuvimos en los techos de las construcciones viejas a analizar la situación, la víctima estaba rodeada en un callejón algo obscuro, las paredes eran edificios altos apunto de caerse con vidrios rotos, una esencia de película de terror con relámpagos, sólo habían dos focos iluminando la escena del crimen, y tal como sospeché, eran dos ladrones roba bolsas de señoras mayores. Batman me dio una señal con el propósito de bajar, estábamos en una gran altura, aproximadamente 20 metros, me dejé caer, para poder hacerlo en picada, estando más cerca del suelo, llevé mi cabeza al cielo juntando mis piernas, abrí mi capa con las manos para crear una especie de paracaídas y así bajar sin romperme algún hueso, seguido de mí, cayó Batman a mi izquierda.
Ella traía su rostro un poco cubierto por un rebozo, por la oscuridad sólo se puede ver casi a blanco y negro.
Los ladrones eran dos hombres de color, traían una gorra, una sudadera y un pantalón, ellos ya le habían quitado el bolso a la anciana, aquellos rateros voltearon hacia atrás, y al vernos sacaron unas revolver y nos apuntaron, sin decir más, ellos empezaron a dispararnos.
Mi padre corrió a la izquierda con el tipo de su lado y yo por el contrario. Tanto Batman como yo, esquivavamos las balas con mucha
facilidad, yo corría en zigzag, esos individuos tienen pésima puntería, si Jason estuviera aquí los hubiera matado por no saber usar las armas de fuego.
Después de unos segundos, los dos llegamos a los delincuentes, golpee con los puños en en el estómago a mi contrincante, di un pequeño salto, y de una patada en la quijada pude tirarlo al suelo encharcado con la bolsa en sus manos, no está inconsciente.
Voltee a ver a mi compañero, el también había derrotado al ladrón, esto fue muy fácil, agarré el bolso de la señora y fui directo a entregárselo, ella me vio y tomó sus pertenencias con timidez.
- Cómo se llama? - pregunta mi padre
- Emily Foster- en cuanto habló, noté algo raro en su voz, se oía como si fuera fingida.
- Bien Emily, ya está a salvo, no debería estar afuera a estas horas de la noche - habló con total seriedad Batman
- El niño tampoco, él debería estar en la cama
- El no es un niño cualquiera, no hay en la tierra otro joven como él
- Bien, gracias por salvarme - su voz ya me tenía irritado, era muy chillona
- Está enferma? Su voz se escucha extraña - pregunté, esto es demasiado sospechoso, esta señora me da muy mala espina
- No, estoy perfectamente bien - De repente ella se quita el rebozo que traía puesto, este estaba unido con su cabello, al retirarlo, pudo verse una cara totalmente blanca, cabello verde y con labial rojo, el Joker
- Sorpresa batsy!!! - éste lunático gritó mientras se reía como de costumbre.
En eso rápidamente saca de su bolsa una pistola de dardos tranquilizantes, esta era prácticamente dos tubos pequeños pegados junto a un mango.
Mi padre había sacado una batarang y la lanzó al arma para bloquear los agujeros, peor el payaso la esquivó con mucha facilidad y nos disparó a los dos en el pecho, primero a mí, y luego a Batman.
Me quité el dardo, pero la cabeza me daba vueltas, perdía la fuerza en mis piernas, no podía quedarme de pie, después de unos segundos los dos caímos, mi vista se otornaba negra, a mi derecha estaba él, con el mismo estado que yo, y sin nada más que decir, quedé inconsciente.

RobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora