Hogar

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Ha pasado una semana desde que llegamos a este bosque. Si se preguntan qué pasó con Galya e Isabel pues... estuvieron sin hablarse hasta hoy en la mañana, creo que ya arreglaron las cosas y se disculparon. La verdadera identidad de mi hermana ya fue aceptada, todo a vuelto a ser como antes. Son las 10 de la mañana, justamente hoy cada quien recibió en sus celulares un mensaje de mi madre, diciendo que a las 9 de la noche llega por nosotros. Tenemos unas horas para prepararnos y empacar nuestras cosas. En este momento estoy en mi habitación dándome un baño.
El agua tibia de la regadera me calma un poco. Debo admitir que estoy algo nervioso, una cosa es matar a gente que no conozco ni he pasado una buena parte de mi vida, a asesinar a la familia que me ayudó, me soportó a pesar de mi carácter, y me abrió las puertas de su casa... Bueno, mansión. Creo que las personas que más influyeron en toda mi existencia, fue mi padre, Alfredd, Dick y Mar'i, a causa suya me ablandé bastante. Destruyeron al asesino maestro que mi abuelo forjó. Es por eso que tengo mis dudas respecto a esta misión, así como llevarla a cabo. He terminado de asearme, justamente ahora estoy vistiendome. He escogido lo que casi siempre uso. Playera negra de cuello de tortuga, mis jeans y mis zapatos. Me dirijo a la puerta de mi cuarto dispuesto a salir, la abro y salgo. Empiezo a caminar por los pasillos de cedro.
Cada paso se escucha, no hay sonido que pueda ahuyentar el ruido que hago, lo cuál es sospechoso. Llego a las escaleras que conducen a la sala y bajo. Al llegar a mi destino, puedo ver que no hay nadie, creo que por eso lo único que se lograba escuchar eran mis pisadas. Voy a la cocina, Megan casi siempre está ahí. Nada. Recorro la biblioteca, tal vez ahí esté Charles, pero tampoco se encuentra. He estado caminando por quince minutos, sin encontrar rastro alguno. Ahora que recuerdo hay un lugar donar no he buscado. Agarro la espada que está a la izquierda de la puerta para salir, y me voy. Empiezo a correr lo más rápido que puedo, respirando agitada mente. Afortunadamente la nieve se ha derretido. Hace dos días fuimos a caminar, más bien a explorar este lugar. En el transcurso del camino encontramos una montaña, esta vez no era de piedra.
Era verde, cubierta de un fino pasto, era tan delgado que pareciera que lo trataban. Subimos y al llegar a la cima, encontramos un inmenso lago rodeado de más montañas. Extrañamente no estaba congelado. Obviamente todos bajamos y pudimos apreciar el ambiente mejor. El agua era cristalina, tanto que se podían ver las piedras que eran cubiertas por todo el líquido. Se podían observar peces pequeños, habían distintos tamaños, sin embargo, eso no cambiaba el hecho de ser diminutos. Estuvimos ahí hasta el atardecer, cuando el sol empezó a ocultarse. Llegando la noche regresamos a la casa.
Hablamos sobre este día, sobre dónde nos encontraremos, Isabel mencionó ese lugar, por eso pienso que estarán allá entrenando. Con forme avanzo, puedo notar los cuchillos de los que hablamos. Se supone que eso significa como llegar. Si alguien se retrasaba o no encontraba el lugar, esas marcas serían el camino. Estos estarían clavados es los troncos de los pinos. Estando al lado de uno, lo agarro y marco una "X".
La letra es para confirmar que se ha encontrado el camino. Para evitar perder las armas, el último debe recogerlas y escribir la letra. Con forme avanzo, encuentro más y más cuchillos, así sucesivamente hasta encontrar la montaña mencionada.
Subo caminando. Estando en la cima, puedo ver el lago, y junto a él, todo el equipo. Me deslizo por el pasto para bajar más rápido. Al llegar al suelo, todos ponen su atención en mí.
- Llegaste algo tarde - mencionó Mayalén
- Es medio día, si me hubieran dicho que se irían a escondida no tendría ningún problema- contesto
- Bueno, al menos ya estás aquí - dice Oliver sentado en el suelo.
Tardé en responder.
- Bien, no traje nada. Mientras los buscaba pude notar que todo el equipo y las armas no estaban... Y puedo ver todo aquí en esas mochilas - dije apuntando atrás mía. Las maletas eran negras. Habían 10 en total. Armas blancas, de fuego, todo lo necesario para entrenar y usar para la misión.
- Si, bueno... Deja de quejarte y agarra algo - respondió Johan.
Me dispuse a caminar hacia ellas, precisamente para buscar algo. Opté por cuchillos, puedo iniciar con algo liviano como lanzarlos.
Todos tienen puesta ropa deportiva negra. Maylén, Megan y Giselle traen top y short, dejando sus brazos y abdomen marcado al descubierto.
Las demás traen mallón y playera del mismo color. Los hombres short holgado, algunos dé tirantes y otros con mangas.
- Oye Damian- me hablo Charles caminando hacia a mí - no creo que con eso entrenes - señaló mi ropa - mejor usa esto - me entregó prendas y vendas aptas para esto.
Inmediatamente el francés se fue dejándome solo.
Ahora donde me cambio, tendré que hacerlo aquí. Empiezo por quitarme la camisa que traía puesta, sin embargo, al llevar mi vista a los demás, pude notar que Megan, Isabel y Giselle están observándome detenidamente, lo que resulta incomodo para mí.
Afortunadamente, Andrey se aclaró la garganta sarcásticamente, por lo tanto, llamó la atención de ellas.
- Si alguna de ustedes se estuviera cambiando aquí, y los hombres las estuviéramos viendo como borrachos pervertidos, ¿les gustaría?
- Pues si fuera...
- No empieces con tus japoneses animados Giselle!!! - la interrumpió Johan - A lo que Andrey se refiere es que le den privacidad y dejen de verlo!!! - gritó desesperado.
"Gracias Johan "
- Perdón Damian - dijeron las tres al mismo tiempo y pusieron sus ojos en otra parte.
Prosigo y me cambio por algo más cómodo. Creo que no trajeron tenis o algo, tal vez por eso me dio cuatro vendas en vez de dos. Son oscuras como la ropa. Empiezo a ponerme las de los pies, y termino con las muñecas. Agarro los cuchillos que había dejado en el suelo antes de cambiarse y empiezo a caminar sobre el pasto en busca de un árbol. Hay cinco cerca a mi izquierda, acomodados horizontalmente. Conservando cierta distancia, empiezo a arrojar las dagas. Me muevo, apunto y lanzo, así me la paso hasta terminar.
Después llega Galya y me quita uno.
- Oye!!!
- Qué? - pregunta ella mientras lo examina.
-Lo estoy usando - unos segundos después me lo devuelve.
- Lo siento, pensé que tenía mi nombre - responde mientras se va.

RobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora