Carta II

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Hola cariño
Es en estas cartas que evoco mis más grandes sentimientos, aquellos que de alguna manera a lo largo de mi vida traté de demostrarte, me has mostrado con acciones la belleza del amor, me he perdido entre tus miradas, esas que somnoliento me dabas cada mañana, más no es el propósito de esta primera, quiero decirte algo que he albergado en mi alma, que me ha estado matando pero a su vez que he guardado para no lastimarte, pues te conozco amor mío y sé que recorrerías el mundo para que yo esté bien.
Cariño, estoy muriendo, las células de mi cuerpo han dejado de luchar, se han rendido sumisamente y no han querido dar para más, me duele el alma saber que ya no te veré, que no oiré aquellas melodías mientras te duchabas o tus palabras cuando me acunabas en tu pecho y en murmullos me recitabas. Mi cuerpo se ha rendido, y ya no ha querido luchar más, me ha llenado de su veneno y sé que dentro de poco dejaré de respirar. Pero antes de que eso pase, antes que el último suspiro caiga al olvido quiero decirte: te quiero.
Siempre te recordaré, mi pequeño, siempre serás para mí ese chico vivaracho, aquel que me robaba las sonrisas con sus ironías, me salpicaba de lluvia las camisas y recorría el cielo con la mirada perdida. Te llevaré, acá en mi pecho, cruzando al inframundo, allá del otro lado, si es que hay un cielo o un spa. A donde vaya, tu estarás en mi, tatuado en mis recuerdos, en las memorias construidas con el pasar del tiempo, pues bien sabes y oías de mí cada vez que dormías, te amo.
Y es en esta agonía por decirte la verdad que me atormenta y te pido perdón por abandonarte en el ruedo, los planes, sueños. Y todas las metas que perseguíamos se verán pausadas, pues espero con anhelo y la más ferviente convicción que cumplirás todas y cada una de ellas, pues ya te he imaginado, mi amor, tomando aquella moto que guardas en la cochera y recorrer la ciudad. Te imagino con esa chaqueta que tanto me gusta y que cada vez que la usas te digo lo sexy que te ves, sé que recorrerás los viejos caminos, aquellos que todos subestiman pues consideran que no te llevan a ninguna parte, pero se pierden en la belleza natural que el mundo les regala. Pero tú no, sé que te encantan y te he imaginado, montado y recorriendo todos los lugares por los que una vez solíamos andar. Pero ahora también te pido, que cambies de dirección, que busques nuevos caminos, que te aventures a salir del confort, que dejes esa alma de la que me enamoré en libertad. Sé libre amor mío, por las calles, por el mundo, por la ciudad y los sueños que mis ojos ya no verán.
Sé libre mi querido, no te dejes ahogar en el dolor, no me llores de seguido y sonríe a nuestro favor, porque hemos vivido, porque te conocí y viví el mejor de los sueños a tu lado, porque me hiciste la mujer más feliz del mundo, y me regalaste cada día un poco de tu vida, me ayudaste a creer en este amor, con tus sonrisas, con las caminatas y mil charlas, con cada tarde de película, las noches de teatro y tus besos en la mejilla. Sé libre mi amado, sé libre que yo ya alcancé mi libertad, y espero que cada vez que me recuerdes poderte susurrar a la memoria un tierno y amoroso "yo más".

Con amor, L.

Cartas al infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora