Grace Sky, una chica competitiva hasta calar los huesos que posee un promedio de excelencia académica. Chris Jones, un chico inteligente que forma parte del montón, Y a diferencia de Grace, no se involucra tanto en la escuela. Para ellos, ganar la f...
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Unirse, esa era la fase cuatro de mi plan que consistía de solamente cinco fases.
Con lo que había ocurrido el viernes pasado, la penúltima fase de mi plan había comenzado y, dentro de poco, la quinta fase se completaría también, solo era cuestión de días para que todo saliera a la luz.
Los chicos habían decidido que no se juntarían el martes sino el viernes para que se cumpliera una semana, como lo tenían acordado.
Por lo que hoy viernes se juntarían en casa de Chris.
Tanto los padres de Chris como los de Grace se encontraban en Washington debido al juicio que tendrían para su divorcio, así que los chicos se las tendrían que arreglar para comer en algún restaurante de nuevo.
– Primero iremos por Pauline y después a algún restaurante a comer ya que nuestros padres no están, ¿de acuerdo? –preguntó Chris estando dentro de su nuevo auto.
– Bien, pero esta vez yo decidiré a dónde iremos a comer –sentenció Grace–. Yo ya probé tu grasosa comida, ahora tú probarás mi nutritiva comida.
– Me parece justo Sky –dijo Chris y arrancó a Christine para que los llevara directo a la escuela primaria Oak Minds.
La pequeña Pauline sale precipitada de su salón de clases tras oír el timbre indicando la salida de clases. Al fin era viernes y estaba ansiosa por ver a su amiga Cece.
– ¡Cece! –gritó la niña al ver a Grace junto a su hermano.
Ambas chicas se dieron un largo abrazo y después se subieron al reluciente carro rojo de Chris.
– Hola a ti también hermanita –dijo Chris algo celoso.
– Celoso –le expresó Grace burlesca.
– Es solo que a ella no la veo diario y a ti si Chris –explicó Pauline.
– Solo por eso te perdono –indicó Chris.
– ¿A dónde iremos a comer hoy? –pregunto la chiquilla.
– Aún no lo sé, Grace me indicará el camino a un restaurante nuevo –respondió el chico mientras miraba aleatoriamente entre su hermanita y Grace.
– Mmm... Sorpresa –dijo la niña–. ¡Me encanta!
Grace se rió y posteriormente le indicó a Chris el camino hacia su casa.
La verdad es que Grace aún recordaba la promesa que le había hecho a la pequeña Pauline de invitarla a su casa y, vio la oportunidad perfecta de hacerlo justo ahora. Sin embargo quería que fuera una sorpresa tanto para Chris como para Pauline.
Chris comenzó a sospechar un poco cuando entraron a una zona particularmente cerca de las casas de ambos chicos, pero le restó importancia.
– ¿Enserio nos trajiste a tu casa? –preguntó Chris una vez que estacionó el auto fuera de la gran mansión.