Capítulo Tres.

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La noche transcurría lenta y silenciosamente. Tolomeo espero hasta escuchar los ronquidos de parte de sus amigos para poder levantarse y de alguna forma huir.
Con el mayor silencio posible se levantó y se enganchó en la espalda la mochila, provocando el tintineo de algunos trofeos al moverse. Pronto se detuvo, había algo mal. Richard sorpresivamente había dejado de roncar, y tal vez eso significaba el término del sueño del chico. Tolomeo esperó un poco más, hasta que escuchó su respiración controlarse y sus ronquidos aumentar de nivel. Con severo cuidado, agarró con fuerza la lámpara de su mano. Tal vez era una idea tonta, pero se sentía ajeno al pensar en más personas visitando su casa, y además, no podía esperar hasta que la amaneciera. Era como un tintineo dentro de él, el hecho de no poder ver a su familia en aquella situación.
Una risa casi salió de él al ver a Patrick enrollado en su sabana como un burrito, Johana se mantenía quieta en la suya Y Kriss, Kriss tenía la sabana cubriendo completamente su cuerpo y cara. Era un simple bulto.

Tolomeo cruzó hasta la puerta, listo para abrirla cuando la misma sensación de que algo iba mal llegó. Se volvió y miró hacia todos lados visibles, ya que bueno, la oscuridad se amontonaba en zonas donde era nula la simple vista. Al no ver nada, se regresó para abrir la puerta pero ya había alguien abriéndola.

Observó a la persona enfrente de él.

-¿Qué demonios estás haciendo en la mitad de la noche?

La castaña ni se inmutó, alzó una ceja.

-¿No debería preguntarte eso a ti?

1 punto a 0.

-No lo creo. Lo que yo haga no es tu incumbencia.

-Tampoco la tuya.

El pelinegro le frunció el ceño.

-¿Qué estabas haciendo afuera?-. Preguntó una vez más, algo en ello llamaba la atención de Tolomeo. Por alguna extraña razón.

-Me dolía la cabeza ¿Captas? Salí un simple momento para tomar aire fresco.- Tolomeo miró su mochila en los hombros de su acompañante, era de un suave verde pistache oscurecido por el suave luz de la luna. Uh, su color favorito. Se cruzó de brazos.- ¿Y tú? ¿A dónde ibas?

Tolomeo volteó hacia el cielo.

-A mi casa.- admitió. ¿Por qué le había dicho la verdad? Ni siquiera él sabía a ciencia exacta la razón.

La persona enfrente de él, miró a los ojos oscuros de Tolomeo. Así fue unos segundos, hasta que giró y comenzó a dirigirse hacia la derecha. Tolomeo la miró alejarse.

-¿A dónde vas?-. Preguntó ahora más confundido que nunca.

La chica lo miró sobre su hombro.

- Tu casa no queda muy lejos ¿Verdad?

Y lo primero que vino a la mente de Tolomeo, es que era una malísima idea.

-Es por la izquierda, Kriss.- murmuró Tolomeo, sin saber siquiera si la chica lo había escuchado.

***

“-Al grupo de Físicos, Astrónomos y cualquier persona que responda de la Universidad de California:

Tengo noticias del Fenómeno que últimamente está devastando a nuestro planeta. Se consta que esta falta de gravedad solo afecta a los humanos, no a un objeto o animal. Pero esto no significa que no suceda, creo que la posibilidad de que este fenómeno solo se esté expandiendo poco a poco...”

El doctor Ragnar leyó una y otra vez el correo que hacia horas había mandado a su antigua Universidad de California y a otras instituciones. Todavía no llegaba ni un solo correo de respuesta de alguna.

Levitando en el vacío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora