9. Alejado

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De pronto Elizabeth fue consciente de su situación: estaba cayendo hacia su muerte.

Sintió como la sangre se helada en sus venas y tuvo miedo. El suelo se acercaba a ella a una gran velocidad y sabía que al tocarlo se habría convertido en puré.

Por instinto se cubrió tanto como pudo haciéndose bolita y esperando su muerte, pero poco a poco fue notando como el roce del viento contra su piel se iba reduciendo hasta hacerse nulo y sólo entonces fue consciente de que se había detenido.

Tras asegurarse de que no se movía decidió mirar y sorprendida notó que estaba flotando a unos pocos metros del suelo.

No tardó mucho en darse cuenta de que sin quererlo había usado los poderes de Bill y ahora flotaba envuelta en un aura de fuego azul.

Ella recordaba haber visto a Bill hacer lo mismo pero nunca se creyó capaz de hacerlo. Por una vez el poder del chico la había salvado.

Luego de intentarlo un par de veces logró volar hacia arriba, notando como no se cansaba y a demás recorría la distancia en pocos segundos.

Cuando al fin sus pies tocaron tierra soltó todo el aire que había estado conteniendo y los latidos de su corazón comenzaron a calmarse. Aún sentía miedo pero no lo expresaba, nunca había sido buena para transmitir sus sentimientos después de todo.

Escuchó pasos y al levantar la mirada pudo ver a Bill quien la veía extrañado.

-¿Qué haces aquí? -preguntó sin ocultar su extrañeza.

La joven se incorporó y se permitió darle un empujón a Bill demostrando su molestia.

-¿Y ahora qué te pasa? -preguntó el muchacho sorprendido.

-Tu me pasas -dijo ella conteniéndose para no darle un golpe en la cara-. No puedes desaparecer sin decir nada.

-¿Y quién eres tú para decirme qué hacer? -preguntó él comenzando a molestarse también.

-Lo olvidaba, no soy nadie para exigirte nada porque eres un demonio -dijo con ironía-. Entonces por favor como el todopoderoso demonio que eres has que deje de preocuparme por ti y te dejaré en paz.

-No necesito de tu preocupación, puedo vivir sin tu ayuda.

-Bien, como quieras -dijo Elizabeth ya harta de esta discusión-, no vuelvas entonces cuando notes los peligros que te rodean, no te brindaré mi ayuda una segunda vez.

Bill se sorprendió ante las palabras de la chica puesto que nunca imaginó que las pronunciaría, nunca creyó llegar a verla verdaderamente molesta y no estaba del todo seguro de qué había causado este cambio de humor.

Elizabeth no le dio tiempo de replicar, sólo saltó hacia el vacío alertando a Bill quien corrió tras ella, pero se detuvo al verla volar por sobre los árboles hasta perderse entre el follaje.

El rubio no sabía si sentirse molesto por la actitud de la joven o el que usará sus poderes de manera tan descarada o preocupado por el repentino cambio de sentirse de pronto expuesto y perdido. No lo había notado hasta ahora y no lo admitiría, pero tras aquello notó que sin Elizabeth el no tenía un lugar al cual ir o sentirse seguro.

Por su parte la mayor de los Pines se había detenido tras tocar el suelo y ahora se torturaba mentalmente. Sabía que había sido inmadura y que no debía dejarse llevar por sus emociones, pero también era cierto que Bill debía entender que ahora no estaba sólo y que por lo mismo había gente que se preocupaba por él.

Estaba tentada a volver por el chico pero sabía que un golpe de realidad ayudaría a Bill a entender un poco su punto. Decidió darle un día y si no volvía buscaría la manera de rastrear y hacerle volver, sólo si él mismo decidía que definitivamente estaba mejor sin ella lo dejaría marchar.

Con esto en mente emprendió el camino de regreso al campamento encontrando que Dipper y Stan ya se habían metido en problemas a causa de algún tipo de criatura mágica del bosque.

Ford sólo podía negar con su cabeza desde fuera sujetando el puente de su nariz entre sus dedos. No estaba preocupado, era claro, sobre todo porque aquellas criaturas eran inofensivas, sólo eran molestas y esos dos habían sabido qué hacer para provocarlas.

-¿Qué me perdí? -preguntó la chica acercándose al mayor.

-Stan -dijo como si eso fuera la respuesta de todos sus males-, decidió que era buena idea desafiar a las ninfas del bosque.

-¿Ninfas? -preguntó la joven de inmediato-, ¿Esas son ninfas?

El mayor la miró notando como la emoción invadía a la chica y el sabía perfectamente como se sentía eso, después de todo ella era muy parecida a él.

-Así es -dijo regalándole una sonrisa-, son seres escurridizos y juguetones, nada peligrosos, pero si saben como volverse molestas cuando se les provoca.

La joven había tomado su propio diario y había anotado todo lo dicho por su tío con entusiasmo. Posterior a eso buscó entre sus cosas hasta encontrar una cámara de fotos instantánea y fotografiar a dichas criaturas, las cuales ante el flash del aparato se asustaron y se marcharon inmediatamente.

-O... -murmuró la joven decepcionada.

-Olvide decir que son asustadisas -comentó Ford-,pero no tienes que preocuparte, seguro vuelven a aparecer, después de todo son muy curiosas.

-Maldición Ford ¿Por qué no hiciste eso antes? -se quejó Stan.

-No merecidas mi ayuda, tu solo te buscaste eso.

Stan estuvo apunto de soltar algún insulto pero Elizabeth fue más rápida y le tapó la boca.

-No en frente de los menores -dijo la chica mirando de reojo a sus hermanos que miraban todo con curiosidad.

El anciano refunfuñó y quejandose se metió en su carpa dispuesto a ignorar a todos.

-Elizabeth -llamó Mabel- ¿Qué pasó con Bill?

La chica miró hacia el cielo que ya comenzaba a volverse negro.

-Le grité -dijo con fingida calma.

Mabel inmediatamente soltó una exclamación completamente sorprendida mientras Wendy la miraba extrañada por su reacción y es que lo que la pelirroja no sabía era que Elizabeth se caracterizaba por nunca perder la calma, es más, jamás había escuchado de nadie que su hermana hubiese levantado la voz a nadie.

-Tal vez no vuelva -continuó la mayor-, y no lo culparía por eso, se ve que no lo estaba pasando muy bien aquí.

-Pero es un peligro para nosotros dejarlo libre -saltó Wendy inmediatamente.

-No lo es -la contradijo la Pines mayor-, ahora no es más que un humano con poderes limitados, no puede lastimar a nadie.

No te necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora