CITA

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Tenía un delicado qipao* de color blanco muy parecido a los que llevaba en casa solo que este la presentaba más femenina, le llegaba cuatro dedos arriba de las rodillas y tenía una abertura en la pierna izquierda, llevaba como siempre su inseparable paraguas que la protegía de los rayos del sol, además todo ese cabello bermellón ya no le pertenecía completamente, Soyo la había convencido de colocarse unas extensiones, sujetado con sus típicas coletas a los costados, para finalizar eligió unos zapatos chinos color blanco después de ver unas monstruosidades que la harían ver siete centímetros más alta decidió rechazar la idea de Soyo en ponerse tacones, ahora se felicitaba en haberse hecho caso, llevaba parada cuarenta minutos esperando a que su novio apareciera, miró su celular por décima vez, revisando la hora y si había algún mensaje del castaño que le explicará sobre su retraso mental y por los malditos cuarenta minutos que estaba parada.

¿Y si no llega?

Esa no era ni siquiera una posible respuesta, no iban a dejar plantada a Kagura Yato, mucho menos un estúpido Chihuahua con cabeza de hongo.

—Es suficiente-aru.

Murmuro. No iba a quedarse esperándolo más tiempo. Empezó a caminar revisando las pizarras con los menús de cada restaurante o cafetería, para Kagura este era un buen momento para comer hasta gastar el último yen* de la billetera de tutor.

Sintió una vibración de su cartera lo cual la puso en alerta sacándolo rápidamente para ver el nombre del estúpido que no había llegado "Sádico Idiota <3" era la primera vez que la llamaba desde que se hicieron novios y no podía evitar avergonzarse por ver el corazón que había añadido al contacto luego de que él aceptará su confesión.

—Oye estúpido tienes idea de que hora es, a menos que me digas que acabas de llegar de un viaje en el tiempo no aceptaré tus disculpas-aru. Así que trae tu trasero y aliméntame.

—No iré.

—...

—Lo siento —Colgó la llamada sin escuchar más, sintiéndose decepcionada se había pasado el día entero de compras, que la torturaran si querían escucharla decir en voz alta que había esperado demasiado por el día de hoy, la habían dejado plantada, sin dar ninguna excusa porque ella no lo permitió, miró con atención las calles donde las familias y parejas consumían los servicios de comida, hacían largas colas mientras conversaban o simplemente daban un paseo, las ganas de comer desaparecieron, miró nuevamente su celular y se dio cuenta que no la había vuelto a llamar, no habían mensajes y el no insistía a pesar de que ella había colgado dejando clara su molestia.

Él era un idiota que se había ganado una visita al hospital. Nadie le haría sentir así, no lloraría o eso pensó al ver a su tutor de cabellera plateada apoyado en la baranda del balcón en el segundo piso de la casa donde vivían.

Tal vez sí lloraría... sólo un poco para que su tutor sienta compasión y le pregunté qué pasó.

Obviamente sabía a quién hacer responsable.

Qipao* Vestido tradicional chino.
Yen* moneda Japonesa.

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