Capítulo Uno

521 12 2
                                    



Capítulo Uno

El sonido de mi lápiz golpeando ligeramente la tapa de mi cuaderno ya cerrado retumbaba en mis oídos, el tic tac del reloj que se situaba al frente de la clase, justo arriba del pizarrón, hacía que mi inquietud aumentara cada vez más al pasar los segundos. Mi expresión se mantuvo neutra al oír el chillido de la campana que indicaba el final de la jornada escolar. Automáticamente, mis compañeros se levantaron de sus asientos con rapidez mientras que yo, a pesar de mi ansiedad por salir y verle, mantuve la calma y guardé mis pertenencias con una tranquilidad que sorprendería a cualquiera que me conociera.

Después de despedirme del profesor que aún estaba presente, salí del salón con mis audífonos puestos. Esquivé a varios estudiantes que iban al sentido contrario, mi expresión neutra puesta como siempre hasta que llegué al frontis del colegio. Busqué entre la multitud su cara, poniéndome de puntillas para buscarle mejor pero solo logré que perdiera el equilibrio. Una sensación de decepción se apoderó de mí, haciendo que mi pecho se sintiera pesado al pensar que no ha venido, que se le olvidó que hoy nos iríamos pasear un rato para conversar como solíamos hacerlo antes de que ella entrara a la universidad. Intenté sacar esa idea de mi mente, ella no era -es- así. Ella cumple con sus promesas, llevo los años suficientes siendo su amiga como para saber de lo que ella es capaz de hacer.

Los estudiantes ya se marchaban a sus casas y ella no aparecía. Miré la hora en mi celular y me fijé que sólo habían pasado 5 minutos desde que salí de clases. Decidí esperar parada bajo un árbol a unos metros de la puerta del colegio cuando a lo lejos, vi una figura femenina acercarse con prisa, dando pasos cortos pero rápidos que le hacían ver como si estuviera a punto de echarse a correr. Mis labios formaron una sonrisa al realizar que era ella quien se aproximaba. Ella llegó unos segundos después, su larga cabellera azabache estaba recogida en una coleta desordenada, dejando que unos finos mechones de pelo cayeran sobre su rostro.

—Lo siento ¿Has esperado mucho? — me preguntó mientras me daba un cálido abrazo. —El autobús se demoraba un montón en llegar por lo que decidí tomar un taxi y nos encontramos con un tráfico de locos.

Aliviada de que su retraso fue por estar pegada en un tráfico inmenso, le sonreí. —No, tú tranquila. —le aseguré. — Solo han pasado unos cuantos minutos desde que salí de clases.

Denisse me mostró una sonrisa en la cual lució sus perfectos dientes blancos. —Entonces vamos, hay mucho de que conversar.

Asentí levemente y comencé a caminar a su lado, escuchando atentamente todo lo que me contaba animadamente. Hace mucho que no veía a Denisse, mi única amiga desde la infancia. Solíamos estudiar juntas, hasta que repetí mi último año de colegio, el cual estoy cursando actualmente. Denisse decidió ir a la universidad, por lo que no la veo con mucha frecuencia, es más, hace meses que no le veía y hemos esperado demasiado tiempo para volver a juntarnos. Hemos tenido contacto por las redes sociales, claro, pero no es lo mismo. Nada se compara a la sensación de confianza que te brinda la presencia de una amistad que es añorada, ni siquiera los mensajes empalagosos con muchos corazones y abrazos. Las relaciones de amistad virtuales se pueden romper fácilmente en mi opinión.

Seguí escuchando como Denisse hablaba animadamente, encargándose de contar cada detalle de su vida desde que ingreso a la universidad. De vez en cuando le respondía con un 'me imagino' o con un 'eso es bueno', haciéndole saber que estoy prestando atención. Luego de caminar por unos cuantos minutos más, entramos a un café situado al otro extremo del rio de la ciudad, en un barrio conocido por la convivencia extranjera junto con tiendas de exportación a precios bastantes económicos, también conocido como nuestro lugar favorito . Como era de esperarse, el barrio estaba repleto de personas así que, con dificultad, habíamos logrado entrar al café y sentarnos en nuestra mesa de siempre, la que estaba al frente del mostrador de pasteles. Denisse se situó en frente mío y me observó con detención mientras que le daba un sorbo a su chocolate caliente. — ¿Y Alexander cómo está?

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora