Capítulo Once
El silencio se apoderó de la cabina privada en un bar local del pueblo, todos teníamos las cabezas gachas observando nuestros vasos con licor como si estos fuesen la cosa mas interesante del mundo. Denisse se encontraba consolando a un tembloroso Demian, quien repetía una y otra vez que merecía morir por haber portado un arma ilegalmente además de robar algunos bienes de esa tienda mientras que Tristan se encontraba con la mirada perdida a la vez que acariciaba el torso de mi mano en mociones circulares. Yo tenia mi cabeza reposando en la palma de mi mano con mi cabello desordenado y un cigarro entre mis dedos.
No había tensión en el aire, si no, había algo que con palabras sería difícil de explicar, estábamos en shock por lo sucedido. Jamás antes en mi vida había sentido este tipo de adrenalina, la forma en que me emocionaba estar huyendo de esos criminales, la forma en que Tristan aceleraba cada vez que veíamos algo sospechoso, la manera en la que nos abrazamos una vez que nos detuvimos en este bar... todo esto fue, increíble.
—Fumar hace mal. —me murmuró Tristan, rompiendo el silencio entre todos.
Solté un suspiro y le di una ultima calada. —De algo tengo que morir.
Me miró de reojo, una mueca formando en sus labios. —Preferiría que fumaras algo más natural.
Mi amiga quien estaba escuchando soltó una carcajada. —¿Te refieres a la marihuana? Ya lo hace.
—¡Denisse!
—¿Qué? Solo decía lo obvio. —se defendió, encogiendo sus hombros. —Ahora que lo recuerdo... creo que traje un poco.
—¿Me estás jodiendo? — pregunté incrédula.
—No. ¿Recuerdas la hierba que fumamos que era de ese maricón?
Asentí, algo nerviosa. Denisse sonrió, —Traje conmigo lo que quedó.
—¿La fumarán? —preguntó Tristan.
Denisse se encogió de hombros. —Pues, para eso está.
—¿P-puedo fumar con ustedes?
La pregunta de Demian nos dejó sorprendidos. Todos los miramos atónitos, sin poder creer lo que dijo. Me salí de ese trance de sorpresa y le dediqué una sonrisa. —Si tu quieres, puedes hacerlo.
Él asintió y miró a Tristan, quien lo miraba como si le crecieron dos cabezas. —Hermano, necesito relajarme un rato.
Su primo parecía estar dudoso por unos segundos, dedicando miradas rápidas hacia donde estábamos. Relamió sus labios y solto un suspiro. —Está bien, también me uno.
—¿Estas seguro? Si no quieres esta bien. —dije en casi un susurro para nosotros dos a lo que Tristan respondió asintiendo con la cabeza.
—Tranquila, estoy seguro.
—Entonces vamos. —dijo Denisse, esbozando una sonrisa.
Después de haber pagado por nuestros tragos, nos dirigimos nuevamente a la casa con motivación, dejando atrás lo sucedido hace una hora atrás. Me subí a la moto detrás de Tristan y me acerqué a él con un agarre firme, pudiendo sentir la calidez que su cuerpo transmitía. Reposé mi cabeza en su espalda con una sonrisa, contenta de tener esa esencia de él tan cerca de mí, sintiéndome a gusto como cuando dormimos abrazados o nos acercábamos tímidamente el uno al otro. Permití que el viento chocara con mi cara a toda velocidad, soltando risillas mientras compartíamos miradas con mi mejor amiga, quien se encontraba en una misma posición en la motocicleta de al lado.
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La Apuesta
RomanceAlice, hace poco terminó una relación de dos largos años y su mejor amiga, Denisse, la obliga a ir a una fiesta nada que ver con la personalidad de nuestra protagonista en donde conoce a Tristan, un chico que sería capaz de cambiar su vida con tan s...