Capítulo Doce
El día amaneció demasiado pronto para nuestro gusto, un sol radiante nos impedía recuperar las energías que habíamos gastado aquella noche anterior al brillar fuertemente a través de las ventanas de la sala de estar, en donde todos nos encontrábamos tomando un improvisado desayuno que se constaba de pan tostado, margarina y una taza de café bien cargado. Los cuatro estábamos con una cara de mil demonios, lo demasiado cansados para siquiera entablar una conversación fluida.
Me apoyé en el hombro de mi amiga una vez que mi café se acabó, soltando un suspiro agotado. Tristan y yo no habíamos dormido nada aquella noche, pues después de tener nuestro momento íntimo nos pusimos a ordenar un poco el caos que habíamos dejado, cambiando las sábanas y cubre camas para luego conversar sobre todo y nada en general. Hablamos de lo que sería de nosotros, cosa que no teníamos una visión bastante clara sobre qué pasaría, decidiendo así a continuar como estábamos, conociéndonos, pero con derecho a roce, por supuesto. Creo que eso era un buen comienzo. Y ya cuando habíamos acordado de irnos a dormir, el sol ya estaba saliendo a la vez que Demian se levantaba eufórico, incitándolos a un día productivo, lleno de deportes y diversión.
Y ahí nos encontrábamos, tres cuartos de nosotros como zombies mientras que el otro cuarto buscaba maneras de sacar las energías que traía puestas.
Denisse comenzó a suspirar junto conmigo, dándole comienzo a un suave coro de suspiros. Un puchero se formó en mis labios mientras que me acurrucaba mas al lado de mi mejor amiga, ella haciendo lo mismo conmigo, buscando una posición cómoda para poder dormirnos juntas. Cerré los ojos en el intento de volver a dormir, oyendo la risa enfermiza del novio de Denisse, o lo que sea que fuera de ella, impidiéndome descansar debidamente.
—Hmm...—se quejó mi amiga, haciendo un puchero. —Tengo tuto.
—Yo también. —compartí su dolor, emitiendo un leve lloriqueo. —¿Será necesario que nosotras vayamos?
—Sí. —respondió el más activo de todos. —Todos iremos.
Los tres nos quejamos, ganando una mirada aniquiladora por parte del mencionado. Tristan se levantó del suelo y se ganó al otro lado mío, imitando nuestras mismas posiciones, formando así un sándwich humano conmigo al medio. Comenzamos a lloriquear de que teníamos sueño y que deseábamos dormir, formando un coro no tan afinado de suplicas, lloriqueos de cachorros y uno que otros pucheros. En estos momentos parecíamos un trio de bebés berrinchudos, lloriqueando y quejándose hasta que Demian cedió. Nos dio dos horas para dormir puesto que eran recién las ocho de la mañana.
Los tres celebramos, levantándonos de nuestros lugares casi corriendo hacia las camas que nos esperaban. Ansiosos, nos lanzamos a la cama después de haber juntado ambas camas, para así dormir todos juntos y una vez más, estuve envuelta en un sándwich humano.
Me acurruqué al lado mi amiga, inocentemente olvidándome de la presencia de Tristan y al fin pude dormir hasta que sentí otro cuerpo recostándose al lado de Denisse. Me giré para encontrarme con la mirada de Tristan, aliviada de no estar tocando el violín sola.
Le sonreí dulcemente, recibiendo un beso en la frente y luego un casto pero tierno beso en los labios antes de finalmente dormir.
***********
—¿Deberíamos despertarlo? —pregunté en un susurro.
—No lo sé. Se ve tan pacifico durmiendo.
—Y eso que era el mas inquieto esta mañana. — añadió Tristan, sacando su celular para tomarle una foto.
Negué con la cabeza. —En verdad es un plato.
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La Apuesta
RomanceAlice, hace poco terminó una relación de dos largos años y su mejor amiga, Denisse, la obliga a ir a una fiesta nada que ver con la personalidad de nuestra protagonista en donde conoce a Tristan, un chico que sería capaz de cambiar su vida con tan s...