Siempre pensó que su vida era buena, tenía trabajo, un hogar y un matrimonio feliz o eso fue hasta que lo conoció a él, entonces todo en lo que creía comenzó a desmoronarse.
•Advertencias:
Alusión a situaciones de ámbito sexual.
Publicado del: 17/0...
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-¡Jennie!- exclamó con una sonrisa cuando la vio esperando en la entrada.
-Oppa...- dijo con seriedad –llegas tarde de nuevo-
-Vamos, solo fueron un par de minutos- rebatió mientras le quitaba sus pertenencias para llevarlas por ella –sabes que el tráfico es terrible a esta hora-
Suspiró –está bien, te perdono- dijo al final, nunca podía enojarse por mucho tiempo, especialmente cuando le veía actuar como un bobo –tienes suerte de que te quiera tanto-
-Lo sé- respondió sin siquiera negarlo haciendo sonreír a la menor y le atrajo contra su cuerpo con su brazo derecho mientras caminaban para buscar el auto –es tarde, ¿deberíamos ir a comer algo?- preguntó mientras terminaba de colocarse el cinturón de seguridad –ese lugar que te gusta...-
-Bien, tú ganas- sonrió.
***
Las llamadas de Changmin no habían dejado de llegar desde aquel día y aunque en más de una ocasión titubeó antes de rechazar alguna de sus llamadas, ahora se sentía menos culpable por ignorar sus mensajes y el tono de su móvil cuando le avisaba de una llamada entrante de su parte.
Ese día había terminado su turno más temprano, aunque le había sorprendido ver a su jefe salir apresurado en algún momento, algo que le pareció extraño porque solía ser el último en retirarse pero pensó que debía ser alguna cosa del trabajo, aunque la realidad era que tenía sus propios asuntos como para preocuparse por lo que hacía el resto.
Honestamente tenía miedo de ver a Changmin de nuevo, de encontrárselo alguna de esas tardes o noches cuando llegaba a su hogar como consecuencia de que se hubiera cansado de sus rechazos y buscara hablar con él personalmente. ¿Era normal tener miedo o quizás era inseguridad?, no temía que algo malo ocurriera, temía no ser capaz de mantenerse firme con su decisión si el menor usaba las palabras y los recuerdos para decirle que todo tenía solución.
Era estúpido seguir dudando a esas alturas, pero la realidad era que últimamente no estaba seguro de qué hacía con su vida, solo trabajaba y repetía esa rutina de nuevo pero no había algo que pudiera considerar relevante como si solo actuara por costumbre.
Siempre había tenido la tranquilidad de una rutina que se había ido asentando a lo largo de varios años, una que le daba seguridad incluso con sus sorpresas pero ahora ya no existía nada de eso, ahora regresaba de un trabajo nuevo a un hogar que era todo menos eso, uno donde ya no había nadie con quien compartir su día ni sus frustraciones así como sus alegrías, ahora estaba solo en un lugar que parecía demasiado grande y solitario para él.
Cayó de espaldas en la cama luego de quedarse un momento sentado en la orilla y suspiró mirando el techo, ¿por qué parecía haber perdido todo luego de alejarse de él? Y quiso creer que era algo momentáneo, que pronto todo pasaría, pero temía que esa sensación no le abandonara por mucho tiempo.
