Había vuelto a discutir con Rip.
No sabía cómo, eso se hizo parte de sus rutinas diarias. Descubrirán una aberración, Cecil conseguiría meterse en problemas, Rip y ella discutirían, y al final del día harían la paces.
Pero esta vez había sido diferente.
Los regaños de Rip no se hicieron esperar apenas entraron a la Waverider, y detrás de él, Cecil le llevaba completamente la contraria asegurando que todo había ido a la perfección.
Sin embargo, las cosas empeoraron en el momento que Rip le gritó a la velocista que no servía más que para meterlos en problemas.
Y por esa razón, Cecil paseaba por los oscuros pasillos de lo que antiguamente era el Punto de Convergencia, mirando a su alrededor constantemente esperando encontrar a alguien. Siempre había querido conocer ese lugar, pero definitivamente no en esas condiciones.
Un par de minutos después, escuchó lejanamente un muy peculiar sonido metálico y se dirigió en dirección a él.
—Pensé que al menos me darías una pelea decente, Damien.
—Me quitaste las palabras de la boca.
Entró en una sala, viendo como Malcolm Merlyn y Damien Darhk peleaban intensamente con sus espadas lanzándose comentarios ofensivos continuamente. Unos cuantos metros alejado, se encontraba Eobard Thawne revisando una computadora, ignorando completamente la pelea a su alrededor.
—¿Llego en mal momento? —preguntó Cecil.
Damien y Malcolm detuvieron su pelea, mientras que Eobard se levantaba y se acercaba rápidamente a su hija sonriéndole.
—¡Cecil! ¡Que alegría verte por aquí, dulzura! —exclamó Eobard abrazándola.
—Hola, pa —murmuró la rubia haciendo que Eobard frunciera el ceño.
—¿A quién mato? —preguntó rápidamente.
Cecil tragó grueso y desviando la mirada.
—¿Podemos hablar? —preguntó y miró a Malcolm y Damien, los cuales les miraban confundidos—. ¿A solas?
Eobard asintió con la cabeza y en menos de un segundo Darhk y Merlyn habían desaparecido del lugar.
—¿Que sucede? —preguntó Eobard volviendo a sentarse en su silla—. ¿A quien le debo arrancar el corazón? —agarró una taza y empezó a beber de ella con tranquilidad, intentando que su hija no se sintiera nerviosa.
—No es tan sencillo como eso —respondió Cecil mirando a su alrededor con un suspiro—. ¿Cuando te diste cuenta de que amabas a mi madre?
Eobard casi se ahogó con su café y miró a su hija sorprendido.
Sabía perfectamente a dónde iba esa conversación.
Tosió ligeramente y sonrió ampliamente, haciendo lo posible por no demostrar su nerviosismo por la pregunta.
—¿Por que esa pregunta, dulzura? —preguntó apoyando un brazo sobre la mesa y forzando más la sonrisa.
—Lamento si te incomoda —respondió la rubia encogiéndose de hombros—. Solo es curiosidad —Eobard suspiró al ver cómo Cecil bajaba la mirada—. La extraño un poco. Estoy en esos momentos que necesito que una mujer me entienda.
Eobard permaneció en silencio unos cuantos segundos, pensando cuidadosamente las palabras correctas.
—El día que conocí a Cynthia, la odié con toda mi vida —comentó Eobard recordando el día que conoció a la rubia que tanto le irritaba—. Se pasaba todo el día que debía utilizar mi velocidad para el bien, que fuera un héroe y demás —Cecil rio imaginándose la escena de sus padres jóvenes peleando por si Eobard debía ser villano o no—. Y a pesar de que siempre la contradecía en eso, de alguna manera siempre la terminaba salvando cuando estaba en problemas —Eobard suspiró—. Se que me enamoré de ella en alguna de esas ocasiones, pero no me di cuenta hasta el momento en el que me vi dándole un anillo como el mío —miró de reojo la mano de Cecil y sonrió—. Tú anillo.
Cecil sonrió mirando su anillo.
—Linda historia —murmuró.
—Y ahora —Eobard se volvió a levantar de su silla y se acercó a ella—. Es mi deber como padre saber la razón de tu pregunta.
Cecil volvió a bajar la mirada haciendo que Eobard suspirara.
—Es un chico, ¿verdad? —preguntó.
Y en el momento que Cecil asintió con la cabeza, sintió como todo su mundo se venía abajo.
Su pequeña ya no era tan pequeña.
—¿El chico de metal? —preguntó Eobard y Cecil negó con la cabeza—. ¿El que fue al espacio conmigo? —volvió a negar con la cabeza—. ¿El chico Firestorm? —una vez más negó—. Por favor no me digas que el anciano, eso es traumático, Cecil —Eobard se relajó un poco al escuchar como Cecil reía y volvía a negar con la cabeza.
—No, pa. No es Stein —dijo la rubia entre risas—. Eso sería muy extraño.
—¿Hunter? —preguntó temiendo la respuesta.
Pasaron unos segundos en los que Cecil no se movió, haciendo que Eobard bajara la cabeza sabiendo la respuesta.
—Lo siento —murmuró Cecil.
—¡No, no, no! —exclamó Eobard rápidamente volviendo a sonreír—. No hay nada malo con eso, Cecil. Es completamente normal.
—Pero Rip te cae mal —murmuró la rubia mirando a su padre de reojo.
—Pero a ti te gusta —respondió Eobard—. Y sabes bien que te apoyaré en todo, así sea no matar a Hunter.
—Gracias, pa —contestó Cecil abrazando a su padre con fuerza—. Eres el mejor padre del mundo.
—Dime algo que no sepa, cariño —dijo Eobard riendo—. Solo prométeme que podré arrancarle el corazón si te lastima.
—Lo prometo —respondió Cecil riendo.
—¿Por el meñique? —preguntó Eobard mostrando su dedo meñique y Cecil sonrió.
—Por el meñique.
***
Apenas Cecil volvió a la Waverider varias horas después, se sorprendió cuando Rip la abrazó con fuerza, mientras el resto del equipo estaba reunido detrás.
—Eh, ¿hola? —preguntó Cecil atónita.
—¡¿Tienes idea de cuánto te he buscado?! —preguntó Rip alejándose de ella—. ¡Estaba preocupado, Cecil! ¡¿Dónde estabas?!
—Fui a pasear al Punto de Convergencia —respondió Cecil señalando sobre su hombro—. Solo necesitaba unos momentos a sola.
Rip la miró sorprendido y pasó una mano por su cabello.
—Claro, el Punto de Convergencia —murmuró mirando a su alrededor—. ¿Como no se me ocurrió?
—Lo siento, por lo de hace rato —dijo Cecil sonriendo.
—No, yo lo siento —dijo Rip rápidamente mirándola—. No debí hablarte de esa manera, pues eres una persona muy importante para este equipo y yo...
—Deberíamos salir —le interrumpió Cecil.
—¿Disculpa? —preguntó Rip ligeramente sorprendido.
—Deberíamos salir, o algo —dijo Cecil encogiéndose de hombros—. Ya sabes, relajarse un rato. No pensar en aberraciones temporales o la Waverider estrellándose.
—Si, deberíamos salir —dijo Rip asintiendo con la cabeza—. ¿Te gustaría salir conmigo? —preguntó haciendo que Cecil riera.
—Si, me gustaría salir contigo, Rip —respondió.
—Bien, considéralo una cita —dijo Rip asintiendo con la cabeza.
Y mientras ellos se sonreían nerviosos, el resto del equipo se encontraba fangirlieando atrás.
Rip y Cecil por fin tendrían una cita.
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¿Quien soporta a Thawne? •|Rip Hunter|•
Fanfiction•Historia ganadora en la primera edición Mini DC Awards• Rip Hunter sabe bien que no debería involucrarse en una relación con la hija de Eobard Thawne. A pesar de ello, Cecil logra fácilmente convertirse en una de las personas más preciadas de su vi...