Una semana después, las leyendas se encontraban reunidas en el cementerio, todos completamente vestidos de negros ante el ataúd vacío con las letras "CT" escritas en dorado.
Rip miraba el ataúd con la mirada perdida. De vez en cuando miraba a su alrededor, esperando encontrarse con la velocista riendo felizmente y que todo hubiese sido una pesadilla. Pero cada vez que levantaba la mirada sentía un profundo vacío al ver la placa de piedra.
Cecil Thawne. 2178-2001. La chica más veloz del mundo.
—Lo siento, Cecil —susurró Rip volviendo a mirar al ataúd—. No tienes idea de cuánto deseo poder abrazarte un segundo más.
El profesor Stein se acercó al ataúd y dejó una rosa sobre este, inhalando profundamente antes de hablar.
—Me parece un buen momento, para dar unas palabras en honor a la señorita Thawne —habló Stein llamando la atención de todos—. Es cierto, que uno siempre anhela poder compartir su vida y estar al lado de todas las personas que uno ama, porque cuando perdemos a un ser querido simplemente nuestro corazón se llena de un inmenso vacío y de una profunda tristeza al saber a ciencia cierta que no volveremos a ver físicamente a esa persona en este mundo —Rip bajó la mirada y el profesor suspiró con fuerza—. Sin embargo, pese a la tristeza que hoy nos invade debemos de comprender que la señorita Thawne ahora se encuentra mucho más cerca de nosotros de lo que podamos imaginar, pues el recuerdo de sus locuras siempre nos acompañará, y la locura es el origen de las hazañas de todos los héroes —Stein sonrió al recordar todas las veces que la velocista jugaba ajedrez con él, ganándole en cada partida sin mucha dificultad—. Cecil Thawne vivirá en nuestras memorias, no como la hija de uno de los villanos más temidos de la historia, sino como la valiente chica que arriesgó su vida para que cientos más pudieran vivir.
El profesor Stein bajó la cabeza mientras se alejaba lentamente. De repente, Mick carraspeó ligeramente mientras daba unos cuantos pasos hacia adelante.
—Lamento haber apagado el calentador de tu habitación —murmuró Mick con una sonrisa—. Pero la cerveza caliente no sabe bien.
Rip rodó los ojos mientras Mick volvía a su lugar. Rápidamente Sara decidió acercarse al ataúd y sonreír.
—Tuvimos nuestras diferencias, Cecil —habló Sara con una sonrisa—. A pesar de eso, siempre fuiste una amiga para mí, y un importante miembro en el equipo. Estarás en nuestras memorias en cada viaje que hagamos, y nos encargaremos de que la historia sepa tu nombre.
Sara dejó otra flor sobre la tumba antes de alejarse con un par de lagrimas en los ojos. Rip suspiró pesadamente antes de acercarse a la tumba y mirar detalladamente la rosa en sus manos.
—Te amo, Cecil —susurró Rip acariciando un pétalo de la flor—. Y eso es suficiente para saber que no estás muerta. No para mí —todos le miraron curiosos en el momento que le dio un beso a la rosa y la dejó sobre el ataúd—. Tú misma lo dijiste. Las leyendas nunca mueren.
Se dio la vuelta y empezó a caminar tranquilamente en dirección contraria bajo la mirada atenta de todos.
Y por un instante, juró haber escuchado la risa de la velocista.
***
Rip se encontraba en su habitación acostado sobre su cama. Tenía las piernas apoyadas contra la pared, mientras su cabeza colgaba a un lado de la cama mirando el techo perdidamente.
En sus manos se encontraba el cubo Rubik tal y como lo había dejado Cecil la última vez que lo utilizó. De cierta manera, sentía que era una de las pocas cosas que le habían quedado de la velocista. Sin embargo, su mente daba vueltas intentando resolver la mayor preocupación que en ese momento le carcomía.
¿Como le explicaría a Eobard que su hija había muerto?
—Maldición —murmuró pasando una mano por su cara con un suspiro.
La única solución "lógica" que encontraba era no decirle y que él se enterara por otros medios. O que se lo dijera a través de alguna carta o algo por el estilo. A pesar de eso, sabía que todos terminarían con el mismo resultado: Eobard arrancándole el corazón.
Soltó un gruñido y miró el cubo en sus manos intentando descubrir en que se había equivocado.
Cuando investigaron, el avión había tenido la longitud suficiente para que la velocista pudiera realizar un viaje en el tiempo, e inclusive le sobraban varios metros, en caso de que no alcanzara la velocidad suficiente.
¿Que había salido mal?
—¿Gideon? —preguntó al aire.
—¿Si, capitán Hunter? —preguntó Gideon al instante.
—¿Que modelo de avión era el vuelo 93 de United Airlines? —preguntó.
—Un Boeing 757-222, el número de registro era N591UA —habló Gideon—. Una altura de 13,56 metros y una longitud de 47,32 metros...
—¿47? —preguntó Rip—. Cecil solo necesitaba 40.
Rip se levantó de golpe de la cama y agarró su gabardina, empezando a salir de su habitación.
—Gideon, ¿ya fueron encontrados todos los restos? —preguntó colocándose la gabardina.
—Así es, capitán Hunter —respondió Gideon—. Se encontraron 44 cuerpos, de los cuales 40 fueron identificados y otros 3 se asociaron a los terroristas. El cuarto cuerpo no ha sido identificado —informó Gideon.
—Cecil aseguró que dos secuestradores entraron a la cabina mientras otros dos se quedaban afuera —murmuró Rip frunciendo el ceño—. Habían 45 personas en ese avión, no 44.
—¿A que se refiere con eso, capitán Hunter? —preguntó Gideon.
Rip entró en la cubierta principal bajo la mirada atenta del resto del equipo.
—Cecil está viva —habló con seguridad—. Está perdida en algún punto de la historia intentando comunicarse con nosotros.
—¿Como estás tan seguro? —preguntó Jax.
De repente, la nave se sacudió violentamente, al mismo momento que Gideon mostraba en pantalla unas imágenes de una guerra.
—¿Otra aberración? —preguntó Ray mirando las imágenes.
—Y una grande, por lo visto —habló Sara.
—Esas imágenes son de la Batalla de Moscú —dijo Nate señalando la pantalla y suspiró en el momento en que todos le miraron extrañados—. La Batalla de Moscú fue una de las batallas más importantes durante la Segunda Guerra Mundial, pues se trató de la primera gran derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
—Sin embargo, tras la aberración encontrada, el ejército alemán logra tomar la ciudad de Moscú, y las Fuerzas del Eje ganan la Segunda Guerra Mundial un año después —informó Gideon haciendo que todo el equipo frunciera el ceño.
—¿Cuál es la causa de la aberración, Gideon? —preguntó el profesor Stein apoyándose en la mesa.
—El nuevo general de Hitler le ha sugerido no invadir la Unión Soviética en pleno invierno y gracias a ello le ha asegurado la victoria de la guerra —informó Gideon.
—Caso resulto, solo hay que evitar que ese general le avise al Nazi mayor sobre la nieve y aberración resuelta —dijo Mick bebiendo de su cerveza.
—Parece un buen plan —habló Sara—. Gideon, ¿quién es el nuevo general de Hitler?
Todo el equipo bufó al ver la imagen que Gideon colocaba en pantalla.
Hitler sonreía ampliamente ante la bandera de la Unión Soviética quemada, y junto a él, elaborando el típico saludo nazi y con una sonrisa orgullosa, se encontraba la rubia que hasta pocas horas antes creían muerta.
—Oh, la velocista se volvió Nazi —rio Mick.
ESTÁS LEYENDO
¿Quien soporta a Thawne? •|Rip Hunter|•
Fiksi Penggemar•Historia ganadora en la primera edición Mini DC Awards• Rip Hunter sabe bien que no debería involucrarse en una relación con la hija de Eobard Thawne. A pesar de ello, Cecil logra fácilmente convertirse en una de las personas más preciadas de su vi...