La segunda cita

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Rip miraba el techo de su habitación con inquietud. Sentía como su brazo le empezaba a cosquillear por tenerlo en la misma incómoda posición por tanto tiempo, y su estómago rugía constantemente a falta de comida.

Intentó mover su brazo, no obstante, no logró hacerlo más de un par de centímetros cuando recibió una suave patada en una pierna.

Miró de reojo a la rubia profundamente dormida junto a él. Cecil utilizaba el brazo de Rip como almohada mientras lo abrazaba con fuerza enredando sus piernas con las mantas que la cubrían.

Porque como si no fuera poco, también se apoderó de las mantas.

Rip suspiró pesadamente volviendo a mirar el techo. No tenía idea de la hora, pero se hacia una idea de lo tarde que era al escuchar los múltiples pasos que sonaban por los pasillos de la Waverider.

—Cecil —susurró tras escuchar como su estómago volvía a rugir—. Cecil, es tarde.

Volvió a mirar a la rubia al no recibir respuesta y suspiró una vez más al ver como un pequeño hilo de baba caía de la boca de la velocista.

—Vamos, Cecil —susurró sacudiendo ligeramente su hombro—. Debemos comer algo.

En un segundo, la velocista desapareció dejando a Rip completamente atónito, sin embargo, antes de que lograra levantarse de la cama, Cecil regreso exactamente a la misma posición, con la excepción de que esta vez Rip tenía una caja de cereal junto a él.

—Gracias —suspiró Rip prefiriendo no replicarle a la rubia.

Sin otra opción, abrió la caja de cereal y empezó a comer silenciosamente preguntándose cuánto tiempo más sería capaz de dormir Cecil.

***

—Cecil, han pasado tres horas —habló Rip y la rubia bufó.

—Aún es temprano —replicó Cecil con rapidez.

—Debemos ir al funeral —dijo Rip y Cecil suspiró.

—La verdad no tengo ganas de ir —comentó Cecil entreabriendo los ojos—. Vi cómo le arrancó el corazón, no me apetece volver a verle.

—Es su funeral, Cecil —dijo Rip mirando a la rubia—. Debemos asistir.

—Me apuñaló —dijo Cecil haciendo una mueca—. Y dolió mucho la verdad.

—Sabes que no te quería apuñalar a ti —dijo Rip—. Solo será una hora, máximo —Cecil hizo un pequeño puchero que de cierta manera le causaba gracia a Rip—. ¿Qué te parece si esta noche vamos al cine? —preguntó con una sonrisa—. Te lo prometí.

—¿Un funeral y cine? Pero que cita más exótica —comentó Cecil riendo—. ¿Y si solo vamos al cine?

—Si vamos al funeral, prometo comprarte el envase más grande de palomitas de maíz —dijo Rip extendiendo su mano—. ¿Trato?

Cecil se mordió el labio inferior unos segundos antes de asentir con la cabeza y estrechar sus manos con una sonrisa.

—Trato —respondió—. Pero también me darás tu levita.

***

—No temas, estoy contigo. No estés abatido, yo soy tu Dios. Todos los que se enojaron contigo serán avergonzados y humillados —Cecil bajó la mirada—. No serán nada. Los que peleen contigo, serán nada.

Cecil miró a su alrededor. Todas las leyendas se encontraban con la mirada baja, mientras algunos niños lloraban y Mary Xavier intentaba consolarlos.

¿Quien soporta a Thawne? •|Rip Hunter|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora