- ¡Yuri, despierta! ¡Que despiertes! - Escuche. Lo siguiente que sentí fue mi rostro tocando el suelo
- ¿Qué te sucede? ¡Idiota! - Grité lo más que pude mientras me levantaba, viendo al joven que se encontraba delante de mí.
-Es demasiado tarde y debemos partir, pensé que serias más responsable con la causa, es tu pueblo, tu deber - Escuchar esas palabras hicieron que mi enojo se evaporara y sentí nuevamente el peso que debía cargar.
Yo no era cualquier persona, era un príncipe que fue desterrado de su reino. Eso era algo que no podía entender, soy un alfa después de todo. Digno de ocupar un trono.
Estaba tan metido en mis pensamientos que no pude notar que mi acompañante se había retirado dejándome solo. Me apresure a vestirme y salir a su encuentro.
-Otabek - Lo llamé - Ya estoy listo - Le dije apesadumbrado, mientras terminaba de ponerme una capa que cubría todo mi cuerpo. El otro chico ni se inmuto y solo se subió a su caballo. Lo imité y seguí su camino en silencio.
Las horas pasaban y Otabek no se dignada a mirarme, algo que me irritaba a sobre manera. Sé que no soy una persona muy madrugadora, pero eso no significaba que ignore mi reino, yo realmente deseo hacer algo por ellos. Quiero llevarles paz y felicidad.
-En este lugar almorzaremos - Escuche a Otabek decir mientras detenía su caballo y se bajaba de este.
Otabek tenía el cabello negro y corto, unos profundos ojos oscuros que podían sacarte hasta el más oscuro de tus secretos. Fuerte, varonil, buen luchador, cada que lo observaba solo podía ver virtudes en él. Era todo lo opuesto a mí que, a pesar de ser un alfa poseía rasgos delicados, ojos color jade y por capricho mío, un rubio cabello largo hasta la altura del mentón.
Anhelaba tanto parecerme a él.
- ¿Podrías dejar de soñar y bajar del caballo? Estamos perdiendo el tiempo, ya no podemos continuar así, ya que mi padre... - Noté como su voz se resquebrajó al momento de nombrarlo - ...Dijo que debíamos encontrarnos con su contacto exactamente mañana - Volvió a su tono de voz frio y cortante.
Continuamos con el viaje luego de comer. Otabek no decía nada y yo solo me limitaba a seguirlo en silencio. No sé en qué momento el cambio tanto, cuando éramos niños era dulce conmigo y siempre estaba a mi lado, cuidándome, diciendo que sería un gran rey. Prometió que nunca me dejaría. Poco después de cumplir los 13 años, sentí como empezó a repudiarme.
Se alejó de mí.
Cayó la noche, pero Otabek continuo con la marcha. No le imploraría por descansar, no deseo mostrarle debilidad.
Cuando el sol comenzó a aparecer por el horizonte llegamos a nuestro destino, un pequeño pueblo por lo que pude notar. De repente Otabek se detuvo, observando atentamente un gran árbol de bellas flores amarillas. Me pareció extraño, el jamás ha tenido interés alguno en cosas como observar flores. Lo único importante para él era la misión y podría apostar que solo pensaba en eso.
Luego de ese pequeño desvió, me guio a una pequeña cabaña, donde un señor de edad avanzada edad nos abrió la puerta.
-Pasa - Indicó Otabek, escuetamente. Se movió a un lado y me dio el pase.
Al encontrarnos los tres en la cabaña, pidieron que me siente mientras ellos inspeccionaban los alrededores por la ventana, por si alguien nos había seguido.
-Llegaron justo a tiempo - Dijo el anciano - Todos los que apoyan la causa saben que esta noche nos reuniremos. Debemos presentar a Yuri y demostrarles que él nos guiara a la victoria - Aquel hombre me veía fijamente con seguridad en su mirada, así como cierta tristeza. ¿Estarían ocultando algo?
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El caballero y el omega (Otayuri) (Omegaverse)
Fiksi PenggemarEra un día soleado cuando aquel reino se fue abajo, los súbditos del palacio trabajaban arduamente en los preparativos para conocer al heredero de la corona; quien sería presentado al pueblo ante el incontrolable deseo de éstos de poder por fin tene...