- Depredador -

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— Iré rápido, tu espera aquí ¿Si? — insistió con una sonrisa suave, su compañero suspiro para arrastrar la silla y volver a sentarse

— ¿Podrías traer los libros que le continúan a este? — dijo señalando el libro en sus manos, solo recibe un asentamiento

= Aroma a libros =

Cubría mi nariz y mi boca con mi mano, me asome para ver al área de mesas y sillas de madera donde hace segundos ví una rubia retirarse, trague en seco. Me intento levantar pero las piernas me fallan tambaleándose sin control. Todo mi cuerpo hierve, como si me hubiesen metido en agua caliente durante horas, mis mejillas ardían y mi corazón no dejaba de latir con fuerza. Intenté volver a asomarme pero ahora mi visión al pasillo era borrosa y mis sentidos se hayan confusos.

— ¡Tu! — sentí una mano aferrarse a mi muñeca, luego mi cuerpo fue arrastrado, mis pies se movían involuntariamente en dirección desconocida. Mis ojos estaban avisados y protón las lágrimas empezaron a resbalarse por mis mejillas y mis labios temblaban involuntariamente, todo mi cuerpo dolía y incluso creo que palpitaba. Mis piernas estaban débiles, mis manos sudan y mi pecho duele. ¡Por el hacedor! Esto es una pesadilla, una pesadilla que me traga lentamente —. ¡Traga esto! — algo pasó a mi boca, me forcé a dejarlo pasar por mi garganta. Mis respiración se tranquiliza lentamente, mi cuerpo dejo de estremecerse y sudar, ya podía diferenciar las cosas. Unos puntos azules y violetas están frente de mi, esos puntos se convierten en el rostro de la chica serpiente del otro día. Su cara estaba roja y su mirada era firme —, afuera hay un cartel, claramente dice que el ingreso de individuos que no toman sus pastillas está estrictamente prohibido — me regaño, era obvio que se dió cuenta ¿Tanto así me altere? —. La biblioteca entera huele a ti, desconectamos los aires acondicionados para encender los extractores ¿Sabes que hay personas que vienen aquí para hacer tolerable el verano, y que lo único que mantiene fresco este lugar son esos condenados aires? — me miró con severidad

— Perdón.... No sé qué pasó conmigo — comenté apenado intentado desviar mi vista

— Eso ya no importa, solo... Tranquilízate y ten, por si acaso — me entrego una lámina con píldoras, suspiré para alejarme de ella, parece que me llevo a una clase de almacén con cajas y estantes. Salí y me di cuenta que estaba al otro extremo de la biblioteca, literal, me paseo por todo el área y no me di cuenta.

Me sentía nervioso, intenté tranquilizarme respirando hondo una y otra vez. Tal vez debo irme, eso sería lo mejor. Me encamine en dirección a la salida, el sudo bañaba mi frente, este lugar era muy caluroso cuando los aires son apagados. La gente se amontonaba en la salida para irse, mejor me voy acomodando a esperar que pase el revuelto.

Otra vez ese escalofrío

Mire a todas partes aterrado, intento contener el llanto. Me siento indefenso, apunto de ser cazado por un depredador, que me sacara los órganos y que dejara mi cuerpo podrirse aquí mismo

Mordí mi labio inferior, se me olvidó las palabras que uso para relajarme. ¡Hacedor dame fuerzas!

— ¿Estás bien? Te ves pálido — me gire exaltado. Una mirada azul cielo esta clavada sobre mi, tenía una mezcla de preocupación y curiosidad. Era esa chica, la de cabello rubio que vi cuando...

— Si, si, solo me siento un poco mareado — murmuré desviando la mirada, la mano derecha de la chica se poso en mi mejilla

— Pobre osito, debes sentirte fatal. Ven, siéntate a descansar un poco — con su mano libre me sujeta el antebrazo para llevarme a algún lado. Intenté hablar diciéndole que no era necesario, más lgo en ella me dejó en mudo, más específicamente su olor. Era una mezcla de recuerdos causado por aspirar el perfume que desprendía de su piel que me parecía tenía un saludable color rosa claro, me recordaba a las fotos que mi mamá me mostraba de cuando era bebé. Pero no solo eso, me recordó a mi papá, podía sentir que regresaba a la feliz época en donde me llevaba a pasear al parque, me sentaba en los columpios y me hacía subir muy alto, en esos momentos tenía la ilusión de dar la vuelta completa al columpio y viajar a otra dimensión llena de cosas maravillosas; también recordé cuando me enseñó a andar en bicicleta, me caí un par de veces pero el siempre me animaba; también pude recordar cuando me cantaba en noches de tormenta, le tengo una fobia enorme a los truenos y relámpagos. Todo fue pasando en frente de mí haciéndome sentir nostálgico

- Biblioteca - [Golden×Freddy] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora