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Maratón 5/5

Micaela

— No me pondré eso  —Le digo a mi prima, mirando el atuendo que tiene en sus manos.

 —Vamos, solo es un vestido.  —  reprocha.

— Dije que no.

— Así Ramiro jamas te tomara atención.

— Yo no quiero su atención, lo odio.

— A ver quien se lo cree, porque yo no.

 —Aún así, si digo que no, es que no.

[....]

 — Ves te dije que te verías bien.

— Cállate y camina.

Después de una hora andando rogando termine aceptando. El vestido era negro y bonito no demasiado como para llegar a ser vestido de puta, y como no soy tan fan de los tacones, me puse zapatillas negras con un poco de plataforma.

Ya nos encontrábamos a una cuadra de donde seria la fiesta y me sentía realmente incómoda.

¿Que hacia yo aquí? Esto no era lo mío. A unas casa, ya se veía la casa donde seria y me asuste, pare de golpe.

— Cambio de opinión. No quiero ir.

—¿Que? Vamos, mica no me hagas esto.

— Esto no es lo mío. Solo haré él ridículo.

— Basta, estoy aquí y mientras yo este contigo nada te pasará.

Cerré los ojos y respire profundamente.

 —Esta bien.

Al llegar ala puerta, que estaba abierta, respire hondo y tome él brazo de Bianca fuertemente, no quería separarme de ella.

 —Vamos, estate tranquila.

No le conteste, y solo me digne a observar y caminar. Varias personas que no conocía me miraban raramente y algunos simplemente me volteaban la mirada, al pasar entre la gente una que otra me empujaba al sentir que ya tenía mas espacio observe hacia mi prima, pero no estaba.

¿¡Donde diablos se metió!?

La estaba agarrando de él brazo, ¿como se me pudo zafar?

Unos toques sentí en mi hombro derecho haciéndome voltear.

 —Hola  —le dije secamente.

—Te ves linda.

 —Solo dime que es lo que quieres Bruno.

— Yo, mmm... No hemos hablado desde hace mucho, sabes...

— Claro, pensabas que te seguiría hablando al encontrarte con una zorra  —le interrumpí enojada.

No espere a que me contestara me di media vuelta y camine donde había una barra improvisada.

— ¡Mica!  —me gritaron a mis espaldas y ahí hacía mi prima —¿Donde te metiste? De un momento a otro ya no te vi.

— Perdón.

— Vale, olvídalo ahora vamos a tomar algo.

 —No bebo.

— Cállate, ya acabas de cumplir dieciocho, toma esto — me paso un vaso rojo de plástico que contenía no sé qué cosa.

Dude por unos segundos pero terminé bebiendo de golpe.

— Eh, eh tranquila es muy fuerte para un solo trago.

 —Ya lo note  —dije haciendo una mueca — Iré al baño — tan fuerte estaba esa cosa que hizo que me lagrimearon los ojos.

— No tardes, te espero aquí.

Asentí y camine por la casa en busca de él baño.

Tome el hombro de una chica y la gire sin importarme que no supiera quién era.

 —¿Donde esta el baño? —pregunté.

 —Arriba — dice para después voltear volviendo a hablar con su acompañante.

Me voltee y camine hacia las escaleras que se encontraba a unos cuantos metros de mi.
Subí dificultosamente ya que habían personas besuqueandose en ellas.

Abrí las puertas y una que otra que estaba cerrada, tome el picaporte de una y entre ya que no había nadie, lo bueno era que esa habitación tenía un baño. Me cheque los ojos tome un tramo de papel higiénico y trate de no arruinarme el maquillaje que mi prima me había puesto.

Suspire viéndome en el espejo.

— Que diablos hago aquí. — me dije a mi misma.

El sonido de la puerta sonó y maldije despacio, alguien estaba dentro de la habitación.

— ¿Alguien esta...aquí? —pregunto una voz atropelladamente.

Salí y vi a Ramiro tropezándose con todo que estaba a su paso.

 —Solo yo. — dije.

 —Mierda. — se sobresalto poniéndose una mano en su pecho — ¿Quien eres?  —me pregunta.

— Mica.

 —¿Mica?—  pregunto burlón para soltar una carcajada —Maldición, ¿que te han hecho?

— Mejor me voy.  —¿Porque siempre tenía que insultarme?

 —No...—me tomo de él brazo.

—Suéltame, te la pasas insultando a cada momento. 

—No me refería a eso, te ves... Bien. —dijo torpemente.

Lo mire y él a mi, me tomo de la mejilla acariciándola, me acorralo hacia la pared y lo mire asustada.

 —¿Que hac-es?  

 —¿Porque nunca.. note los lindos ojos que t-ienes? — ignoro mi pregunta. Su pregunta me sorprendió y no evite sonrojarme.

 —Estás borracho.

 —Estas muy linda, hoy.. —balbuceo y su mano que sostenía mi mejilla corrió hacia mi boca, rozándola.

 —No hagas eso.  —le dije.

 —¿Que cosa?  —preguntó mirando mis labios.

 —Eso, jugar conmigo.— la tristeza llego a mi al pensar en sus insultos.

— Yo...—dudo unos segundos y me miró a los ojos  —¿Qué harías si te beso?  —pregunta.

— Golpearte en las pelotas.

Sus labios se posaron en los míos, interrumpiéndome. Por parte mía, le seguí él beso sorprendiéndome de mi misma al hacerlo, sus labios... Tenía sabor a alcohol y uva, eran carnosos y suaves, cerré los ojos con fuerza y desee que esto nunca terminara, pero por falta de oxigeno nos separamos, pegó su frente a la mía y suspiro.

 —Carnosos a sabor a fresa.  —dijo haciéndome regresar a la realidad.

Me separe de él de golpe y lo mire asustada.

— Per-don.  —tartamudee y salí rápidamente de ahí.

Baje rápidamente las escaleras torpemente y salí de la casa dificultosamente.

Al estar ya completamente de la casa respire hondo.

Mierda, micaela. ¿Que has hecho?

Me he besado con Ramiro.

"Hey Micaela"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora