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Maratón 3/6

—¿Que dices? ¡No! Claro que no.  —contesta indignado.

Pero la indignada debería ser yo.

 —Pues se él hombre que eres y demuéstralo.

Me volteo y camino para la casa dejándolo con la palabra en la boca.

Entro silenciosamente a la casa, no quiero despertar a mi padre.

Pero fue inútil un empujón hizo que cayera de rodillas al piso, gimo de dolor.

 —Papá, déjame explicarte..

 —¡Cállate! ¿cuantas veces te he dicho que no quiero verte con esa gente? ¡eres una puta!  —grita haciéndome derramar lágrimas.

—No estaba haciendo nada malo..

 —¡No me contestes! —grita pateandome. Su rostro esta rojo y sus ojos están inyectados de sangre, observe las botellas de licor que estaban en la mesa. Estaba borracho.

 —No me pegues por favor.. Papá no lo vuelo a hacer.. —sollozo.

 —Tu te lo buscaste, eres una descarada... —se acerca peligrosamente a mi — Tu madre estaría decepcionada de ti.

Dice con rencor, cierro los ojos fuertemente. Patadas y puñetazos se hicieron presentes, sentí como él dolor me llegaba a su límite y como empezaba a ensangrentar la pierna. Unos vidrios se me habían encajado, sentí el dolor recorrer todo mi cuerpo, comenzó a retorcerse de dolor.

Todo se torno oscuro.

[...]

Desperté y seguía en el piso, mi padre no estaba. Me agarre de la mesita y hice un intento de levantarme, sentí adormecido mi cuerpo con nada de fuerzas, cuando al fin pude levantar me fui a mi pequeña habitación, llamé a mi prima y le conté todo. Quería desahogarme, no iba a ir mañana, no podría, no debía, empeoraría si iba.

Tome bocanas de aire tratando de conciliar el sueño, hasta que una nube negra cubrió toda mi vista.

Como quisiera que todo fuera como antes.

"Hey Micaela"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora