La pronta llegada del amanecer lastimo un poco sus ojos, y los obligó a abrirse lentamente, llevo sus manos a sus lastimados ojos chocolate y tras un bostezo se estiró un poco y sintió como el bebé que crecía dentro de ella la pateaba un poco, sus manos fueron a su vientre y acarició allí, le dolía cuando el bebé estaba tan inquieto y solo deseaba que se calmara un poco.
- Bebé... calma por favor... - Susurro Lucy acariciando suavemente su vientre y al sentir que su pequeño le hacía caso sonrió tiernamente - Eres muy bueno cariño -.
Se levantó de la cama y sus pies descalzos sintieron el frío del suelo de esa habitación, el pijama que traía cayó hasta sus tobillos grácilmente, dio pasos hacia la ventana y contemplo el sol del nuevo día mientras acariciaba su vientre, le dolía mucho el cuerpo y la cabeza pero no podía permitir que los demás se siguieran preocupando por ella, ella era una mujer fuerte y aunque su corazón estaba muy lejos de ella, no dejaría que su alma cayera, tenía que seguir adelante, por Happy, por Wendy y por ese bebé que venía encamino.
- ¡Son las seis y quince! se me va a hacer tarde - Con estas palabras literalmente corrió a darse un baño y a colocarse un lindo vestido color amarillo pastel, peino su cabello y arreglo su cama, llevando sus puños a su cintura suspiro. - Es hora de empezar un nuevo día -.
Camino fuera de su habitación y se dio cuenta que todos dormían, así que aprovecho para barrer, regar las plantas y ponerse en la cocina para comenzar a preparar el desayuno para todos, Lucy sin duda era una súper ama de casa que se preocupaba por todos los detalles del hogar. Mientras los panqueques de Happy y Wendy se hacían saco toda la ropa sucia para llevarla al lavadero, sin duda era mucha ropa, aunque no se sorprendía, llevaban casi siete meses conviviendo juntos dos hombres y una niña, un caso perdido totalmente diría ella. En menos de dos horas la casa estaba impecable, la ropa estaba tendida y ella se dedicaba a colocar el café, los panqueques, el jarabe de maple, los huevos y el pan en la mesa, cuando la cansada Lucy se iba a sentar un rato alguien comenzó a tocar la puerta, suspiro y se encaminó a abrirla, tras esta, estaba un hombre alto y bien vestido, de traje azul y una característica especie de barba corta, el mismísimo Jellal Fernández.
- ¡Jellal! - Se apresuró a abrazarle tiernamente.
- Lucy, wow... tu estas - Fue interrumpido por ella.
- Súper embarazada si, lo se jaja - Lucy estaba feliz de ver a Jellal.
- Sí, eso, pero también estas hermosa - Estaba impresionado por la belleza de la chica.
- Gracias Jellal, pasa, estaba sirviendo el desayuno aún aquí todos están en los brazos de Morfeo - La joven hizo pasar al hombre y lo sentó en la mesa sirviéndole café recién hecho y ofreciéndole comida. Jellal negó la comida puesto que ya había comido y no tenía hambre.
- Cuéntame Lucy, ¿dónde está Natsu? Ese pillín ya va a tener su segundo hijo y no avisa- Jellal tomaba de su café y sintió como Lucy se ahogó un poco con el agua, reincorporándose rápidamente negó con la cabeza.
- No.... soy madre soltera Jellal, vine aquí porque estaba con Happy sola en ese lugar y sinceramente quería que este bebé naciera con la alegría de esta gran familia llamada Fairy Tail- Lucy explicaba todo de manera poética, intentaba disminuir a su amigo el golpe de que estaba sola en el mundo, pero Jellal no era tonto, y aunque no tenía el genio ni la mirada de Laxus, Lucy no saldría tranquila de aquella situación.
- Entiendo que no me quieras decir quién es el padre, sabes perfectamente que todos nosotros seremos padres de esta criatura que viene en camino, pero deberás explicar ahora mismo donde esta Natsu, y porque no está contigo - Jellal había dicho lo mismo que Laxus, Lucy debía estar tranquila, su bebé y Happy no estarían solos jamás.
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Decisiones
Fiksi PenggemarLuego de que Natsu los abandono una vez mas, Lucy se embarca con el pequeño Happy en un viaje hacia el gremio, embarazada y muy enferma corre a auxiliarse en brazos de sus amigos. Una historia llena de drama, pasión y amistad...