Vegeta: Eres eso.

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El gran príncipe de los saiyan's tan orgulloso, tan irritable, tan grosero, tan arrogante, tan vacío, tan él.

Alice una simple humana.

Sus destinos se enlazarían de la manera más extraña. Todo comenzará antes de la llegada de los androides.

Vegeta se encontraba entrenando en la cápsula de gravedad, todo iba de maravilla a excepción que en ese momento había ingresado Bulma molesta.

―Eres un idiota, te la pasas todo el día entrenando ― Se quejó la muchacha mirándolo con enojo. ―Hoy saldremos ―avisó. ―Ni se te ocurra escapar, si lo haces nunca más comerás ― Lo amenazó antes de salir de la habitación.

La única reacción del pelinegro fue mirar a Bulma y continuar con su entrenamiento. Las palabras de la terrícola le habían caído como un balde de agua fría, a pesar de su gran orgullo concluyo que lo mejor sería hacerle caso a Bulma, cuando su entrenamiento terminó decidió irse a bañar.

—Vegeta aquí te dejo ropa limpia — anunció Bulma.

El saiyan salió y observo la ropa, esta vez no se trataba de una horrible camisa rosa. Esta vez era peor, se trataba de un esmoquin.

—Bulma, no me pondré esto — Se quejó Vegeta.

—Debes ir presentable. Además si no lo haces no habrá comida —volvió a amenazarlo.
El único remedio que tuvo fue hacerle caso a Bulma, de mala gana se colocó el traje y se miró por última vez en el espejo, salió del baño y notó que la humana también estaba arreglada.

—¿Y ese humano fastidioso? — Preguntó Vegeta refiriéndose a Yamcha.

—Nos debe estar esperando —pronunció Bulma y ambos se subieron al auto.

El viaje fue silencioso, Vegeta solo se limitó a mirar por la ventana sumido en sus propios pensamientos.

—Debo advertirte algo —dijo por fin ella quebrando el silencio. —Debes portarte bien.
Por su parte Vegeta solo hizo una mueca de desagrado y continuó sumido en sus pensamientos hasta que llegaron al elegante lugar, entraron juntos y se dirigieron a la mesa donde Yamcha se encontraba en compañía de una muchacha más joven que Bulma.

—Hola —sonrió Yamcha al igual que la terrícola que le acompañaba.

—Hola Yamcha — saludó Bulma, Vegeta solo se limitó a mirar a los dos terrícolas.

La cena paso muy lenta para aquel saiyan y para la humana, Yamcha y Bulma eran los únicos que se divertían y se veían felices.

—Nosotros nos iremos por ahí — hablo Bulma mirando con complicidad a Yamcha.
Los dos salieron del lugar y acto seguido el orgulloso Príncipe saiyan se levantó y comenzó a caminar, la humana se levantó y se fue detrás de él.

—¡Espera! — exclamaba la humana. —Eres un desgraciado.

—¡Qué quieres! — gruñó de mala gana Vegeta.

—No quise nada de esto, por lo menos llévame a mi casa — pidió la chica con un hilo de voz.

—No pienso hacerlo — Se limitó a responder el Príncipe.

—Lo vas a hacer — gruño ella de mala gana. —¡Eres un grosero! — La muchacha golpeo con fuerza en la cara de Vegeta.

Esto dejó asombrado al Príncipe, era la primera vez que una mujer se atrevía a golpearlo. En lo más profundo de su ser se despertó un gran respeto por aquella humana que se atrevió a golpearlo con fuerza.

—Yamcha me aseguró que eres un grosero.

—¿Cuál es tu nombre humana? — Preguntó el saiyan mirándola.

—Alice, soy la hermana de Yamcha. ¿Cuál es tu nombre? —hablo la humana con cierto interés. — Yamcha me dijo que tú eras un salayan, salan o algo así.

—Me llamo Vegeta y soy el Príncipe de los saiyan — respondió Vegeta mirando con enojo a la mujer.

Ese fue el pequeño inicio de todo. Alice visitaba constantemente la corporación cápsula con el objetivo de poder mirar y hablar con Vegeta, por otro lado el Príncipe no admitía lo que estaba comenzando a sentir por la humana, el intentaba mantenerla alejada.
Dos días antes de que los androides aparecieran, Alice fue a visitar a Vegeta o más bien a desearle suerte.

—Vegeta, te deseo mucha suerte — sonrió la mujer.

El saiyan solo miro a la muchacha y continuó con su camino.

—¡Espera Vegeta! — exclamo la mujer corriendo detrás de él. —Quiero hablar contigo — musitó sonrojándose.

—Habla de una buena vez, estoy ocupado — respondió de mala gana.

—Bueno... Yo... — susurró y se quedó callada. — Vegeta... Yo estoy enamorada de ti — dijo de una vez.

—Humana idiota, ¿Tú crees que yo me fijaría en ti? —preguntó el Príncipe aunque el sabía que era mentira, el sentía lo mismo por la chica, pero por su orgullo él no le confesaría nada.

Alice lo miró totalmente destrozada, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y bajaban como ríos.
La noche cayó con rapidez, Alice continuaba con aquel gran dolor, la mujer se estaba sumiendo en la tristeza, ella se había enamorado de aquel saiyan infame que había jugado con sus sentimientos. Antes del amanecer decidió dejarle una última nota al Príncipe, ingreso a su habitación sin que él lo notara y deposito el papel en el escritorio, lo miró por última vez y partió a un rumbo desconocido.
Vegeta se despertó temprano para poder meditar antes de la batalla pero antes de salir se encontró con una pequeña nota pulcramente doblada.

"Eres eso
que cuesta dejar de querer,
por que empecé a quererte
sin querer"

Alice.

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Dragon Ball: One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora