acontecimiento inesperado

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Casualidades que pueden cambiar todo para siempre.


Por un instante nuestros ojos conectaron, los suyos, de un café claro como la miel, hacían un contraste perfecto con el sonrosado color de sus mejillas, dejándome petrificado, no recordaba cómo moverme, o como respirar... Debo admitir que, en ese estado se miraba adorable.

-Lo siento -pronunció con voz suave, era la primera vez que lo escuchaba hablar. 

La vida está llena de acontecimientos inesperados, todos entrelazados para llevarnos a una sola dirección. 

 Todo puede suceder en un instante, o nada puede suceder en una eternidad...

La vi voltear para tomar unas servilletas de papel con las que comenzó a limpiarse. Extendió su mano y me dio unas cuantas.

-No te preocupes, fue mi culpa -le contesté, me costó demasiado articular palabras

-No, yo iba distraída... Dios, soy tan torpe... ¿Lo había hecho a propósito?

¡Ja! Ni que tuviera tanta suerte.

-Oye, tranquila, no lo eres, fue un accidente -trate de calmarla, pero ella se miraba avergonzada.

-¿No estas molesto? -me preguntó aún algo sonrojada.

-No De hecho, esto me agrada, así puedo hablar contigo...

-Qué bueno -sonrió y un silencio incómodo se hizo presente. Era mi oportunidad para preguntarle su nombre.

Vamos, di algo... No puedo... ¡Hazlo!

-Oye... Te veo muy seguido por aquí

Idiota

-Lo sé, yo a ti también.

¡Me ha visto, sabe quién soy, sabe que existo!, bueno ahora lo sabe, ¡pero ya lo sabía desde antes!...

-¿Enserio?

-Si

Tenía una sonrisa perfecta, todo en ella era... Interesante.

-¿Cómo te llamas?

¡Por fin!

- Tiffany, ¿y tú?

Su nombre retumbo como un eco dentro de mi cabeza.

Nada volvería a ser lo mismo desde ahora.

- Kim Jong... Pero puedes llamarme sólo Kai -le contesté

-Bien, Kai -su voz pronunciando mi nombre... Era la mejor maldita cosa del universo -debo irme, ya es tarde y necesito un buen baño ahora -dijo riendo, Dios, su risa no es de este mundo... Nada en ella  lo es.

-Yo ya me iba también

-Sí, lo note... Bueno, salgamos de aquí antes de que nos pongan a limpiar el piso.

-Puedo culparte a ti si nos piden hacerlo -dije bromeando y de repente su sonrisa se esfumó, no puedo creer su que sea tan ingenua

-no es cierto -y después de tanto tiempo una risa sincera escapó de mí. Los dos reímos.

Juntos. Y yo sentí una cosquilla extraña en mi estómago... Eso no era una buena señal.

Debo reprimirlo, esto no está bien...

-Oye, ¿nos vamos?

Tiffany ya había tomado sus cosas, tenía su abrigo puesto ya que afuera comenzaba a hacer frío, y para mi mala suerte, el mío lo dejé en casa. Lo único que me cubre es mi delgada camiseta.

Bien, espero no morir de hipotermia allá afuera.

-Sí, vámonos. Y antes de que pudiera dar un paso afuera, Tiffany me detuvo

-¿No traes un suéter? ¿Una chamarra? ¿Algo? Allá afuera está helando ¿Acaso se estaba preocupando por mí?

No creo, seguro lo hace por cortesía.

-No traigo nada, pero no importa, solo son unas cuantas calles para llegar a mí casa

-Pero estás mojado, y todo por mi culpa, te vas a congelar... –la vi pensar unos segundos...

-Te presto mi abrigo

-¿Que? No, como crees, estoy bien, enserio.

No me equivocaba, parecía una buena persona... Y lo es.

Es casi irreal.

Pero no quiero que pase frío por mi culpa.

-Enserio, tómalo, de cualquier modo yo me iré en un taxi, tu iras caminando... Me sentiría muy mal si te dejara ir así.

Me insistió tanto, que al final accedí. No podía decir que no a aquellos suplicantes ojos café miel.

-Bueno... Gracias. -sonreí y mientras caminábamos hacia afuera me lo coloqué, era bastante cálido.

-¿En dónde vives? -me preguntó.

El aire frío alborotaba su cabello, dándole un toque despeinado que le quedaba bastante bien. El sol se había ocultado por completo, la noche nos tomó por sorpresa.

-En el edificio, cerca del centro comercial.

-¿Enserio? ¿Rentas departamento?

-Así es.

-No conozco muy bien por aquí, nos mudamos hace tres meses pero si se dónde es, parece una zona agradable

-Lo es, no me quejo

La vi frotar sus manos entre sí, supuse que para darse algo de calor

-¿Estás segura que no quieres tu abrigo?

-Muy segura ,ademas tienes suerte de que sea algo ancha .

-Bueno...

Y por un momento la volví a ver a los ojos, ella me vio a mí, y esa sensación en mi estómago regresó. Ambos sonreímos.

-Oye, ahí viene un taxi

Fue lo único que se me ocurrió decir para romper el silencio. Un silencio que esta vez se sintió bien.

-Tienes razón -extendió su brazo para hacer la parada y el auto se detuvo frente a nosotros

-bueno, nos vemos Kim Jong. Entonces tomó mi mano. Y todo en mi tembló.

-Nos vemos -le respondí torpemente cuando me soltó.

Tiffany subió al taxi y este se puso en marcha, llevándola directo hacia su hogar. La miré hasta que se perdió en la distancia. Comencé a caminar en dirección contraria con una estúpida sonrisa en mi cara y una sensación cosquilleante en todo mi cuerpo.

 Había hablado con ella . Sabía su nombre. Todo fue tan rápido, que aún no estoy seguro si había sido real. 

 Pero mis dudas se aclararon cuando recordé que tenía puesto su abrigo, me quedaba algo ajustado porque ella es más pequeña que yo, y además era de una chica, pero aun así, se sentía bien. Tenía su olor.

Llegué a mi casa y me di una ducha, me senté a ver la televisión con el abrigo en mis brazos, aspirando su aroma y lentamente me fui quedando dormido.

Esa noche soñé con ella 


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