Amigos

28 4 6
                                    


Cuando la vi llegar, mi corazón empezó a latir como loco, su sola presencia me ponía nervioso y no lograba explicarme por qué.

Su mirada café de inmediato se posó en mí, levantó su mano en señal de saludo y yo le devolví el gesto, no podía faltar mi estúpida sonrisa involuntaria. 

 Dio la vuelta a toda la cafetería y caminó hacia mi mesa, mis manos temblaban, no lo podía controlar...

-Hola -dijo sonriente mientras jalaba la silla frente a la mía y se sentó.

-Hola -le contesté de manera torpe, en definitiva mi cuerpo me traiciona.

-Por alguna razón sabía que estarías aquí hoy -su voz tan suave me dejaba algo atontado, era relajante y yo estaba exhausto, era como escuchar una melodía arrulladora, hermosa...

-Bueno...

no sabía que contestarle para no verme tan acosador...

-tenía que devolverte esto -le extendí su abrigo y ella lo tomó rozando un poco mi mano

-gracias.

-No hay problema -me miró a los ojos por un instante, tenía una pequeña sonrisa en sus labios y yo solo bajé la mirada al piso, sonrojado.

- te ves cansado, ¿te sientes bien? Era cierto, lucia terrible, y no me sentía muy bien.

La noche anterior tuve que terminar un ensayo de 10 páginas que por mi holgazanería dejé hasta el final, me mantuve despierto bebiendo toda la noche litros y litros de café exageradamente cargado.

Más rápido de lo que hubiera querido mis ojeras se han marcado, me veo cansado y pálido, falta poco para que me confundan con un zombie.

Jamás pensé que la universidad fuera tan difícil, pero si quiero mantener esa beca que me permite solventar mis gastos debo mantener mi promedio impecable.

En toda la noche no dormí más que una hora, estuve cabeceando casi durante todo el día, por momentos estuve a punto de quedarme dormido, inclusive me sentí algo mareado, no recordaba cuando fue la última vez que tuve una comida decente.

 Estaba cansado, débil y hambriento, sé que luzco terrible.

-Estoy bien, un poco desvelado, es todo

Trate de convencerla pero tenía un gesto serio en su rostro, sabía que no se había tragado mis palabras...

-No te ves muy bien, ¿quieres que te acompañe a tu casa? ¿Al médico?

Se estaba preocupando por mí, inclusive más que mi propia madre...

-¿Que? No... Enserio, sólo estoy algo cansado, no te preocupes, todo está en orden.

-Al menos pídete algo de comer, mírate, estas muy flaco Kim Jong.

-No tengo hambre -ni dinero, me depositan mañana, tenía planeado llegar a mi casa y comer la comida que hay en el refrigerador.

-Vamos, pide algo, yo invito -insistió

-No quiero causar molestias -parece que me hubiera leído la mente

-No es molestia -levanto su mano y un mesero se acercó de inmediato

-¿me puedes traer la carta por favor?

-Enseguida -contesto el muchacho

-De verdad, no es necesario

-Quiero hacerlo -me contesto sonriente.

café  Del LunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora