Puede que toda mi vida sea un desastre... puede que este loco, puede que sea un tonto, pero cuando la miro a los ojos y tomo su mano, de repente todo está bien, y eso para mi es suficiente para ser feliz.
Tiffany es una de las personas más interesantes y encantadoras que he conocido.
Es absolutamente todo lo contrario a mi, yo soy tan holgazán y poco hábil que me sorprende que siga vivo comiendo las porquerías que cocino, pronto sufriré una indigestión terrible si no me cuido.
En cambio ella, es una aficionada a la cocina, y sé que no miente para impresionarme. Habla de unos platillos que yo en la vida había oído mencionar, de unos utensilios que se que nunca aprenderé a utilizar, y de unas especias con las que hasta me podría llegar a matar, ya que no se diferenciar entre la pimienta y el comino... Y soy alérgico a la pimienta.
Habían pasado tres meses desde que comencé a hablar con Tiffany, y yo realmente me sentía feliz.
Me gustaba mucho estar con ella , mirar sus ojos y reír juntos.
-¿Tocas algún instrumento? -me preguntó
-No, nunca podría... soy demasiado torpe con los dedos
-No lo sabrás hasta que lo intentes, no eres torpe, solo necesitas practicar
-Me gusta cantar -dije sin pensar
-¿Enserio? -me respondió asombrada
-Yo también canto un poco... Me gustaría escucharte algún día
-Cuando gustes.
-Sus cafés -dijo la chica que atendía el día de hoy quien se acercó a nosotros dejando un platito con galletas y dos tazas humeantes sobre la mesa.
-Gracias -le contesté y se fue dejándonos solos de nuevo.
-Qué te parece si es hoy -me dijo Tiffany tomando tres cubos de azúcar y dejándolos caer sobre su bebida
-¿Que? -dudé un segundo
-Sí, quiero oírte cantar hoy -aclaro divertida
-Ahh... ¿quieres que sea aquí? ¿Frente a todos? -el pánico me invadió y por un momento temí su respuesta.
-A menos que seas todo un profesional y no te de miedo, adelante, pero si no te sientes seguro podemos ir a otro lugar... tu departamento tal vez.
Uno que otro pensamiento indecente cruzó por mi mente al escucharla pronunciar aquello, aunque de inmediato trate de pensar en otra cosa, pero es que estar solo con Tiffany en mi departamento... No debo pensar en esas cosas, no ahora ya hasta me estoy imaginando cosas que no pasarán... Dios, cualquiera que pudiera leer mis pensamientos pensaría que estoy enfermo.
-Prefiero que sea en privado, terminemos esto y vamos para allá -respondí después de lo que me pareció una eternidad.
-Está bien -y se encogió de hombros.
Di un sorbo con cuidado a mi café para después dejarlo nuevamente en la mesa, estaba bastante caliente y parecía que tardaría en templarse un poco.
Estire mi mano hacia el plato de galletas y cuando estaba a punto de tomar una, sentí algo que me lo impidió. Era su mano, la mano de Tiffany, quien en vez de retirarla de inmediato, tomó la mía y me miró a los ojos con una sonrisa de medio lado.
Su mano era cálida, su mirada tierna e intensa a la vez, mi corazón comenzó a latir tan rápido que podía sentirlo... No podía describir con certeza lo que sentí en ese momento, fue como si conectáramos por un instante... Era algo insólito y mágico.
Si con una mirada pudiera saber que es lo que siente por mi, me sentiría más seguro al atreverme a confesarlo, quizás es demasiado pronto, pero me gustaría saber qué es lo que él piensa. Después de unos cuantos segundos nos soltamos, sin embargo su vista sigue posada en mi, lo cual me hizo sonrojar y al parecer se dio cuenta, porque la escuche soltar una risita que intentó ser discreta, pero no lo logró.
Me he dado cuenta que a Tiffany no le gusta el café amargo como el mío, ya que el suyo siempre tiene que tener crema, leche, chocolate o alguno de esos saborizantes empalagosos que a mi parecer le quitan todo el encanto al sabor original.
Lo único en lo que coincidimos es en que a ambos nos gustan las galletas de coco, y nos encanta sumergirlas al café aunque ese habito se vea mal y raro. Es algo que lo hace especial.
Cuando doy el último sorbo, ella tan solo me espera, puedo ver la impaciencia en su rostro, tal vez soy su único amigo de por aquí, si dice que se mudó hace poco, supongo que no conoce a mucha gente. La entiendo, yo estaría igual.
Rechazo rotundamente a que ella ponga un sólo Won para pagar la cuenta, dejo el dinero en la mesa y la empujó hacia el exterior tomando sus hombros entre mis manos, es tan pequeña y linda... Mientras caminamos hacia mi departamento platicamos cosas al azar, el frío viento nos pega en la cara y alborota mi cabello, pero no le doy la mínima importancia, estoy con Tiffany, y caminamos juntos lo cual me hace extrañamente feliz.
-¿Ya tienes amigos aquí? -le pregunte para aclarar mis dudas
Iba pateando una piedra algo concentrado, los mechones de su cabello castaño salían disparados hacia todas las direcciones gracias al viento, la luz natural del cielo blancuzco hacían ver su piel tan clara y lisa que me daban ganas de tocarlo
-No muchos, solo Sunny y Jessica... Son mayores que yo, son tan opuestas a mí que me sorprende que nos llevemos tan bien, así como tú y yo.
-¿Y cómo soy yo para ti?
-Eres misterioso -respondido decidida
-¿Misterioso? Que descripción tan extraña
-Hay tantas cosas de ti que no se... Vamos, ni siquiera se tus apellidos, o tu fecha de cumpleaños, pero hay algo en ti que me asombra, pero no sé qué es con exactitud.
Me quede cautivado con sus palabras, tiene una capacidad al hablar que hace que algo se despierte en mi interior cada vez que la escucho... Y yo ya no es como hacer para frenar esto que cada vez crece más y más.
-Kim Jong In-le dije un poco apenado
-¿Qué? -me respondió con una mueca de confusión
-Es mi nombre completo -aclare mientras entrábamos al edificio y sacaba mis llaves del bolsillo
- Kim Jong In-repito
-¿Y cuál es el tuyo?
subir las escaleras no era mi opción preferida, pero no podría meterme a ese elevador con Tiffany, sería bastante incómodo.
-Tiffany Hwang -respondido con la respiración agitada, ya ambos estábamos jadeando y aún faltaban dos pisos.
-Sofisticado - le dije y ella sonrió
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café Del Lunes
RomanceMe encantan el café y los Lunes. Tal vez yo sea la única persona en el mundo que no los odia