Baekhyun dejó el auto justo al frente de aquella casa de pasteles y blanquecinos colores, ventanas relucientes y jardín de orquídeas impecables. El pelinegro en el asiento co-piloto dormía profundo, le daba pesar despertarlo, era como si fuera su primera vez descansando en su totalidad.
—Kook, debes despertar —anunció en una delicada voz, removiendo su hombro.
El azabache despertó de asombro, observando a todos lados y respirando agitadamente, su mirada de alarma se esfumó al notar a Baek a su lado acompañándolo.
—Tranquilo, pequeño —el castaño acarició su cabello, colocándole un nivel más alto al aire acondicionado para contrarrestar el calor que emanaba con tanto sudor; el pelinegro retiró su tacto, descendiendo la vista.
No había podido dirigirle la mirada completamente, era doloroso que se pareciese tanto a su novio, le consternaba al mismo tiempo. En primer lugar fue una estúpida idea haberlo llamado, pero necesitaba con creces escapar de nuevo, la realidad se presentaba más estando en Seúl, ya no le gustaba para nada, allí había pasado todo.
Una mueca atravesó su semblante al ubicarse y ver un porche conocido. —¿Por qué me trajiste aquí? —espetó, cruzándose de brazos para atrapar el calor, era tangible la temperatura baja ya.
—Lo necesitas —respondió el castaño—. Tus padres no han sabido nada de ti...
—Llévame a otro sitio —remarcó con desdén.
Se arrepentía de haberle pedido a Baek que lo llevara, ahora sería difícil ir a cualquier otro lugar, más que el mayor le había dejado su auto en Seúl. Notablemente, no se sentía capacitado para conducir.
—Jungkook —alzó el tono de voz—. ¿También tienen la culpa? Tus padres no están en las cintas, ¿vas a hacerlos pagar igual? No lo merecen. Y tú los necesitas más que nada.
—No necesito a nadie más que a Tae-
—¡Taehyung no está! —vociferó el mayor, con exaspero. Kook abrió los ojos de par en par; segundos luego asintió dolido—. Kook, yo no... —al mayor se le agolpó un nudo en la garganta, había hablado por impulso, pero le colmaba la paciencia que después de tanto Jungkook no lograra ver más allá.
Y sí, era lacerante, por un demonio, era el pequeño Tae Tae, pero tenía que luchar porque aún quedaba más. El mundo no era sólo ese chico, por más duro que sonara.
—Lo siento... —murmuró Baekhyun, cabildeando de pronto.
—No está... —Jungkook no se había percatado, pero estaba llorando, el líquido corría por su rostro partiendo de sus ojos.
A sus pies, avistó un morral con diseño de camuflaje y bolsillos con estampas de pesca. El cierre se hallaba entreabierto, pudo leer la palabra SONY de una parte del Walkman que se atravesaba, las vueltas de los auriculares blancos pasando por él. Allí estaban sus cosas.
Agarró el pesado morral y terminó de abrir el cierre, encontró la caja Gucci como supuso, la rodó un poco y denotó que al fondo había ropa, doblaba estratégicamente de modo que cupiera todo. La cerró y se la llevó al hombro, se apeó para salir, sin despedirse de Baek, sólo le dejó un apretón sutil en la rodilla, agradeciendo en parte por haberse tomado esa molestia con él.
La cara de su madre fue un retorcido poema cuando abrió la puerta y se encontró con el pelinegro parado al lado de su pequeño racimo de petunias, como si se inhibiera de algo y temiera por su reacción.
La menuda mujer corrió a sus brazos, totalmente descolocada por la sorpresa; en su hogar cundía el terror al no saber nada del Jeon más pequeño por algunos meses, precisamente desde el funeral de uno de sus compañeros, en donde lo habían visto en el peor de los estados, él se negó a ir con ellos a Busan ese día, planeaban cuidarlo pero fue un no rotundo como definitiva respuesta. Nunca pudieron concebir la idea de que desaparecería en un desliz, sin contestar llamadas o avisar tan siquiera de su paradero.
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Tae's Reasons→BTS/AU
FanfictionEl mundo de la farándula en Corea del Sur conmociona cuando el joven integrante de BTS, un grupo potencialmente relevante, muere el 03 de diciembre del 2016, en un motel de Gangnam. Kim Taehyung deja una serie de cassettes grabados, a la incógnita...