8. Metal

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El sol está entrando por la ventana, ya es hora de ponerse en pie. Me siento en la cama mientras me froto los ojos y miro a mi alrededor. Todos están durmiendo y hoy será un gran día.

Salgo de la casa sin hacer mucho ruido y cierro la puerta detrás de mí. Los animales mueven la cola al verme y se acercan. Creo que lo mejor será crear un comedero para ellos y así no nos preocupamos de quién tiene comida y quién no.

–Hola, mi Cacahuete bonito –le digo mientras le acaricio rápidamente el morro. –Hoy vamos a construir mucho >-<. Ya verás que guay va a quedar todo, y vosotros podréis estar a salvo –le abrazo.

–Sí que madrugas, ¿no?

–¡Sam! Buenos días –le digo con una sonrisa y él me la devuelve también. –Hoy iré a buscar un poco de metal y empezaremos con las construcciones.

–Ten mucho cuidado...

–¡Claro! ^^

Aprovecho que los otros siguen durmiendo para ir a por el metal. Me acerco al Pteranodon (al cual tendremos que ponerle un nombre) y le acaricio la cabeza. Veo cómo me mira de reojo y hace movimientos con la cabeza hacia arriba y abajo expresando su felicidad. Me agarro con fuerza a la parte delantera de la montura y subo la pierna derecha llevándola a la otra parte. Me siento y cojo las riendas.

–Volveré en un segundo. Id recogiendo más materiales que los vamos a necesitar –le digo a Sam antes de emprender el vuelo.

Nos dirigimos a la montaña con menas de metal más cercana a nuestra casa y sinceramente, la vista desde aquí arriba es estupenda. Veo las montañas, la cantidad de árboles que hay y sus diversidades, algún que otro río, el mar... y dinosaurios que hasta ahora no habíamos visto por nuestra zona, y mejor que siga así.

 y dinosaurios que hasta ahora no habíamos visto por nuestra zona, y mejor que siga así

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Veo algunos Raptores perseguir bichitos indefensos y pequeños. Pobrecillos. Aunque también hay algunos suicidas que se están pegando contra bichos grandes.

Creo que es hora de bajar a tierra y descansar un poco antes de seguir nuestro corto viaje. Mejor parar voluntariamente en una zona segura que no que el Ptera empiece a descender del cansancio y tú no poder hacer nada para evitarlo. Detrás de la pantalla era fácil manejarlo, estaba el estado de la energía y podías parar cuando veías que te quedaba poca. Aquí... es todo un misterio.

Y emprendemos el vuelo, otra vez.

Al fin hemos llegado. Alucino viendo las menas de metal tan relucientes. Empiezo a picar hasta tener lo suficiente. Si me cargo mucho capaz será de no poder cargarme y volar con el peso extra del metal.

 Si me cargo mucho capaz será de no poder cargarme y volar con el peso extra del metal

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–Para casa, pequeñina.

La verdad es que la sensación de estar en el cielo es maravillosa... No siento miedo y se está muy a gusto.

–Oh... ¿Qué pasa?

Y como quien no quiere la cosa acaba de aparecer una espesa capa de niebla que nos envuelve.

–No veo nada... ¿Tú ves algo? –parece que me entiende porque ha hecho un chirrido.

De repente empiezo a ver algunos árboles y escucho el sonido del agua fluyendo.

–Espera... estamos ¿descendiendo? No, no, no, no, no, no... Esto está mal. Sube, sube, sube –me impaciento y empiezo a ponerme nerviosa.

Con el peso extra parece que aquí la amiga se ha cansado antes y ha empezado a aterrizar. Acaba de sentarse en lo alto de una roca y yo no dejo de mover la cabeza de un lado a otro temblando. Y cuando al final la niebla parece desvanecerse un poco... queda al descubierto un carnívoro que no habíamos visto hasta ahora.

–Está devorando a un Parasaurio... No puedo mirar –volteo la cara y en mi rostro se marca la expresión de la repugnancia. –Vamos pequeña... ¡Vuela ya a no ser que quieras ser el siguiente!

El animal viene derecho a nosotros y de golpe las alas de mi compañera empiezan a moverse y salimos volando con fuerza y velocidad. Suspiro aliviada mientras me giro para ver al come-Parasaurios y fijo la mirada en nuestra islita, la cual ya se ve desde la distancia.

–¡Diana!

Veo a Sam agitar los brazos y Juls, Ian y Erika salen de casa corriendo para recibirme.

–¿Estas bien? –me pregunta Juls preocupada.

–Sí... más o menos.

–¿Más o menos? –pregunta Ian.

–Estoy bien, tengo el metal y todo está en orden. Solo nos hemos comido un poco de niebla por el camino, pero todo perfecto –sonrío. Ni loca les voy a decir lo que ha pasado. ¿Para qué? Solo los asustaría más.

Descargo el metal y lo guardo en un armario. Ha llegado el momento de evolucionar.    

ARK: Supervivencia ExtremaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora