CAPITULO III

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CAPITULO III

Mientras la noche caía, Anne, ya se encontraba en su habitación junto a sus compañeras. Eran tres niñas más de aproximadamente 7 años llamadas: Emma, Taylor y Caroline. Las cuatro dormían en una misma habitación, sus camas estaban una seguidas de la otra. La habitación era pequeña pintaba de color beige como las demás del orfanato; tenía solo un armario que se debía en cuatro partes, una para cada niña. Además, tenía una ventana donde se veía el patio y la parte central del orfanato que era donde se encontraba la fuente, y unos cuadros de pintura que las niñas habían elaborado, adornaban la pared de la habitación. La cama de Anne, se encontraba junto a la de Emma, a un costado de la habitación y la de Taylor y Caroline al otro costado.

Anne, casi no les hablaba a las niñas pues ella era de pocas palabras y reservada; con la que mas conversaciones tenía era con Emma, pero no hablaban de nada relevante.

Ya era de madrugada y Anne, no podía dormir debido a lo que estaba pensando en qué decisión tomar. Kendall, le había dicho que sea cual sea la decisión que tomara seria la correcta pero ella se sentía deprimida por dejar a su amigo. Daba vueltas en la cama, se pasaba en la habitación y veía hacia la ventana mientras las otras niñas dormían. Emma, se despertó y vio a Anne, cerca de la ventana y le pregunto:

-¿Anne, estas bien? ¿Qué haces allí? ¿Por qué no duermes?

-No tengo sueño Emma. Estoy pensando en hacer lo correcto.

-¿A qué te refieres?

-Veras, mi familia quiere que me vaya a vivir con ellos pero no quiero dejar a Kendall, aquí. ¿Sabes que puedo hacer? ¿Qué decisión debo tomar Emma?

-Esa oportunidad es la que muchos niños de aquí esperan Anne, incluso hasta yo. Tú la tienes no debes desaprovecharla. Por Kendall, no te preocupes el estará bien y supongo que puedes venir a visitarlo. Además, pueda que a él también le pase lo mismo y cuando ya sean mayores seguirse viendo. Yo que tu si me iría, te ira mejor allá afuera, pero es tu decisión.

-¿Sabes qué? Tienes toda la razón, ya sé qué hacer.

-¡Por supuesto! Ven, es hora de dormir. Mañana será un mejor día.

Ambas niñas se volvieron a dormir. La conversación con Emma, le había servido de gran ayuda sabía qué decisión tomar y decidió hablar con Kendall, al día siguiente.

Por la mañana el reloj ya marcaba las 6:30 AM, era la hora en la que todos los niños se levantaba a bañarse y alistarse para desayunar y luego a hacer las actividades diarias.

Anne, ya se encontraba lista para empezar el día. Se dirigió hacia el comedor y como siempre se sentaba junto a Kendall. El comedor era bastante amplio, tenia, mesas grandes y sillas de madera. Los niños podían sentarse en el lugar que más les pareciera. Era muy iluminado, la cocina estaba frente al comedor y los niños hacían fila para poder recoger su merienda.

El desayuno de ese día eran huevos revueltos, pan integral, una taza de leche y una banana. Kendall y Anne, conversaban sobre las actividades que tendrían para ese día mientras comían. Todos los niños asistían a clases de 9:00 AM a 12:00 PM después, era la hora del almuerzo. Y luego, de 1:00 PM a 4:00 PM seguían nuevamente en clases. Para finalizar el día los niños descansaban para esperar la cena y luego la hora de dormir. Las actividades en el orfanato estaban organizadas según las edades que los niños tenia. A algunos les enseñaban a tocar el violín, otros a pintar y dibujar, otros sobre teatro. Todos aprendían sin importar la edad que tuvieran.

A Anne y Kendall les tocaba estudiar, ambos eran compañeros en clases. Al finalizar el día, Anne, se encontraba en la fuente era allí donde conversaba con Kendall. Estaba sola pensando en las palabras que le diría. Al cabo de unos minutos Kendall, se dirigió hacia ella y le pregunto:

-¿Qué haces Anne, porque estás sola?

-Ya tome mi decisión.

Su cara expresaba tristeza y nostalgia. Sabía que era la mejor de las decisiones y tenía que enfrentarlo. Contaba con el apoyo de Kendall.

-No me digas nada aun, quiero decirte algo. Exclamo Kendall. –Eres mi mejor amiga, casi como si fueras mi hermana. Y sé que te dije que sea cual sea tu decisión te apoyaría y seria la correcta, solo quiero que no me olvides y aunque no estemos juntos o no nos veamos en mucho tiempo siempre estaré para ti. Sabes que me encontraras aquí, o quien sabe tal vez en otro lado. No lo sé; eso el tiempo lo dirá.

Anne, se conmovió con las palabras de Kendall, lo miro a los ojos con una mirada llena de brillo y tristeza, a los pocos segundos sus ojos se llenaron de lágrimas y una rodo sobre su mejía. Kendall, levanto su mano para poder limpiar su lágrima con una sonrisa la vio y le dio un abrazo.

-Todo estará bien, ya no llores más. Dijo Kendall.

-No, nada estará bien. Me iré y te quedaras solo aquí y yo no podre estar tranquila sabiendo que estoy teniendo una mejor vida mientras tú aquí esperando a que alguien venga por ti. ¿Y si nadie viene por ti y te quedas una vida entera aquí? ¿Oh si sales y tú nunca me buscas? No lo sé Kendall, tengo miedo de lo que vaya a pasar.

-No pasara eso. Si alguien viene por mi te lo hare saber, lo prometo. Pero ya no sigas llorando aun no te vas te quedan unos cuantos días aquí porque no mejor los aprovechamos nos divertimos para que así tengamos muchos más buenos recueros.

-Sí, tienes razón mis parientes vendrán en un par de días mientras eso pasa ¿Qué quieres hacer?

-No lo sé. ¿Te parece si jugamos un juego de mesa?

-¡Si, es grandioso!

Pasaron las horas y ambos seguían jugando y riendo pero sabían que eso no les duraría mucho tiempo. Que al cabo de unos días los señores Morrison, llegarían por Anne.

Mentes CriminalesWhere stories live. Discover now