CAPITULO XI

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CAPITULO XI

Después de mucho tiempo sin verse, sin tener comunicación alguna; aquellos niños tenían mucho de qué hablar respecto a lo que les había sucedido. Ambos habían pasado por cosas muy malas y necesitaban desahogarse.

Fueron a una cafetería que quedaba a la orilla de una carretera, cerca de la parada de autobuses. Kendall, tenía un aspecto poco agradable pues llevaba días viviendo con Magdalena, pero ha Anne, no le importo su aspecto y lo abrazo tan fuerte que sintió como sus huesos de los brazos tronaban.

Magdalena, no se quedo atrás; acompaño a los dos jóvenes a la cafeterita aunque lucia poco anonadada, no estaba segura de si esa joven tan bella, era la misma joven que habían estado buscando por días y por todo el país, y que ahora ya estaba frente a ellos por causas del destino.

Se sentaron en una mesa que estaba fuera del local, el mesero llevo el menú y Anne, les dijo a Kendall y Magdalena, que pidieran lo que quisieran que ella invitara.

Les llevaron lo que ordenaron y empezaron a comer. Anne, fue la que empezó a hablar:

-¿Cómo has estado Kendall? ¡Ha pasado tanto tiempo! No pensé que te encontraría justo aquí, justo hoy que estaba decidida a cambiar mi vida...

-Veras... me ha pasado muchas cosas desde que te fuiste del orfanato, nada ha sido lo mismo. Te he buscado casi por todo el país y conocí a Magdalena, ella se ha convertido en un buen apoyo para mí.

-Creo que nos ha pasado casi lo mismo Kendall, desde que deje el orfanato mi vida se convirtió en un caos total.

El rostro de Anne, se lleno de tristeza y sus lagrimas empezaron a salir.

-¡Anne! ¿Pero qué te pasa, porque lloras?

-Yo... veras... yo...

Anne, empezó a titubear no tenía el valor suficiente para contarle a Kendall lo que le había pasado. Nunca se imagino encontrárselo de esta manera y nunca había planeado como se lo diría cuando llegase el momento.

Kendall, al ver que Anne, no dejaba de llorar se acerco a ella y limpio sus lágrimas que caían sobre su mejía, intentaba controlarla por medio de abrazos y diciéndole: Todo Estará Bien.

-No es justo Kendall, ¿qué he hecho mal para tener esta vida? ¿Por qué las personas son tan malas? ¿Por qué abusan del cariño y la confianza que les tienes? ¡¿Por qué Kendall?!...

-Perdón que me meta en esta conversación. Susurro Magdalena. Sé que tienen mucho de qué hablar. Pero muchacha, si hay alguien que te haya hecho daño tienes que ser valiente y denunciarlo o hacer algo al respecto para que puedas tener paz.

-¿Daño? Muchas personas me han hecho daño desde que yo era una niña, me quitaron a lo que yo más amaba en el mundo... y pagaran por ello. Dijo Anne, entre sollozos.

-Ella tienen razón Magdalena, hay personas que solo abusan de ti y te hacen sufrir, como si no valiéramos nada. Dijo Kendall. A mí también me han quitado lo más importante cuando era pequeño, y estoy seguro que esas personas que nos han hecho tanto daño siguen haciendo más daño a otras personas... pero ellos también tienen que pagar por sus actos. Mi vida pudo ser diferente pero la han arruinado. ¡Nos han arruinado la vida!

El rostro de Kendall, se volvió tenso y sus ojos se llenaron de odio y rencor. Magdalena, no entendía el porqué esos jóvenes tenían tanto odio en su corazón. Y dijo:

-Tienen que hacer algo para quitarse ese odio que llevan dentro.

Los jóvenes, se vieron por un instante como si estuvieran pensando lo mismo.

-Tienes razón. Dijo Kendall. Y se exactamente lo que tenemos que hacer... 

Mentes CriminalesWhere stories live. Discover now