CAPITULO IX

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CAPITULO IX

Se sentía angustiado y desesperado. Miraba por todas las calles de California, no conocía ningún lugar y no tenia hacia donde ir mas. Estaba completamente solo y por mas que se esforzaba en encontrar un lugar seguro para pasar las noches era inevitable toparse con personas que solo querían hacerle daño. Personas callejeras, en pandillas, y hasta vagabundos con indicios de alguna enfermedad mental como la esquizofrenia o paranoia.

Estaba atardeciendo y como ya se le había hecho costumbre Kendall empezó a buscar un lugar en donde pasar la noche y se fue a uno de los parques del lugar en donde se encontraba que estaba ubicado en San Francisco, CA 94117, EE. UU. Un lugar muy bonito para pasarla en familia y con los amigos pero en el caso de Kendall para pasarlo solo, envuelto en la cálida noche que se aproximaba.

Mientras buscaba donde poder recostarse observaba a una anciana que andaba con una carretilla de un supermercado. Estaba llena de cosas que la gente botaba regularmente como ropa vieja, algunos juguetes, latas, unas bolsas y todo tipo de basura. La anciana andaba vestida con un abrigo de color gris que se había desgastado con el paso del tiempo. Un pantalón desgarrado. Y una camiseta de color blanco con muchas mugres por doquier. Fumaba un cigarrillo mientras caminaba por el parque, tenía un aspecto de una señora que fue abandonada por su familia debido a una enfermedad mental. O peor aun que fue abandonada en un asilo para ancianos y que su familia jamás fue a visitarla y por ende ella decidió irse y tomar ese rumbo. Kendall decidió seguirla pensó que si se le acercaba podría darle un lugar donde pasar esa noche. Mientras la anciana caminaba sin despegar la carretilla y haciendo pequeñas pausas par votar las cenizas del cigarrillo Kendall no dejaba de observarla y se escondía detrás de unos árboles para no lo viera. -¿Tienes donde ir?- se pregunto. -¿podría quedarme contigo esta noche?-

Siguió caminando detrás de la anciana y luego vio que había dejado el parque para irse en dirección de un puente que estaba justo debajo de una carretera. Kendall se escondió en unos arbustos mientras pensaba en si acercársele o no. La anciana estaciono su carretilla a un costado de donde tenía unos cartones que le servían para acostarse. Voto la colilla del cigarrillo y saco una botella de licor medio vacía de la carretilla ingirió un trago luego de eso quito su abrigo se acostó y se lo tiro encima utilizándolo como cobija.

Los ruidos de los automóviles y las luces de la calle parecían no afectarle a la anciana. -Es un buen lugar para dormir- pensó. Decidió acercarse a ella para poder preguntar si podía para la noche allí.

Camino silenciosamente hacia ella. Parecía que el trago de licor que había tomado estaba haciéndole bajar sueño. Tenía los ojos cerrados, estaba recostada en posición fetal y cuando Kendall se puso frente a ella esta pego un grito de asombro.

-No te lleves mi carretilla. No tengo nada que te interese allí. Repuso la anciana con miedo.

-No señora. No es la carretilla que quiero. Respondió Kendall.

-Estas no son horas para que un niño ande por las calles de esta gran ciudad, mucho menos solo. ¿Dónde están tus padres? La anciana intento sentarse pero se sentía mareada debido al alcohol.

-Es que no tengo donde ir. No tengo padres. Tampoco ningún familiar o conocido por aquí cerca. Y me preguntaba si usted podría darme espacio para poder pasar esta noche con usted, aquí mismo. He venido siguiéndola desde el parque. Por favor señora, no tengo donde ir. La señora estaba desconcertada al cuando Kendall dijo que no tenia padres ni familia.

-¿Cómo es eso que no tienes padres, ni familia? Bueno. Aunque las personas te abandonan cuando no eres como ellos quieren que seas. A mí me paso algo similar. Me abandonaron.

-Lo siento mucho señora. En mi caso fue que asesinaron a mis padres y mi familia adoptiva no cree en mí. Pero no ha respondido mi pregunta.

-Si, por supuesto. Ven siéntate al lado mío. Supongo que no has comido nada y yo no tengo nada más que ofrecerte que un pedazo de pan que me dieron hoy por la tarde en una panadería. ¿Quieres comerlo?

La anciana saco de su carretilla el pan y lo partió en dos pedazos para compartirlo con Kendall.

-Gracias señora es usted muy amable. ¿Cómo es que termino en este estado?

-Me diagnosticaron esquizofrenia a los 63 años y mi familia me llevo a un hospital psiquiátrico. Pero allí no me gustaba porque te inyectan y te mantienen sedados siempre. Yo logre escaparme y mi familia jamás me busco ya tengo como dos años de estar rondando por las calles de San Francisco y no sé de mi familia.

-Es triste. Pues cuando yo tenía 6 años mataron a mi madre y a mi padre una pandilla de hombres. Ellos arruinaron mi vida. Fui a parar al orfanato porque no tenía familiares cercanos, y allí conocí a Anne, una niña que también le pasó lo mismo pero a ella se la llevaron unos tíos a un lugar en Massachusetts y no la veo desde hace mucho tiempo y estoy buscándola, ella es la única persona que me interesa.

-Tienes mucho que recorrer. Además estas muy pequeño para que andes solo por estas calles. Hay mucho peligro y las personas son muy malas. ¿Por qué no te quedas un tiempo conmigo y buscamos juntos a tu amiga?

Kendall se quedo impresionado por lo que la anciana había dicho. Quería compañía pero la anciana no estaba en las mejores condiciones para cuidar de él. -Es mejor que estar solo- se dijo.

-Seguro. Si no es una molestia. Contesto Kendall.

-Claro que no niño. Mi nombre es Magdalena.

-Soy Kendall.

Luego de esa conversación tan interesante ambos se recostaron hasta dormir y esperar el amanecer para empezar un día más en la búsqueda de Anne. 

Mentes CriminalesWhere stories live. Discover now