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La alarma sonó a las 9 de la mañana. Era lunes y tenía pocas ganas de salir de la cama, ya que afuera había estado nevando. 

-¡Waverly! - El grito de mi hermana Wynonna se escuchó desde la cocina de aquella vieja casa. -Vamos dormilona, despierta que ya hice el desayuno.

Estiré mi cuerpo y luego froté con mis puños ambos ojos. 1,2,3 ... tomé impulso y me levanté. Abrí la perciana y un brillante sol se filtró en el suelo de mi habitación. Rápidamente fui al baño a darme una ducha con mi canción favorita de fondo.

Era idiota pero no podía tener un buen día sin antes escuchar aquella canción: I wanna dance with somebody, de la increíble Whitney Houston.

-Buenos días, hermana. - Le di un beso en la mejilla a mi hermana quien me miró de reojo.

-Waverly, vivimos juntas hace una semana y ya quiero asesinarte. ¿Por qué cada día despiertas con esa canción de hace mil siglos atrás? ¿Acaso la gente de tu edad no escucha no sé, Kanye West, Miley Cyrus? - Me dió una taza de café mientras nos sentabamos en la mesa, donde habían platos de huevos revueltos y tosino. También fruta.

-Déjame en paz. Es mi rutina matutina, lo necesito para tener un buen día. Además, ¿A tí no te gusta esa canción? Me acuerdo que te encantaba bailar en tu habitación cuando eramos pequeñas. - Me comí una rodaja de manzana verde.

-Tenía 10 años, y no escucho mi tema favorito a todo volumen todas las malditas mañanas de mi vida.

-Gruñona, se te va a marcar la línea de la frente.- Reí y la colorada rodó sus ojos.

Desayunamos juntas en silencio, Wynonna en las mañanas era como un perro gruñón. Yo sin embargo, me gustaba disfrutar este momento del día.

-Bueno, espero que estes lista porque no voy a esperarte para que te hagas algún estúpido peinado. - Me dijo poniendose el chaquetón.

-Estoy lista, Wynonna. - Dije sonriendole, luego de chequear rapidamente mi cabello suelto.

Salimos ambas para subirnos al coche. Hoy sería mi primer día como co-entrenadora de las porristas de la secundaria estatal de Purgatory. No era mi trabajo ideal, pero me haría ganar dinero, que era el objetivo principal. Mi amiga Mercedes me había hecho aquel favor, cuando le comenté que necesitaba un trabajo provisorio una vez que llegue al pueblo. Ella, siendo su marido el director de la secundaria, me hizo lugar en las porristas.

El día se había pasado bastante rápido, tratando de ayudar las pequeñas llenas de vida y ganas de aprender. Luego que la entrenadora me haya presentado como una de las mejores porristas del lugar y haya alardeado por mi, mi beca en Filadelfia. Cuando daba una sugerencia todas las chicas me prestaban atención como si hubiese encontrado un nuevo planeta.

Decidí que lo mejor luego del primer día, era tomar un trago en el bar favorito de mi padre: Shorty's.

Cuando entré a aquel viejo lugar, polvoriento y con luces bajas, vi que nadie estaba ahí. Sólo un viejo panzon dormido en la barra, con una cerveza en su mano. La música country sonaba de fondo. Me senté en una butaca en la barra, en el otro extremo de donde estaba aquel señor.

Raspe un poco mi garganta para hacerle saber a quien esté trabajando ahí que había alguien esperando a ser atendido. Alargue un poco mi cuello pero nadie estaba detrás de la barra.

-Oh, lo siento si te hice esperar mucho. He estado limpiando el sotan- La chica de pelo rojo abrió sus ojos al verme. - Hola Waverly. 

Aquella sonrisa con ese hermoso hoyuelo, esos hermosos ojos y ese hermoso lunar que la caracterizaba.

Coincidencia. PAUSADA [Wayhaught]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora