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El día estaba gris y no paraba de llover en Purgatory, hacía frío y quería estar en casa con la TV encendida con alguna telenovela adolescente, un café en mis manos y una manta en mis piernas. En cambio, estaba en la secundaria, ayudando a las pequeñas porristas a hacer un pequeño trabajo que la entrenadora les había dado ya que no podían salir a practicar ni usar la cancha de basketball porque el equipo estaba entrenando. 

-Waverly, parece que va a seguir lloviendo todo el día segun el pronostico, así que lo mejor será darles el día libre a las niñas. ¿Qué te parece? - La entrenadora se acercó a mi, susurrando.

-Claro. - Miré hacia la ventana. - No parece acabar pronto. 

Media hora más tarde, las niñas tomaron sus cosas y salieron a clase. Yo por mi parte, iba con el auto de Wynonna, ya que me lo había prestado porque había salido unos días fuera del pueblo con Doc, su pareja. 

La secundaria no quedaba muy lejos del trabajo de Nicole, decidí darle una sorpresa en la salida. Fui a Shorty's rápidamente y compré dos capuccinos. Me subí al auto e hice mi camino hacia la oficina de la colorada, para estacionarme ahí a esperar.

Las gotas golpeaban fuertemente los vidrios de aquel auto, era realmente un día triste... Pero la lluvia dejó de importar cuando Nicole salió del lugar, tratando de cubrirse la cabeza con el portafolio negro, pero nada servía si querías cubrirte de aquella furiosa lluvia. Encendí el auto y toque vocina mientras iba a su lado lentamente.

-Oye, ¿Te llevo? - Bajé la ventanilla.

Al verme se le cambió la cara, el ceño fruncido ya no estaba, sino una hermosa sonrisa. 

Corrió hasta el asiento del acompañante y se subió rapidamente.

-Hey Waves, no esperaba encontrarte por aquí. Pensé que trabajabas. - Dijo, saludandome con un beso en la mejilla derecha, dejandome algunas gotas. - Oh, lo siento.

-Se canceló la práctica por la lluvia, así que me pareció divertido sorprenderte aquí. Y te traje esto... - Le tendí el capuccino y ella sonrió.

-Aw, que dulce eres. Muchas gracias, linda. 

Estacioné el auto en un viejo estacionamiento y tomamos los capuccinos, mientras escuchabamos la música de la radio y las gotas sobre el cristal, nos mirabamos y reíamos. Me gustaba eso.

-Mi hermana no está en la ciudad. ¿Quieres venir a casa y te cocino algo? Podemos ver alguna película. - Pregunté timida.

-Claro, es buena idea. 

Manejé hasta mi casa, que estaba un poco lejos de la calle principal... En realidad, un poco lejos del centro del pueblo.

Llegamos a casa y busqué prendas secas para prestarle a la colorada que esperaba en la parte baja de mi casa, cerca de la chimenea.

-Por mucho que me guste verte en falda y en camisa blanca, toma, aquí la ropa seca. No quiero que estes enferma. 

-No es problema, ya está bastante seca.

-Vamos, tomala. 

Ella rodó los ojos pero terminó aceptandola. En cuanto a mi, encendí el reproductor de música y observé la heladera. Había pollo y papas. Perfecto.

Me tomó un minuto poner todo en el horno y acercarme a la sala de estar, donde Nicole estaba mirando las fotos que estaban colgadas ahí.

-Waves, no has cambiado ni un poco. - Me miró una vez que yo estaba a su lado. - Moriría por tomarte de las mejillas a esa edad.

-Bueno, crecí unos diez centímetros. - Elevé los hombros, riendo divertida.

Nos sentamos en el sofá y nos quedamos mirando por un par de segundos, sonriendo sin saber por qué... Y sin dejar pasar ni un segundo más ataqué sus labios. Me llamaban y no podía hacer esperar más a mis ganas o moriría. Le tomé el rostro con ambas manos, acariciando su piel tan suave.

-Siempre hueles a donas rellenas de vainilla... Son mis favoritas. - Le dije sonriendo, un poco tímida. Ella se me quedó mirando un par de segundos, donde sus hermosos ojos comenzaron a brillar más de lo normal.

Ella tomó mi cabello para ponerlo hacia un costado, y dejar mi cuello libre para colocar suaves besos ahí, subiendo lentamente hasta llegar a mi oreja, donde chupó el lóbulo haciendome tiritar. Le saqué aquella polera color azul, acaricié sus costados suavemente con la yema de mis dedos. Ella sacó la mía, quedando las dos iguales. Me tomó por las caderas, dejandome a horcajadas de ella. Los besos se convirtieron en hambrientos, rapidos. Sus labios estaban volviendome loca. La música de fondo y la lluvia se escuchanan tan lejos en mi cabeza, sólo podía escuchar la respiración pesada de nosotras.

-¡Holly Molly! bueno. Ponganse una camiseta o algo encima por favor. - La voz de Wynonna y el ruido de la puerta cerrandose cortaron todo y yo salté del sofá, quedandome parada, como niña pequeña tratando de ocultar aquello que había roto.

-Oh, Nonna pensé que estarías fuera del pueblo. - Miré a Nicole que estaba con los ojos bien abiertos, le tiré la polera encima porque no quería que Wynonna la vea así.

-Hola, extraña mujer que besaba a mi hermana. Soy Wynonna. - Mi hermana sonreía graciosa y se acercó a Nicole para presentarse, tendiendole la mano. - Me gusta tu sosten, por cierto. Luego tienes que decirme donde comprarlo.

-Nicole. - Se presentó, sonriendo nerviosa.

Se fue hacia la cocina, haciendo como si nada hubiese pasado.

-Bien pequeña, estás cocinando. Muero de hambre. - Gritó desde la otra habitación, tomé mi polera y volví a ponermela, susurrandole "perdón" a la colorada, que estaba roja de vergüenza. -Oye, Nicole. ¿Vas a comer con nosotras o con la lengua de mi hermana fue suficiente? - Volvió a la sala de estar, donde estabamos nosotras, riendo un poco. -Oh, sólo fue un chiste.

Obviamente que Wynonna iba a sacar provecho de la situación, haciendo chistes y hablando irónicamente de lo sucedido.

-Ella va a comer aquí hermana. - Me dirigí a la cocina, comprobando que el pollo esté cocinandose bien. 

-Hey ¿Desde cuando te van las mujeres? - Mi hermana me sorprendió.

-No lo sé, desde que la conocí supongo. 

-Podrías habermelo dicho, o podrías al menos avisarme que traerías alguien a casa y me hubiese ido con Doc. 

-Pensé que estarías fuera del pueblo, ya te lo dije.

-Oh Waves, te hace falta tanta travesura. - Comenzó a reír. Yo rodé mis ojos. - Luego hablaremos de esto. Ahora estoy hambrienta, podría comerme una vaca viva.

-Eres tan molesta.

Luego de unos segundos mi hermana fue a conversar con Nicole mientras yo preparaba todo para que podamos comer. Cuando fui hacia la sala de estar, la chica alta no parecía incomoda en lo absoluto, estaba hablando apasionadamente sobre algo que no logré escuchar. Cuando notaron mi presencia ahí me miraron sonriendo.

-Me cae bien esta larguirucha, hermana. - Wynonna guiñó el ojo y Nicole sonrió.


Coincidencia. PAUSADA [Wayhaught]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora